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devengado en su apertura, y enterados de todo dijeron que han reconocido dicho camino, el que está abierto, pero para ponerlo transitable casi es menester trabajarlo de nuevo, por tener muchas angosturas, y que el costo que puede haber tenido lo trabajado en dicho camino son ochenta pesos de cacao, que esto es cuanto pueden decir so cargo del juramento que tienen hecho; y siéndoles leída esta su declaración en ella se afirmaron y ratificaron, expresando el primero ser de edad de cuarenta años, poco más o menos, el segundo treinta y ocho, el tercero de sesenta, y cuarto de treinta y nueve, y el quinto de cuarenta y nueve, y firmó el que supo conmigo por ante testigos, en falta de Escribano, lo que certifico. Ju." Fern. de Bobadilla-Estevan Benegas-Silv. Jph. de Carvajal y Grimaldo.

Información sobre la Talamanca hecha á solicitud del ayuntamiento de la ciudad de Guatemala.— Año de 1775 (1).

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Cartago y Abril veinte y nueve de mil setecientos setenta y cinco. Habiéndose recibido el requisitorio que antecede, librado por el M. N. Ayuntamiento de la Ciudad de Guatemala, relativo á que informe sobre el contenido de los tres puntos en el suso insertos, para dar cuenta á S. M. (que Dios guarde) conforme á lo prevenido en las dos reales cédulas que se citan, considerando que esta materia por su naturaleza es directa á tan santo fin y servicio de nuestro Soberano, y que para poder dictaminar con acierto es necesario no carecer de noticias en cuanto al clima, distancias y demás proporciones de la Talamanca contenidos en el segundo punto, en observancia de lo rogado y encargado por dicho M. N. Ayuntamiento recibase información, examinando conforme á derecho los que en ella testificaren sobre lo relacionado en el capítulo segundo, de que queda hecha mención, y que éstos sean de las personas que en iguales expediciones como la que se intenta han transitado las montañas; y fecho infórmese por mí cuanto en razón de la proyectada expedición fuere correspondiente y juzgue útil. Así lo proveo, mando y firmo yo el Teniente Coronel Don Juan Fernández de Bobadilla, Gobernador y Teniente de Capitán General por S. M. de esta Provincia de Costa Rica, por ante los testigos de mi asistencia con quienes actúo en falta de escribano, lo que certifico. Juan Fernández de Bobadilla-Esteban Benegas Silvestre José de Carabajal y Grimaldo.

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En la ciudad de Cartago, en cinco días del mes de mayo de mil setecientos setenta y cinco años, el Teniente Coronel Don Juan Fernández de Bobadilla, Gobernador y

(1) Archivos Nacionales de Costa Rica.-Sección Histórica.

Teniente de Capitán General por S. M. de esta Provincia de Costa Rica, para la información mandada recibir hice comparecer á Francisco de Santos Fernández, mestizo, natural de esta dicha Ciudad, á quien certifico conozco, y por ante los testigos con que actúo le recibí juramento, que lo hizo por Dios Nuestro Señor y una santa cruz según derecho, bajo cuyo cargo prometió decir verdad en lo que supiere y le fuere preguntado.

Y siendo examinado, primeramente, si ha entrado á la Talamanca y si tiene conocimiento de aquellos terrenos, dijo que con Don Francisco Fernández de la Pastora, Gobernador interino que fué de esta Provincia, entró de soldado á la Talamanca, acompañando á los religiosos de propaganda fide, quienes lo solicitaron para dicha entrada; ý que ésta se hizo por las reducciones de Atirro y Tucurrique y que iban treinta hombres con dichos Padres y otros tantos con el Señor Gobernador; que llegaron en la primera instancia al paraje nombrado Chirripó, habiendo caminado cuatro días, el primero desde esta ciudad al alto del río nombrado Ibirrís, y de aquí á la reducción de Atirro, y de Atirro al paraje nombrado Tuís, y de éste al río de Pacuare, y de aquí á Ajarrá, de donde fueron al referido Chirripó, y en él se mantuvieron tres meses, y responde.

Pregúntasele si en dicho Chirripó encontraron población de indios y si los trataron de paz ó si fué necesario hacer fuego contra ellos, y dijo que en el tiempo que hicieron mansión llegaron los indios del paraje nombrado Chirriare de paz, y que á éstos los agasajaban dichos Reverendos Padres obsequiándolos con listones, tabaco, agujas y chaquiras, y que estos indios ocurrían á rezar en las tardes todo el tiempo que estuvieron; y que á los tres meses, por carta que les escribió á dichos padres el Señor Gobernador desde el Real de San José Cabecra que se retirasen al de Tuis, con efecto siguieron dichos Padres con diez soldados, que era la custodia que tenían, y que caminaron nueve días por montaña virgen hasta llegar al Real que queda expresado, pasando algunos trabajos por ser el camino fragoso; y que habían ido con ellos dos indios de dicho Chirripó, que se llamaban el uno Fernando y el otro José, aunque eran gentiles, y responde.

Pregúntasele si estando ya en el Real de San José Cabecra vió alguna cantidad de indios, y dijo que todas las tardes venían á rezar, entre grandes y chicos, como quinientos, inclusive las mujeres, y que para esto tenían hecha una casa grande cubierta de paja, y que en este ejercicio gastaron seis meses sin moción alguna de guerra; y después de pasado dicho tiempo, de la noche á la mañana se rebelaron, internándose todos á las montañas, yéndose con ellos dos indios del pueblo de Boruca que estaban asistentes al Reverendo Padre Vela, los cuales volvieron á los dos días de la fuga diciendo que los habían convidado para ir á beber chicha al río de Cuén que está hacia la mar del Sur, y responde.

Pregúntasele si al tiempo que dichos indios estaban de paz resolvieron dichos Padres ó el Gobernador apresarlos ó cuál fué la intención de mantenerse con ellos en los términos que deja dichos, y dice que la intención de dichos Padres fué pacificarlos en el Real, para que conseguido saliesen voluntarios, y que el Señor Gobernador proponía que era bueno asegurar la casa donde rezaban y coger todos los quinientos indios que se juntaban y salir con ellos á esta ciudad; y dichos Reverendos Padres se lo repugnaban, previniéndole el destemple en que entraba toda la indiería de aquella montaña, por cuyo motivo no se ejecutó, y responde.

Fuéle preguntado qué determinaciones tuvieron después de la huída de los indios, y dice que se despacharon los dos indios de Boruca al pueblo de San Francisco de Térraba á traer indios baquianos, y que habiendo llegado éstos caminaron los soldados por las montañas en solicitud de dichos indios, los que se internaron de modo que sus poblaciones las dejaron desamparadas, y que en el afán de buscarlos salieron once ocasiones por las montañas, expuestos á notorios peligros, y que sólo apresaron ciento veinte y tres indios, entre hombres, mujeres y niños, y que en cada salida gastaban seis, ocho y más días, gastando en la última catorce días, y responde.

Pregúntasele cuáles son los terrenos de aquel país, su clima, altura, fertilidad, esterilidad y temperamento, y dijo que el terreno es serranías, tierra quebrada, de estériles pastos, porque no tiene pampa, que la tierra para cultivarla

se conoce es fértil, que el temperamento es templado, que ni molesta el frío ni la calor hace perjuicio, y responde.

Pregúntasele qué caminos, veredas, haciendas, pastos, aguas, ríos, montes, valles, distancias y poblaciones hay en dicho Talamanca, y dijo que no hay camino ni veredas en dichas montañas, sino es tal cual picadura de los indios que se encuentran; que no tienen haciendas los indios ni ninguna otra persona, que sólo hacen sus siembras de maíz, yuca, platanar y demás frutos, no en cantidad crecida; que el modo de poblarse estos gentiles es en una sola casa que llaman palenque ocho ó diez familias, sin que tengan seguridad en su población; que los pastos, aguas, ríos, montes y demás de la Talamanca ya deja dicho no hay campos, que las aguas son buenas, pero los más ríos en profundidad, siendo caudaloso el río que llaman de la Estrella, pues para pasarlo le llegó al que declara el agua hasta la barba, siendo el que testifica de cinco pies y tres pulgadas y media de alto, y responde.

Pregúntasele qué tiempo dilataron al regreso á esta ciudad, y dijo que desde el Real de San José hasta esta dicha ciudad caminaron veinte y dos días, llegando como á fines del mes de agosto; y que es cuanto puede declarar y la verdad, so cargo del juramento que tiene hecho; y siéndole leída su declaración en ella se afirmó y ratificó; dijo ser de edad de cincuenta y tres años, no firmó por no saber; hágolo yo dicho Gobernador con los citados testigos en falta de escribano, lo que certifico. Juan Fernández de Bobadilla Esteban Benegas-Silvestre José de Carabajal y Grimaldo.

En la ciudad de Cartago, en doce días del mes de mayo de mil setecientos setenta y cinco años, yo el Gobernador, para la información mandada recibir, hice comparecer á Don Juan de Aguilar, natural de la villa de Osuna, reino de Andalucía, y vecino de la nueva población de San José de esta jurisdicción, á quien certifico conozco, y por ante los testigos de mi asistencia le recibí juramento, que hizo por Dios Nuestro Señor y una santa cruz según derecho, bajo cuyo cargo prometió decir verdad en lo que supiere y le fuere preguntado.

Y siendo examinado primeramente si ha entrado á la

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