Imágenes de páginas
PDF
EPUB

nuar su marcha; pero sobrado cautos no creyeron deber romper contra tan injustas exijencias, sino que escondiendo el despecho que les inspiraban, dijo Huelen-Guala, como el mas interesado en esta contienda, y en nombre de todos los caciques, « que aceptaban gozosos y reco» nocidos la demanda, y contribuirian con buen número » de Indios para que les ayudasen en el desmonte del » terreno y construccion de los edificios. »

Tal declaracion llenó de júbilo el alma del ilustre Valdivia, y pasó al instante á declarar posesion del rey de España todo el territorio vecino al cerro de Huelen, plantando por sí mismo una cruz en el punto en que se habia de alzar la iglesia parroquial, dedicada á Nuestra Señora de la Asuncion, segun el voto que en el Cusco habia prometido. Esta ceremonia ocurrió el 12 de febrero de 1541, entre mil vivas, y entre las salvas que la artillería disparaba para solemnizar el acto.

Trazó al instante Valdivia el plan de la ciudad dividiéndola en cuadros, y estos subdivididos en otras cuatro partes llamadas solares, cada una de las cuales perteneceria á un propietario: dando á dicha ciudad el nombre de Santiago, patron de España. Cumplieron los caciques su promesa enviando multitud de Indios, destinados á lo mas penoso de la obra, y fue tal su zelo y su constante asistencia que como por ensalmo se veian concluidos los edificios muy á satisfaccion del gobernador, que gustoso entró á parte en el trabajo material, como queriendo dar un ejemplo de igualdad entre sus compañeros de armas, y enseñarlos así á contribuir con sus brazos al pronto desempeño de la empresa.

Todas las casas situadas al ángulo de las dos calles quedaron aisladas unas de otras ; eran bajas, pequeñas, con

muy cortas comodidades, construidas con madera, cubiertas de bálago, y con dos cercas de terreno donde se sembraron por de pronto hortalizas y cereales, aunque despues se les prohibió á los dueños el cultivo de los últimos, en ánimo de que la agricultura fuera extendiéndose por aquellos hermosos campos, cuya propiedad habian de apoyar las armas.

Era la relijion el principio dominante entre los audaces aventureros, y por consiguiente se hizo de necesidad un templo. Levantáronle con notable sencillez sobre el ángulo de la parte oeste de la plaza, y se le destinaron tan solo los objetos indispensables para las principales ceremonias. Tambien construyeron en uno de los lados de dicha plaza la casa del ayuntamiento, y la de las oficinas fiscales, así como la de Valdivia, algo mas desembarazada esta que las demas, porque así lo exijia el despacho provisorio que de allí salia para todos los ramos de la administracion.

Como quiera, esta ciudad naciente presentaba un cierto aire de igualdad de especial contraste con el rigorismo de un gobierno puramente militar, como que la disciplina, no menos que la policía, emanaba de los caudillos de la expedicion; y el soldado y el colono todos indistintamente tenian que obedecer callados las órdenes, por mas que parecieran caprichosas.

Pronto comprendió Valdivia que semejante réjimen no podia ser duradero, y como le interesara tanto la prosperidad de la colonia, se apresuró á tomar medidas que amparasen la seguridad personal, y las propiedades, como lo habian hecho tambien los demas conquistadores; pues no desconocia que su prestijio, su talento, su posicion misma peligraban en el mando militar y absoluto,

sobre jentes de intereses distintos, de intereses privados, y á quienes la naturaleza misma de su vida aventurera habia hecho temibles y no poco exijentes. Derrocado el absolutismo, no menos que el imperio feudal, se sentian las masas animadas de un espíritu democrático harto descubierto en la instalacion de las comunidades encargadas de defender los intereses jenerales, de discutir, y aun de poner límites á los actos de la autoridad. Casi toda la Europa marchaba, en esta hermosa época de transicion, bajo la benigna influencia de un réjimen de justicia y de libertad, dando á la sociedad ese carácter independiente tan del gusto de la clase media, apartada hasta entonces de los negocios administrativos, y el medio de apreciar los intereses locales como base del derecho comun, de un verdadero principio de equidad; pero sobre todo la España era la que contaba ya algunos siglos probando las preciosas ventajas de esa innovacion, y en muchas de sus ciudades el señorío habia perdido sus derechos, recojiendo ellas privilejios y franquicias que los reyes prodigaban de intento, como que este era el medio de acrecentar y consolidar su autoridad á expensas de la grandeza, siempre predispuesta á cercenársela, y á obrar segun su propio capricho. Y eran dignos de nota los servicios que esas ciudades prestaban á toda la nacion, pues obligadas á mantener las poblaciones en militar forma, usaban de sus fuerzas para reprimir la insubordinacion y las rapiñas de los grandes, ó las llevaban á las guerras internacionales contra la morisma, ó contra los estados vecinos.

Tambien esta forma de gobierno era muy ventajosa en América para los intereses del pueblo, y los de la corona, pues que en el sistema de propia defensa tenia

el colono una arma terrible contra el abuso de autoridades que la lejanía de la metrópoli hizo mas de una vez injustas, sistema á que tenian que asentir todos los conquistadores, una vez en posesion de tierras destinadas á la colonizacion.

No por eso se ha de confundir el réjimen municipal de aquella época con el de la presente. Era el poder de los antiguos municipios mucho mas lato, mucho mas complexo, y su institucion, á mas de la parte civil y local, gozaba todavía de una intervencion política, que alcanzaba en muchos casos á contrarrestar las órdenes del jefe. En una palabra, llámese un gobierno verdadero cuya soberanía se extendia por los ángulos de la república, conociendo en todos los ramos de la administracion; aunque no tardó esta organizacion democrática en inclinarse al federalismo estableciendo nuevas comunidades, pues que cada ciudad aspiró á gobernarse por sí, y á tomar una parte directa en los negocios, preparando, por lo mismo, los elementos de la anarquía, de la discordia, que todo lo convirtiera en desórden á no concurrir el establecimiento de la real audiencia, centralizando el poder.

La arbitrariedad de Valdivia fue en el principio la que presidió á la eleccion de los concejales; sin embargo preciso es reconocer que no hubo en ello violencias, ni parcialidades, porque solo el mérito personal se tuvo en cuenta, resultando electos en nombre del rey, el 7 de marzo de 1541, Francisco de Aguirre y Juan Dávalo Joffré, alcaldes ordinarios; Juan Fernandez Alderete, Juan Boon, Francisco Villagra, Martin de Solier, Gaspar de Villaroel, y Jerónimo de Alderete, rejidores; Antonio Zapata, mayordomo, y Antonio Pastrana, pro

curador. Este cabildo, cuyas funciones habian de acabar al un año, prestó juramento, ante el jeneral, el 11 del dicho mes, prometiendo cumplir fiel y relijiosamente su cargo en obsequio de Dios, del rey, de los colonos y de los Indios, cuya civilizacion iban á perseguir; y en seguida quedó determinado que se juntarian todos los concejales tres veces por semana, los lunes, los miércoles, y los viernes, celebrando sus juntas en la iglesia despues de misa mayor; y asistiendo á ellas los altos funcionarios tales como el tesorero, el alguacil mayor, etc.

Al considerar el estado de civilizacion de aquella época, que, apenas si dejara ver en las diferentes clases de la sociedad, ni aun entre los mas célebres conquistadores, quien leer supiera, queda uno admirado notando. que el libro de acuerdos de aquel cabildo está atestado de firmas trazadas por casi todos los habitantes de aquella débil colonia; monumento precioso que tanto abona la condicion de los primeros conquistadores de Chile, siendo acaso orijen del carácter pacífico de sus actuales moradores, de la repugnancia con que miran la venta de los negros, y el tráfico que se hace con los esclavos.

Como notaran los Indios los rápidos progresos de la colonia, y se desvaneciera con ellos la esperanza de verse libres de aquellos extranjeros, resolvieron recurrir á la fuerza para obligarlos á dejar el pais, y en ánimo de concertar el plan de ataque anunciaron una asamblea jeneral. A Valdivia no se le ocultaban estos designios, y menos desde que por algunos Indios, sorprendidos en el camino, cuando desde el Cusco pasó á Chile, habia sabido que Manco Inca, al anunciar á los Chilenos esta segunda expedicion, por medio de varios emisarios, les

« AnteriorContinuar »