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pre apadrinaron sus proyectos, habia podido reducir la tierra, traerla á paz, y obligar á los Indios á que le sirviesen en la construccion de los edificios de la ciudad que estaba fundando (1).

Al ausentarse Valdivia de Santiago, dejó mandado se le enviasen dos de los cuatro buques que del Perú esperaba; y ocho dias despues de su última refriega con los Indios, le llegó el capitan y piloto Pastene, con algunas fuerzas traidas por mar. No podia venir mas á propósito el refuerzo, por muy pequeño que fuese; así es que se le recibió con singular contento, y mas Valdivia que no soñaba sino conquistas. Escasos andaban ya los mantenimientos, y como los Indios de las inmediaciones hubieran contribuido con mas de lo que fuera de esperar de sus cortas provisiones, tuvo el gobernador que despachar el bajel de Pastene para las costas de la Araucania, en busca de maiz, mientras que Jerónimo de Alderete, con sesenta caballos, seguia por tierra la misma direccion, á fin de guardarse y socorrerse recíprocamente esos dos capitanes. El éxito de esta expedicion respondió muy mas allá de las esperanzas; pues sobre reparar que la sumision de los salvajes era jeneral, se procuraron los Españoles tal abundancia de víveres, que cayó el gobernador en la idea de volver á mandar el mismo Pastene con igual cargo para aquellas rejiones; y así lo cumplió el piloto cuatro meses despues de su regreso, visitando esta vez á

(1) Algunos autores, hablando de ese último triunfo de los Españoles, le suponen tan inesperado, tan milagroso que el reconocimiento votó en su memoria la ereccion de un templo, alzado cuatro años despues alli donde la pelea fue mas reñida y aventurada. Con los documentos justificativos que han de ir en tomo separado daremos una idea de los milagros de aquella época, entre los cuales contará la aparicion del apóstol Santiago, que vino á ser despues el Nahuelbuta de los Indios. Tal es por lo menos nuestra opinion.

mas de la isla de Santa María, en la que tan bien recibido fue la primera, la isla de la Mocha, cuya poblacion era muy considerable. Comunicó á todos los caciques una órden del gobernador, por medio de la cual se los convocaba á Penco, para prestar juramento de fidelidad y de vasallaje al rey de España, pena de ser exterminados si se negasen á darle cumplimiento; y aunque no la voluntad, sino un exajerado temor, los pusiera en presencia del jefe español, este quedó muy pagado de la obediencia, y dedujo consecuencias como convenian á sus risueños planes de conquista, que mas se dilataban cuanto mayor era la fama que el prestijio de sus armas adquiria. Grandes triunfos se prometió; y no le deslumbró poco el cuadro de un brillante porvenir; solo que antes de comenzar nuevas empresas, se dedicó al arreglo de la administracion en su parte económica y política, instituyendo el cabildo el 5 de octubre de 1550, con personas de viso y mérito, siendo uno de los dos alcaldes el jurisconsulto Antonio de las Peñas, que habia abandonado la ciudad de Santiago por no ser blanco de enconadas rencillas. Publicó en seguida un ordenamiento en cuarenta y cuatro artículos todos muy ajustados á las necesidades de aquella sociedad; dividió los Indios en veinte y seis encomiendas, y sorteó los terrenos entre sus soldados, reservando para sí la extensa península situada entre el embocadero del Biobio y el rio Andalien.

Tambien se señalaron en la ciudad espaciosos solares para los edificios públicos, como casa del concejo, cárcel, hospital, y sobretodo iglesias, objeto siempre preferente entre aquellos supersticiosos conquistadores, aun cuando se tratase de un insignificante aldeorrío. Se dió á cada individuo aquel espacio de tierra á que, para levan

tar casa, hubo de parecer merecedor, en cuenta de su rango y de sus títulos, ya que en este punto no fue extremoso el rigor, porque no se quiso herir el amor propio ni la ufanía de aquellos aventureros que una misma causa mantenia, por decirlo así, en igual línea. La catedral quedó bajo el amparo y patronazgo del apóstol san Pedro, como para memoria del nombre del insigne gobernador, y este fundó su casa en la plaza, con sobradas conveniencias y bien entendida distribucion; lo primero porque era el pais muy de su gusto, y lo segundo porque la destinaba para morada de su digna compañera, doña Marina Ortiz de Gaete, que desde Salamanca debia trasladarse á aquellas rejiones.

Con todo, no así quedaba asegurada la vida de esta república, ni con ella debia contar á no interesarse el Perú en su conservacion. Con harta frecuencia marchaban para aquel pais delegados de Valdivia, pero muy escasos eran los socorros que le solian recojer. Habia mandado á España algunos de sus oficiales, y aunque puesto, por este medio, en relaciones directas con el gobierno de Castilla, sin fruto veia tambien sus demandas; con cuyo motivo resolvió que Alonso de Aguilera, uno de sus parientes, pasase á la corte de Carlos, con una nueva é importante mision.

Púsose en camino este sujeto el 15 de octubre de 1550, llevando una muy estensa y detallada comunicacion de Valdivia para Carlos V (1), en la cual le daba cuenta minuciosa de lo que le habia sucedido, y en favor de la colonia llevara hecho; pidiendo que, por via de

(1) Guardamos copia de este precioso documento, del que extractarémos algunos pasajes para que acompañen á los justificativos que tenemos anuneiados.

remuneracion, S. M. le conservara en el empleo de gobernador de Chile; le concediese, para él y sus herederos, el oficio de alguacil mayor, y las escribanías públicas de cuantas ciudades llegara á fundar; -- la octava parte del territorio conquistado, honrándole con aquel título que mas fuera del real agrado; el permiso de introducir dos mil negros sin causar derecho de ninguna especie ; — que le absolviese del pago de ciento diez y ocho mil pesos fuertes tomados en las tesorerías de Santiago y de Lima, para los gastos de sus expediciones; - que le diese ademas otros cien mil pesos para ayuda de nuevas conquistas; - que le asignase el sueldo de diez mil duros anuales, en atencion á los infinitos gastos que le imponia su posicion.... En fin, como se hubiera determinado que el cura don Rodrigo Gonzalez, bachiller en teolojía, acompañaria á don Alonso de Aguilera, Valdivia concluia recomendando eficazmente á S. M. la persona de aquel sacerdote, y pidiéndole con encarecimiento le nombrase para la mitra de Santiago; pero don Rodrigo desistió de este viaje poco conforme con su avanzada edad, ó acaso cediendo á los votos de sus feligreses, entre quienes gozaba de una bien merecida veneracion.

CAPITULO XIX.

Estado de la ciudad de Santiago. — Marcha Valdivia á la conquista de la Arau

cania. Funda la ciudad llamada Imperial é instala en ella un cabildo. Regresa á la Concepcion. Recibe en este punto una carta del monarca, y otra de Francisco de Villagra d ndole cuenta de hallarse en las Pampas inmediatas á Santiago. Villagra arriba con dos bajeles á la Concepcion. Pasa Valdivia á las provincias del sur. Acontecimiento de Calle-Calle. Fundacion de la ciudad Valdivia. - Reconocimiento del rio Bueno y del lago Vuelve el gobernador á Santiago. — Jerónimo de Alderete pasa á Expedicion para las Pampas.

Ranco. España.

(1551-1552.)

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En cuanto Alonso Aguilera hubo tomado en Santiago los pliegos que el cabildo creyó deber elevar á conocimiento de S. M., comenzó Valdivia sus preparativos para marchar contra las provincias meridionales. No se retardara esta expedicion si para efectuarla solo se hubiera de consultar el afan, el zelo con que el gobernador concurria á todas sus empresas; pero no podia ausentarse de la nueva poblacion, sin exponerla á los ataques de un enemigo, sobre numeroso, soberanamente lleno de una virtud patriótica que le mantenia alentado y resuelto. Si tímidos, si vacilantes parecieron los Indios tras los primeros reveses que experimentaron; la razon de esa timidez, de esa perplejidad en el prodijioso efecto de las armas castellanas está, efecto que hubo de sorprenderlos y llenarlos de pavor; pero bien comprendia Valdivia que en rebajándose el prestijio, y preciso era que se rebajase, volverian los Indios con mayor audacia, con empeño mas violento, y por tanto mas arriesgado para los

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