Imágenes de páginas
PDF
EPUB

CAPITULO PRIMERO.

Todas las Sillas Episcopales del orbe católico fueron fundadas por los Apóstoles y sus sucesores en el sagrado ministerio.

Reducida la Iglesia de España á la indigencia por causa de los violentos despojos, y precisada á mendigar los medios para costear los gastos del culto, aún le resta el consuelo de que por pobre y menesterosa no dejará de ser agradable á los ojos de su divino Esposo, Persuadida de que todo lo merece quien todo lo ha criado, se alegraria de hallarse en disposicion de poder celebrar sus funciones con el mayor. esplendor y magnificencia, con el plausible fin de imprimir en los sentidos la grandeza de su nombre. En este solo concepto, y en el de mantener á sus ministros con el decoro correspondiente al Señor á quien sirven y socorrer á los indigentes, ha estimado siempre los bienes terrenos. Por lo demás, satisfecha está de que, no pudiendo aumentar la gloria de Dios los obsequios de los hombres, en la sinceridad de sus votos se encierra el mérito de sus sacrificios; y en esta persuasion no omitirá la celebracion de los santos misterios, acomodándose á las circunstancias en la sencillez ó en la magnificencia, como siempre lo ha practicado segun lo. han permitido los tiempos.

-Por estas alternativas ha pasado en ocasiones, aunque nunca haya dejado de reclamar los derechos del sagrado patrimonio contra la injusticia del despojo. Pero en el dia podrian en gran manera agravarse estos sentimientos si, em

peñándose la potestad civil en llevar adelante las reformas eclesiásticas por su propia autoridad, se llegasen á efectuar los proyectos presentados al congreso nacional sobre arreglo de las sillas episcopales. Su ejecucion produciria indudablemente un cisma religioso: la Iglesia, tan sufrida en la pérdida de todas sus inmunidades, no toleraria sentarse en el santuario á unos pastores intrusos, no les permitiria la administracion de las cosas santas; los declararia separados de su comunion como á unos profanadores. El príncipe podrá autorizar á sus comisionados para los asuntos políticos; pero para el desempeño de las funciones sagradas es indispensable la mision divina, que solo puede conferir aquel á quien Jesucristo encargó el apacentar al rebaño; y sin esta habilitacion será preciso contar la nulidad de sus actos entre el número de los sacrilegios.

:

Fijese enhorabuena la consideracion en los planes del hombre Dios al establecer su religion sobre la tierra, y se vendrá en conocimiento de que semejantes proyectos se encuentran en una manifiesta contradiccion con su alta sabiduría. Lejos de contar con el consentimiento de los señores del mundo, informa á sus discípulos de su resistencia y obstinacion, anunciándoles que por esta causa se verian conducidos á sus tribunales, en donde tendrian que dar testimonio de su fe. El tiempo acreditó la verdad de estos acontecimientos el anuncio feliz del Evangelio fue en todas partes la señal de las persecuciones; los emperadores por espacio de tres siglos emplearon su poder en atormentar á los predicadores de la religion del Crucificado, estrellándose sus esfuerzos contra su divinidad, de modo que cuando se convirtieron, ya sus súbditos cristianos poblaban las ciudades, componian sus ejércitos, ocupaban los empleos y llenaban su imperio. Puede decirse que su resistencia llegó hasta el último estremo, y que al someterse al Evangelio, encontraron que este divino libro era la religion del Estado. Prescindiendo de la irresistible influencia del cielo, solo asi se puede esplicar la tranquilidad de los romanos en la conversion del gran Constantino, y la docilidad de los godos en la del ilustre Recaredo.

No, no esperaron los súbditos la orden de sus sobera

nos para hacerse católicos; satisfechos de que á los sacerdotes y no á los príncipes encargó Dios el régimen de su Iglesia, obedecian á los gobernadores civiles en los negocios temporales, y á los Obispos en los espirituales. El deber de las conciencias estaba enlazado con el de su felicidad, y aspirando á ser buenos ciudadanos y buenos cristianos, era indispensable distinguir entre las atribuciones de las supremas potestades para el cumplimiento de sus respectivas obligaciones. El mismo Dios, que aseguró que por él reinaban los reyes, dijo á sus Apóstoles al encargarles la predicacion del Evangelio: "Como mi Padre me envió á mí, asi yo os envio á vosotros (1). Se me ha dado toda potestad en el cielo y en la tierra. Id pues y enseñad á todas las gentes, bautizándolas en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo, enseñándolas á observar todas las cosas que os he mandado. Y mirad que yo estoy con vosotros todos los dias hasta la consumacion de los siglos." (2)

[ocr errors]

Autorizados los Apóstoles por su divino Maestro para predicar el Evangelio, cumplieron con exactitud su mandato. Los libros santos y la antigüedad toda testifican que, dejando en Jerusalén á Santiago el menor, primer Obispo de aquella populosa ciudad, se esparcieron los otros Apóstoles por la redondez de la tierra, y haciendo resonar su voz hasta los estremos del mundo, fundaron iglesias en las poblaciones mas importantes; residencia de los príncipes gentiles; testifican que, eligiendo colaboradores del ministerio santo, les encargaron el gobierno de las nuevas sillas episcopales, interin ellos se dirigian á otras provincias á dilatar el reino de Jesucristo, ansiosos de nuevas conquistas. Recorre, decia Tertuliano, las iglesias apostólicas..... cerca tienes Acaya. Te encuentras con Corinto. Si pasas á la Macedonia, allí están Filipo y Tesalónica. Si caminas á la Asia tocarás con Efeso. Si te llegas á la Italia hallarás á Roma.....

83

Joan. c. 20, v. 21. Sicut misit me Pater, ita et ego mitto vos. Matth. c. 28, v. 18, 19 et 20. Data est mihi omnis potestas in cœlo et in terra. Euntes docete omnes gentes, baptizantes eos in nomine Patris, et Filii, et Spiritus Sancti. Docentes eos servare omnia quæcumque mandavi vobis. Et ego vobiscum sum omnibus diebus usque ad consummationem

sæculi.

*

Feliz Iglesia, que en tantas partes ilustraron los Apóstoles con su doctrina y regaron con su sangre (1)..

Supuestos estos antecedentes será escusado detenernos en probar lo que la historia misma acredita, que los Apóstoles mientras vivieron gobernaron las respectivas provincias catequizadas con sus trabajos, comunicando á cada uno de los Obispos instituidos las órdenes convenientes para mantener en su pureza la doctrina y la disciplina. Cada uno de estos prelados ejercia sus funciones en la demarcacion de su diócesis bajo la inspeccion del Apóstol fundador de aquellas iglesias. El Apocalipsis de S. Juan á las siete principales de la Asia, y las epístolas de S. Pablo á los Corintios, Colosenses, Gálatas y demás están escritas en un lenguaje de autoridad que no deja lugar á dudar de su supremacía. Pero sobre todo, en prueba de lo indicado no podrá darse un documento ni mas terminante ni mas espresivo que la carta de este Apóstol á su discípulo Tito. "Te dejé, le dice, en Creta para que arreglases las cosas eclesiásticas, y para que ordenases Obispos y sacerdotes por las ciudades segun mis instrucciones." (2) Estas palabras espresan clara y positivamente que Tito gobernaba aquella provincia bajo la direccion de S. Pablo; y como discretamente advierte S. Juan Crisóstomo comentando este pasage, en el hecho de mandarle ordenar Obispos y sacerdotes por las ciudades, manifiesta su voluntad de que no queria se encomendase el régimen de la isla á uno solo sino á muchos, y que cada uno tuviese el cuidado y solicitud de la parte designada (3).

[ocr errors]

Escusado será detenernos asimismo en acreditar, que si los Apóstoles recibieron de Jesucristo la mision de predi

(1) Tertul. de Præscrip. c. 36. Percurre ecclesias apostolicas... Proxime est tibi Achaja. Habes Corinthium. Si non longe es à Macedonia, habes Philippos, habes thessalonicenses. Si potes in Asiam tendere habes Ephesum. Si autem Italiæ adjaces, habes Romam... Statu felix Ecclesia, cui totam doctrinam Apostoli cum sanguine suo profuderunt.

[ocr errors]

(2) Div. Paul. epist. ad Tit. c. 1, v. 5. Reliqui te Creta, ut ea quæ desunt corrigas, et constituas per civitates presbyteros, sicut et ego disposui tibi.

(3) Chrisost. Homil. 2, C. I, epist. 1, ad Titum. Neque enim volebat totam insulam uni constitui, sed unicuique curam et sollicitudinem assignari.

car el Evangelio en todo el mundo, á Pedro le confirió lá potestad sobre todos, constituyéndole su vicario en la tierra y cabeza del apostolado. Sobre aquella piedra ofreció el divino Redentor edificar su Iglesia, y con preferencia á los demás discípulos entregarle las llaves del reino de los cielos (1). A él especialmente encargó confirmar á sus hermanos en la fe (2). A él solo mandó apacentar á los corderos y á las ovejas (3), es decir, á los pastores y á los fieles, como siempre la han entendido los Santos Padres; es decir, que con estas promesas y estas espresiones se le confirió la plenitud del sacerdocio y la administracion general de la Iglesia, de modo que si en virtud de su mision los Apóstoles eran superiores á los Obispos, Pedro era superior á los Apóstoles. Así se advierte que Pedro, como pastor universal, encabeza sus cartas, no á una iglesia, no á las de una provincia, sino á todos los fieles dispersos por el Ponto, Galacia, Capadocia, Asia y Bitinia; en una palabra, á los elejidos de todos los pueblos y de todas las naciones, porque su autoridad se estendia á todas partes (4). Admirablemente esplicó Bossuet este pensamiento cuando, en su sermon de la Unidad de la Iglesia, dijo: "A Pedro se entregaron las llaves del reino de los cielos; y reyes y pueblos, pastores y rebaños, todo está sujeto á estas llaves. A Pedro se encargó apacentar á los corderos y á las ovejas; y tanto los hijos como las madres deben oir su voz: de modo que los Obispos respecto á los pueblos son pastores, y respecto á Pedro son ovejas." (5)

Escusado será detenernos á manifestar, que las prerogativas concedidas á los demás Apóstoles fueron personales, y de consiguiente concluyeron con su vida, y que las dis

(1) Matth. c. 16, 18 et 19. Tu es Petrus, et super hanc petram ædificabo Ecclesiam meam et portæ inferi non prævalebunt adversus eam. Et tibi dabo claves regni Cœlorun.

(2) Luc. c. 22, v. 32. Ego autem rogavi pro te ut non deficiat fides tua, et tu aliquando conversus, confirma fratres tuos.

(3) Joan. c. 21, v. 16 et 17. Pasce agnos meos... Pasce oves meas. (4) Div. Petrus, epist. 1, c. 1, v. 1. Petrus Apostolus Jesu Christi electis advenis dispersionis Ponti, Galatiæ, Cappadocia, Asia et Bithyniæ. (5) Bossuet en su sermon sobre la Unidad de la Iglesia á la asamblea del clero de Francia en 1 1682.

« AnteriorContinuar »