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diciendo resuelto que no serian las nieves las que le habian de impedir el paso á su destino. Ponderaba Valdivia en esta respuesta lo mucho qne convenia el que Villagra viniese á reunírsele, como hombre que ya se le hacia tarde el tomar un tan excelente refuerzo para extender con él sus conquistas, y afianzar el goce de las que tenia acabadas. Para mayor dicha suya y de la colonia, llegaron por este tiempo en la hermosa bahia de Penco los dos bajeles que del Perú aguardaba, y en los cuales venian otros cien hombres; no parece sino que la fortuna se declaraba abiertamente en gracia de este arrojado conquistador, reuniéndole en pocos dias un cuerpo de tropas harto conveniente á sus planes, y sobrado imponente para los Indios, ya que los de las inmediaciones dieran muestras de querer mantener amistoso trato con el gobernador y sus secuaces.

Cobró, con esto, Valdivia nuevo aliento; y dió entrada en su imaginacion á planes mas extensos, mas atręvidos, entre ellos la fundacion de otra ciudad al sur de la Imperial, á donde habia de trasladar un crecido número de potros nacidos en el mismo Chile; creyendo, por supuesto, que no debia distar mucho esta nueva poblacion del estrecho de Magallanes, y que seria en tal caso de suma importancia política para la corona de Castilla. La ejecucion de este famoso proyecto pedia de toda necesidad la llegada de Villagra, y como este oficial tambien anhelara verse al lado de sus antiguos compañeros de armas, no tardó en atravesar las cordilleras con toda su jente, y tras un corto descanso que tomó en Santiago, se encaminó para Concepcion, acompañado del denodado y activo Alderete.

Brillante acojida dispensó Valdivia á estos sus dos va

lerosos tenientes, no solo porque así lo aconsejaba la ley de la gratitud, sino porque daba en ello suelta al grito de la pura, la íntima y franca amistad que desde muchos años atras ambos le merecian. Inquieto le habia tenido la larga ausencia de Villagra; mas subido, por lo mismo, fue el júbilo que experimentó en volviéndole á ver á su lado, sobre todo cuando le procuraba tantos brazos para realizar las brillantes esperanzas fundadas en sus proyectadas conquistas. Llegó Villagra en ocasion en que el gobernador atendia, con resuelto empeño, al asiento de reglamentos de policía urbana, con leyes tambien que endulzaban la posicion de los indíjenas, haciendo fuesen sus personas respetadas; decretóse ademas el aumento ó la multiplicacion de los tambos que habian de allegar hasta la Imperial, sirviendo de comunicaciones fáciles, prontas y seguras, entre esta última villa, la Concepcion, y Santiago capital del pais, y por consiguiente punto céntrico de todas las combinaciones sociales y políticas.

En estos importantes trabajos gran parte tuvo Francisco de Aguirre, que de la Serena viniera á verse con el gobernador, reclamando un sello semejante al de que se usaba en Santiago para marcar los rieles de oro que servian de moneda en los tratos, lo cual le fue concedido, solo que como no se hallara en la Concepcion platero ni gravador alguno capaz de abrir el tal sello, fue preciso encargarle á Santiago, arreglado al modelo del de la tesorería jeneral; y con esto pudo Aguirre contener un tanto el fraude y estorbar la liga con que empezaban á correr en su colonia las barras de oro.

Harto se infiere cuanto se avivaria la ambicion de Valdivia en presencia de los refuerzos que por mar y

por tierra acababa de recibir; y bien se ve tambien como se han multiplicado sus medios de accion. Si quiere mas auxiliares puede contar con los Indios de los alrededores de Concepcion, pero todo lo espera del valor de sus tropas; le basta el prestijio de sus armas; crée, por otra parte, que hay mala fe en los naturales; aun cuando así no sea, no distingue que sean ellos ni de una mediana importancia para la solucion de una refriega, y por lo mismo solamente admite un número de indíjenas para el trasporte de los bagajes, pareciéndole que sus conquistas han de ser rápidas y seguras.

En esta expedicion que marchó, como la primera, bordando la costa, iban Jerónimo de Alderete y Francisco de Villagra. Dirijióse el gobernador, ante todas cosas al Imperial, deseoso de conocer cual era el estado de esta nueva colonia, y de encomendar á sus habitantes ciertas medidas de precaucion, y de utilidad comun. En seguida siguió hácia el sur hasta llegar al caudaloso rio Calle-Calle, que sale de la laguna Guanegue, y vierte en la vasta bahía descubierta por Pastene en su primer viaje marítimo, y á la cual dió el nombre de Valdivia, en honra del digno gobernador que esta mision le encargara. No mostraron gran pujanza los Indios en las diferentes veces, que durante este tránsito, salieron contra las armas españolas, mandados las mas de ellas por el apagado Lincoyan; pero como llegaran á aquel rio, ya se les puso al frente un numeroso ejército de los hijos de la tribu de los Cuncos, muy decididos á impedir el paso; indispensable se hacia la refriega, y á darla se disponian ambos campos, pero una mujer llamada Recloma, queriendo economizar la sangre de sus semejantes, corrió al instante de campo á campo exortando á los jefes á la

paz, y con sus palabras logró templar la irritacion de los Cuncos, poniéndolos, aunque de una manera tácita, bajo el yugo de los alentados extranjeros.

A los esfuerzos de la caritativa Recloma y sus resultas, satisfecho y contento se mostró el jeneral castellano, porque al fin bien le pareció evitar una guerra que pudiera traerle disgustos, y acaso males; pero con todo harto le pesaba en su interior el no haber hecho ostentacion del poder de sus armas, y del valor de sus tropas, ante aquella turba de inconsiderados, tanto como atrevidos guerreros, á quienes hubiera puesto en derrota con facilidad, y dado una lecion de escarmiento muy útil para en adelante. Consolóse, empero, esperanza de que semejante ocasion no tardaria en presentársele, y por entonces se puso en busca de un punto á propósito en que fundar otra colonia para entrar en posesion de aquellas tierras. Se alzó, pues, la nueva poblacion, y como fuera costumbre dar un nombre á todos los lugares conquistados, respetó esta vez el gobernador las intenciones con que Pastene habia bautizado en otro tiempo aquella famosa rada, y por consiguiente el Calle-Calle y la villa se llamaron tambien Valdivia.

con la

Con marcado interes, con exquisito esmero atendió el gobernador á la prosperidad de este pueblo de su nombre, y esta preferencia la justificaba una posicion de las mas hermosas, de las mejor socorridas, y que parecia brindar con cuantos elementos son menester para prosperar segura y rápidamente, quedando ademas defendida por una extensísima bahía, y libre de toda invasion naval á merced de algunos fortines, por insignificantes y débiles que fuesen.

Mas ambicionaba Valdivia, cuanto mayor era la faci

lidad con que adelantaba sus conquistas, y mas grande la importancia que ofrecian en provecho de la corona de Castilla. Parecíale poco la posesion de un territorio capaz de contener mas de diez millones de habitantes, y aunque le traian muy entretenido los trabajos de construccion, las disposiciones reglamentarias y gubernativas para afianzar cuanto conviene al órden y la tranquilidad de los nuevos colonos, todavia maduraba en su fecunda imajinacion el mejor modo de asentar otra colonia capaz de servir de barrera á todas las demas, pues que habia de contener y estrechar á los Indios del interior del pais. En efecto, hallábanse sobre la costa, ó en sus cercanías, las ciudades Concepcion, Valdivia, é Imperial, y nada tan urgente, nada mas indispensable como el tener un pueblo al pie de las cordilleras, para evitar así que aquellas no fuesen acometidas; pues solo se habia de enfrenar el carácter independiente é indómito de que alarde hacian algunas tribus araucanas, con el asiento de una como cadena ó escala de baluartes de distancia en distancia; mas no tenia tiempo el gobernador por entonces rodeado de mil atenciones, ya para distribuir tierras á los nuevos colonos, ya para el arreglo de la administracion pública y municipal, cuya tarea le habia de llevar hasta fines del otoño, del que no se estaba muy lejos.

Queria, por otra parte, recorrer los contornos, y ver si el pais era tan importante, de tal preponderancia militar como él se lo tenia figurado, llegando á considerarle la llave de toda la mar del sur, y entre tantas miras preciso era aplazar la ejecucion de aquel atrevido plan, ya que no por ello le perdiera de vista; antes revolviéndole mas y mas cada dia con cuanto pulso y cuidado son de suponer en un militar prudente y experto, vino en ordenar

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