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y á las artes, trae involuntariamente á la memoria el siglo de León X; y por otra, con las enseñanzas de vuestras admirables encíclicas, no inferiores á las de ningún Pontífice, y con vuestra acción vigorosa os habéis esforzado, de un modo especial, en que pueblos y gobernantes reconozcan los soberanos derechos de la Iglesia; no anduvo desacertada la Academia al tomar el siguiente acuerdo para concurrir al certamen de la Exposición Vaticana: "Para cooperar á la celebración del quincuagésimo aniversario de la ordenación sacerdotal de Su Santidad el Papa León XIII, la Academia preparará una serie de trabajos tendentes á dar á conocer la historia de la Iglesia en Chile desde 1810, su estado actual, las luchas que ha sostenido y la influencia que ejerce."

Asunto que, si por un lado armoniza con los sabios propósitos de Vuestra Santidad, manifestados desde los primeros días de vuestra exaltación al solio pontificio, por otro daba bien en qué emplear su actividad y talentos á los miembros de las tres secciones en que está dividida la Academia: la filosófica, la histórica y la literaria.

Pero, si asunto tan vasto y elevado estimulaba á todos al trabajo para salir airosos en la empresa, las dificultades que para llevarla á cabo debían vencerse, eran más que suficientes para aterrar á los más osados. Que fuera pretensión culpable pensar que una sociedad compuesta de jóvenes, muchos de los cuales no han llegado aún al término de sus estudios, y otros salidos apenas de las aulas de humanidades, hubiese acertado á pronunciar la última palabra sobre temas, que dondequiera y aquí mismo se ocupan en tratarlos hombres de vasto saber y profundo ingenio. Temas, muchos de ellos casi inexplorados, sucesos acaecidos en época de confusión de ideas, de guerras, de trastornos políticos, de división y de luchas intestinas, es por demás difícil tratarlos con la maestría que su gravedad exige; cuestiones de actualidad, sucesos de ayer no pueden ser juzgados con la abundancia de datos que sería menester, ni con documentos que aún no se conocen.

Pero, si nuestros trabajos son pobres, ellos fueron inspirados

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por un ardiente amor á vuestra Sagrada Persona. Dignaos, pues, Beatísimo Padre, aceptarlos con benevolencia y alentar una vez más con la bendición apostólica á los miembros de esta sociedad, para que en adelante puedan dar más sazonados frutos en defensa de la Iglesia y del Pontificado.

DIBLIOTECA DE LA CONGREGACION MAYOR

SORIANO 1472 - MONTEVIDEO

Á LEÓN XIII

EN SU JUBILEO SACERDOTÁL

RES mi Padre y Rey y oigo insultarte, y oigo cual se alza ronco vocerío, blasfemando tu espíritu y tu gloria; mas mi lira y mi amor sabrán cantarte ¡oh augusto León! cuyo alto poderío se levanta en el campo de la historia, cual vasto monumento,

que sólido estará sobre el cimiento

que Dios mismo le puso, hasta que el mundo,

ya de girar cansado,

en la nada insondable sepultado

quede, y hundido en estupor profundo.

La impiedad, con su aliento corrompido quiere en vano empañar la lumbre clara que hermosca tu frente y te declara de lo sagrado Rey, de todos Padre. También el ciego negará la aurora, sumido en sombras y perenne duelo, mientra ella asoma y con su rayo dora la tierra, el ancho mar, el aire, el cielo.

Así como gigante

que el hondo abismo con su planta oprime y entre las nubes su cabeza esconde,

te miro grande yo. Tu voz vibrante truena, y al hombre misero redime; y cual la luz y el aire se difunde, así vuela tu noble pensamiento: lo invade todo, por do quiera cunde; quien de él se aparta en el abismo se hunde.

¿Dónde volver los anhelantes ojos joh Pontífice augusto! que la gloria no resalte irradiada de tu nombre? La ignorancia, el error, son los despojos que arrastra en pos tu carro de victoria. Levantas el espíritu del hombre del cieno del error y de la culpa,

y con vigor que asombra

á la edad venidera,

mantienes la bandera

de ciencia y libertad. Por ti el protervo tiembla con vago horror, por ti el que gime alza la hollada frente, y se redime

y aspira libertad feliz el siervo.

Tú proclamas radiante el noble imperio de la fe santa en la infernal contienda,

é inspirado demarcas la alta senda

que hace al arte divino,

él cumple su destino,

á la belleza perennal invoca,

en la verdad el corazón se inspira,
y del genio al festín llama y convoca
brocha, y cincel y resonante lira;
y juntando amoroso en liga santa
el sacro numen con la nueva idea,
recuerda y llora, profetiza y crea,
pinta y esculpe, edifica y canta.

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