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Carta del gobernador D. Tomás de Acosta á S. M.

sobre la conveniencia de enviar tabaco de Costa Rica á los reinos del Perú y Chile.-Año de 1798 (1).

Señor El Gobernador de la Provincia de Costa Rica en el Reyno de Guatemala, lleno de celo por el bien de S. M. y alivio de sus vasallos, llega á los Reales pies de V. M. y con todo rendimiento dice que desde que tomó posesión de este Gobierno en Abril del año próximo pasado se dedicó á examinar con atención las inclinaciones, conducta y ocupaciones de estos vecinos é igualmente el estado actual de esta Provincia, y ha encontrado con ellos inclinaciones rectas, conducta arreglada, laboriosos en la agricultura, pero ve con bastante dolor que el estado presente de la Provincia es el más mísero y decaído, desmereciendo hoy el nombre que se le puso en su Conquista por la feracidad de su suelo, saludable clima y abundantes riquezas que encierra en sus entrañas.

Esta Provincia, Señor, se halla en tan miserable estado que tal vez no tiene igual en toda la Monarquía, sin que pueda atribuirse esta decadencia á otra causa que á la falta de Comercio y ésta á las repetidas incursiones que desde el siglo pasado ha padecido de los Indios Bárbaros de las Naciones Moscos y Zambos, ya por sí solos, ya con coperaciones de los Yngleses, tanto en tiempo de Paz como en el de Guerra con la Gran Bretaña, habiéndose experimentado estos desgraciados eventos en el Puerto y Valle de Matina situado en la Costa del Norte de la misma Provincia, único terreno conocido para el cultibo del Cacao, cuyo solo ramo de Comercio sostenía á estos vasallos, los cuales, por los desastres insinuados, abandonaron unos sus haciendas en aquel Valle, y otros por este temor han descuidado el trabajo de las pocas que existen.

(1) Archivo General de Indias.-Estante 101, cajón 6, legajo 15.

Cortado aquel ramo de que estaban asidas las principales familias para subsistir y las de las clases inferiores para sustentarse con el trabajo que les proporcionaban aquéllas, les quedaba todavía á estos desvalidos vasallos el auxilio de sembrar Tabacos, que produce con abundancia y exelencia su fértil Patria, y compraba un asentista á cuantos se dedicaban á este cultibo á los precios y bajo las condiciones y circunstancias que expresa el documento adjunto número primero, dado por el Alférez Real de este Ayuntamiento; y como en aquel tiempo era libre á todos la Siembra del Tabaco, estos laboriosos Vasallos encontraban su utilidad en aquel cultibo, no siéndoles permitido vender su fruto á otro que al asentista, bajo graves penas, mediante lo cual no se careció jamás de Tabaco para el surtimiento de las Tercenas de su cargo; y como eran mu. chos los Sembradores é ilimitada la Siembra, no compraba el Asentista sino del mejor para su cumplimiento.

Por este método continuó la Siembra y salida de los Tabacos de esta Provincia para los demás de este Reino, desde el año de mil setecientos sesenta y ocho hasta el de mil setecientos ochenta y uno que vino Don Manuel Galisteo con órdenes Superiores á entablar las Siembras por cuenta de este ramo, sobre cuyo particular no expongo á V. M. los perjuicios que se le irrogaron, por no ser difuso ni separarme del obgeto que me guía; sin embargo diré que ni á V. M. ni á sus vasallos produjo este nuevo plan las ventajas que el antiguo, como se advierte del papel número primero, pues aunque no se limitaba en tiempo de Galisteo ni el número de Agricultores ni el de plantas de Tabaco que cada uno debía sembrar, como sucede hoy, con todo se minoró mucho la exportación y empezaron á sentir estos Vasallos el peso de la miseria. Esta fué excesiva desde el año de mil setecientos noventa y dos, en el que sin consultar la voluntad de V. M., sus Reales intereses ni el bien de sus vasallos, se mandó suprimir casi del todo la siembra de Tabaco en esta desgraciada Provincia, cuya suma indigencia obligó á D.a José Bázquez Téllez, mi antecesor en este Gobierno, á representarlo á V. M. en seis de Septiembre de dicho, y su paternal benigno corazón se dignó resolver en el de noventa y cinco que se repusiese la Siembra sobre el pie que estaba antes de la violenta

supresión, lo que no obstante de no haberse íntegramente verificado ha sido de algún alivio y consuelo á estos míseros vasallos, dignos de la beneficencia de V. M. por su fidelidad y pobreza.

No ha parado en esto, Señor, la desgraciada suerte de esta provincia, sino que habiendo D." Raimundo Marres, vecino y del comercio de Lima, propuesto al Exmo. Virrey de aquel Reino D. Frey Fran.co Gil y Lemus, en veinte de Agosto de noventa y cuatro, una contrata provisional de un mil quintales de Tabaco de esta Provincia para prueva y consumo de aquella factoría y la de Chile, obligándose á formalizar esta contrata siempre que el Tabaco acomodase á los consumidores y proveer por un quinquenio las citadas factorías de todo el que necesitasen para el general abasto, reelevando á V. M. en una y otra contrata de todo riesgo y anticipación, como lo acreditan las adjuntas copias testimoniadas que me ha ministrado el Apoderado de dicho Don Raimundo y acompaño señaladas con los números dos tres y cuatro.

Estos documentos convencen que no debió haber la menor oposición en el envío á Lima de los referidos mil quintales de Tabaco á que desde el principio asintió el Capitán General de este Reino, pues noticioso del próximo arribo del Buque que los había de conducir aseguró al Apoderado de Marres que se remitiría la orden á este Factor, en el correo inmediato, para que se entregase el Tabaco pedido, como consta de la copia de su oficio marcada con el número cinco; pero no habiéndose verificado la remisión de la enunciada orden y guardádose un profundo silencio con perjuicio de la embarcación que demoró mucho tiempo en espectación de la respuesta; y llegando á tomar conocimiento de este interesante negocio la Junta Superior del Reino, dictaminó con vista del pedimento Fiscal, después de un año de recibido el primer oficio del Virrey de Lima, que «no tenía lugar la solicitud por considerarla infructuosa á la renta y benéfica á sí», suponiendo al mismo tiempo haberse hecho contrata formal y á crecidos precios, no siendo sino provisional y sin otro aumento á su primitivo costo que el flete, dejando para formalizar ó no la contrata, que llegado el Tabaco á Lima fuese visto y probado por peritos, añadiendo en dicho dic

tamen que en lugar de los un mil quintales pedidos se enviaran al Excmo. Virrey de Lima muestras de estos Tabacos y testimonio íntegro del Expediente, para que inspeccionadas las muestras por aquella Dirección General se eligieran las de mejor consumo, en cuyo caso la de este Reino le haría las remesas necesarias, según consta por menor de la copia que indica el número seis.

A la negación hecha por la referida Junta en orden á los Tabacos solicitados por Marres presentó el Apoderado de éste á mi antecesor D." José Vázquez Téllez el escrito adjunto número siete, con las diligencias del número anterior y un nuevo oficio del actual Virrey de Lima Marqués de Osorno, apoyando el de su antecesor, cuya copia acompaño con el número ocho. Estos documentos hace ver á esta Junta Superior las infundadas sospechas que indica el auto de suspensión de 13 de Julio de mil setecientos noventa y seis, constante del expediente, y que lexos de traer malicioso nocibo aspecto el establecimiento de esta Contrata, era importantísimo á V. M. y á la felicidad de estos Vasallos la avertura de un Comercio recíproco, principal objeto que se proponía Marres, inhiviendo al mismo tiempo á S. M. de tantos costos y riesgos como los que causa el Tabaco de la Habana conducido hasta Lima y sin que á los Cosecheros se le siga detrimento alguno, respecto á que las Compras de los Tabacos para la Contrata pueden ser hechas por el asentista ó por este Factor, no obstante la irregular antojadiza espresión que insinúa el Fiscal de hacer rebibir el antiguo uso de fiarles trapos á precios excesivos para cobrar en Tabaco, cuya expresión tan denigrativa como infundada para los factores, no tiene otro antecedente ni prueva que haberlo supuesto así el actual Director de Tabacos de este Reino Don José Quintana al Factor Don Manuel de Zea, y esta suposición denota que el dictamen Fiscal de que se trata fué dictado por este Director. El deservicio que se ha hecho á los Reales intereses con esta negativa, el desaire que ha recibido el actual Virrey de Lima y su antecesor, el perjucio causado á los Vasallos de aquel Reino por la falta, carestía ó mala calidad del Tabaco, y el irreparable daño que se ha seguido á los de esta Provincia por no haberse accedido á la solicitud de aquellos Virreyes, son dignos de la atención de

V. M. Digo pues que los Reales intereses no han tenido el crece que deberían en las Factorías y Tercenas de Lima, así por que el Tabaco que allí se lleva desde la Habana causa á V. M. forzosamente mayores costos, aun en tiempo de Paz, que el que se conduzca de aquí, por ser mayores los trasportes de tierra a que está sujeto, los que se evitan en gran parte si se remitiesen de esta Provincia, siendo aun más perjudicial en tiempo de Guerra respecto á que las varias navegaciones que ha de hacer el Tabaco de la Habana para Portovelo ó Cartagena de Yndias, tiene que pasar precisamente por los Parajes donde los enemigos establecen sus cruceros, siendo inevitable que una ú otra embarcación de las de aquel giro sea apresada. El desaire á los Virreyes de Lima fué tan completo, que á más de no haberles contestado sino después de un año á la solicitud que hicieron, se remitió tan corta porción de Tabaco, tan mal acondicionado y tal vez de tan ínfima calidad, que aunque hubiese sido de la mejor, como fué envuelto en lienzo crudo, se vaporizó y desvirtuó de tal modo que por esta razón y la de su cortedad fué desaprobado, sin que lo provase el público que había de decidir de su bondad, como que era el que lo debía consumir. También es irreparable el daño que la negativa de los citados mil quintales ha causado á esta Provincia, por que ya sea malevolencia del Director hacia ella, de que no se carece de sospecha, ó bien un celo mal entendido por el fomento de otras menos necesitadas, como se patentiza de un capítulo de carta del Administrador General de Aguardiente de este Reino á D. Ildefonso Antonio de Gereda, Apoderado de Marres, cuya copia lleva el número nueve, es muy pro bable que impresionados ya los que manejan la renta de Tabacos en Lima de no ser el de aquí de buena calidad en vista de las muestras que se remitieron, no tenga en lo sucesivo el séquito y buen recibimiento que se prometían los que conocen la diferencia de este Tabaco al de Guayaquil que usan en el Perú, por falta de otro mejor, cual lo es el de Costa Rica.

Sin embargo de la repugnancia que se nota en el Director General de este Reino me consta que el asentista de Lima Don Raimundo Marres persiste solicitando por medio de aquel Exmo. Virrey se efectúe su propuesta y

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