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forma parte de la Patagonia, provincia de Nahuelhuapi, del Reino de Chile, y aunque pagadero en Lima, manda siempre desfalcar el importe de aquel sínodo del situado correspondiente.

La mision de Nahuelhuapi al oriente de los Andes y en la fuente de los tributarios del Rio Negro, fué, pues, desde su oríjen, considerada por el Rei y su Consejo de Indias como comprendida en la jurisdiccion del Reino de Chile. El Gobernador de éste y la Junta de Misiones, residente en Santiago, ordenaron su fundacion y restablecimiento, y mas tarde le proporcionaron ausiliares, y por fin, fué continuamente mantenida con emolumentos sacados del situado real de Chile.

Despues de largos años de heróicos esfuerzos de los misioneros, tuvo aquella casa de conversion un deplorable fin. Sus relijiosos, en retirada hácia lo mas poblado del territorio chileno por las cimas nevadas de los Andes, perecieron como verdaderos mártires, segun se halla recordado en una Coleccion de Biografías de varones ilustres de la Compañía, titulada Las siete estrellas de la mano de Jesus, en que se encuentran las de los reverendos padres Juan José Guillermo y Felipe Laguna.

En 1764, volvieron los Jesuitas por el intermedio del Padre Watters (y esto lo ha hecho ya en parte presente el señor Amunátegui) con el propósito de fundar nuevas misiones en los archipiélagos del Sur a resucitar el proyecto de restablecer de un modo mas sólido la mision Nahuelhuapi.

Sobre este particular y relativamente a un vasto proyecto de evanjelizacion que abarcaba toda la Patagonia, el Estrecho y hasta la Tierra del Fuego inclusive, se ha encontrado un informe de la Contaduría Jeneral de Madrid, redactado en vista de una carta del Presidente de Chile Guill y Gonzaga, y del testimonio de autos obrados con motivo de la fundacion de la villa de San Cárlos de Conchi y de la mision de Caylin, ambas en la provincia de Chiloé.

En ese documento se hace referencia, a mas de la carta del Gobernador, a dos representaciones, una del Padre Procurador de la Compañía que lo era el mencionado Watters, y otra del

Protector de los indios chilotes, y a un informe del Gobernador de aquella Provincia, que lo era entonces el Teniente Coronel D. Antonio Narciso Santa Maria.

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El Padre Juan Nepomuceno Watters abogaba en su representacion por el aumento del número de misioneros en aquellas latitudes, "porque-son sus palabras-urjen otras misiones para lograr las almas de diferentes naciones que viven hácia el Es"trecho de Magallanes. Por este medio se ofrece la bien funda"da esperanza de poder adquirir alguna luz de las naciones que “habitan en la Tierra del Fuego o Cabo de Hornos, en cuya isla el establecimiento de una mision, no solo seria de provecho a sus isleños, sino tambien de mucha utilidad a la Corona y algu"nas veces de remedio a los navíos españoles que pasan por el "Estrecho de Mayre, fundándose en sus cercanías un fuerte, pa

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ra que las embarcaciones pudiesen llegar al puerto, socorrién"dose mutuamente, sirviendo de mucho freno a los enemigos "en tiempo de guerra, embarazándoles el paso al mar del Sur."

El Padre Watters indicaba que desde luego podrian algunos padres acompañados de indios traidos de aquellos litorales y ya convertidos, hacer algunas entradas en aquellas rejiones y a este efecto solicitaba que se le aumentase el sínodo.

En vista de todo esto, de lo aducido por el fiscal y del dictámen que sobre este asunto dió el Real Acuerdo a cuyo fin se le pasó el' espediente en voto consultivo, consta que por deereto de 12 de julio de 1764 el Presidente de Chile don Antonio Guill y Gonzaga, en virtud de facultad que se le concedió por Real Cédula de 12 de febrero de 1761, asignó a cada individuo de las dos referidas misiones que la Junta de Poblaciones acordó se fundasen a cargo de algunos jesuitas en San Carlos de Conchi e isla de Caylin, trescientos pesos anuales por razon de síndo; a otros asignó cien pesos independientes en la citada mision de Caylinen los años en que "se verificase entrada en la tierra firme para el Estrecho de Magallanes y naciones que la habitan, con "tal de no hacerse ninguna sin espresa licencia de aquel Supe"rior Gobierno.'

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Los Oficiales Reales de la Contaduría Jeneral de Madrid concurrieron en gran parte en las miras de los Padres y del Gobernador, segun aparece en su informe en que recomiendan la confirmacion de lo obrado por este último "no solo a fin de "atraer al gremio de nuestra Santa Fé el crecido número de "almas que habitan aquellas incultas tierras hasta el Estrecho "de Magallanes, sino que tambien segun las noticias que se “tienen de su docilidad y buen genio pueden prometerse otros "felices progresos a beneficio del Estado, advirtiendo siempre que el aumento de cien pesos en el sínodo se ha de entender en los años que, con licencia de aquel gobierno se verificase "entrada en la tierra firme que va al Estrecho de Magallanes, "y no de otra manera.

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"Por lo que hace a lo que el Padre Procurador de los Jesui"tas propone para la Tierra del Fuego, reconocimiento de aquellas costas y su fortificacion, considera la Contaduría de "Madrid que aunque esta materia no la gradúa propia del Es"tado y ministerio del nominado padre procurador, pues tocan"do, como toca en la clase de gubernatura, compete su cono"cimiento a los Vireyes, Presidente y Majistrados Reales de "aquel Reino; con todo no es despreciable la especie y seria "importante prevenir lo conveniente al Presidente de Chile para que lo examine y dé cuenta a S. M. esponiendo su dictámen "fundado y bien instruido antes de proceder a gasto alguno para que en su vista delibere Su Majestad lo que juzgare "oportuno i en el Consejo resolverá sobre todo lo mas conforme."

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Este documento está fechado en Madrid el 28 de febrero de mil setecientos sesenta y siete y lleva la rúbrica de don Tomas Ortiz de Landazurri, Jefe de la Contaduría.

XII.

Creo haber demostrado palmariamente en presencia de documentos fidedignos, oficiales en su mayor parte, que al Gobierno del Reino de Chile correspondió durante toda la vida

Colonial desde la conquista a la emancipacion, la jurisdiccion civil, eclesiástica y militar de toda la rejion comprendida bajo el nombre de Patagonia que la lei asignó a dicho Reino y que los actos y declaraciones del Soberano ratificaron y confirmaron de una manera evidente e incontrovertible.

Si a tales demostraciones se añade el testimonio imparcial de autoridades respetables, los títulos que tiene Chile a la parte austral del Continente aparecerán todavía mas claros, si esto es es posible, y rodeados del natural prestijio que ese testimonio les dá.

Con relacion a cartas jeográficas antiguas o dadas a luz poco tiempo despues de la guerra de la independencia, de entre las muchas que tengo a la vista elijo las siguientes:

Existe en este Ministerio un antiguo globo terraqueo del año de 1750 dedicado al Rei de Polonia Augusto III por su autor Federico Endersch, Matemático Aulico del Reino y del Elector de Sajonia, trabajo verdaderamete admirable por su perfeccion y exactitud. En él está marcada la Patagonia hasta las orillas del Rio de la Plata como dependiente del Reino de Chile, y en la parte mas oriental de esa rejion se lee en letras capitales esta inscripcion: "Chile Esterior."

Existe ademas una copia certificada del mapa de la América Meridional sacada de otro que hai en la Biblioteca Real de Copenhage, su autor Juan Senex, hecho en 1779. En él aparece la Patagonia con esta inscripcion: "Tierra Magallánica: hispannis dicta Chili."

Buchon, cuyo Atlas jeográfico de la América he citado ya y que es notable por su perfeccion, hace llegar el límite sur de las provincias del Rio de la Plata hasta el Rio Negro. En las notas marjinales observa, sin embargo, que no hai seguridad en cuanto a los límites australes del pais sobre si deben llegar hasta el Rio Negro o solo hasta el Rio Colorado. En este mismo mapa se da el límite del mar del sur por Atacama en el partido de Potosí. En las notas advierte el autor que el mencionado Rio Negro es el límite entre Chile y las provincias del Plata y que

el límite occidental en la Cordillera de los Andes, llega solo hasta el grado 37, correspondiendo por consiguiente a Chile todo el pais que desde ese grado corre hasta el Rio Negro.

El Atlas de Maltebrun, impreso en Paris en 1825, coloca toda la Patagonia bajo el nombre de Chile.

Otro mapa publicado en Nueva York en 1826, por Edmund M. Blundt, coloca tambien la Patagonia bajo el nombre de Chile. Un planisferio dado a luz en Madrid en 1872 por el depósito Hidrográfico, indica esa misma rejion bajo los colores de Chile. Por último, en el Museo Británico de Lóndres existe una coleccion de mapas relativos a la América Meridional publicados desde el año de 1554 hasta 1810, en la que se encuentran 31 mapas que asignan a Chile la Patagonia, ya considerándola como continuacion del Reino, ya bajo el nombre de "Tierras Magallánicas o Chile," y no existe uno solo que considere aquella rejion como perteneciente a las provincias del Rio de la Plata. Algunos hai que dividen la misma rejion entre ambos paises, pero, aun en esos, la estremidad mas austral se estima siempre como dependencia del Reino de Chile.

Existe tambien en el mismo Museo un mapa de Chile hecho por don Andres Balcato del cual ha citado V. S. algunos apuntes como favorables a la República Arjentina. Pues bien, ese mapa, levantado de órden del Virei del Perú, da a Chile desde el grado 21 latitud sur hasta el 75 lonjitud occidental de Cádiz, comprendiendo las costas orientales de la Patagonia desde el golfo de San Jorje al Norte.

Testimonios, pues, de esta especie existen muchos y mui autorizados, y todos concurren a demostrar que la Patagonia ha sido y continúa siendo chilena.

XIII

Solo me queda por contestar una última observacion de V. S. Cree V. S. que tomando en cuenta el bien jeneral, no conviene Chile sea el esclusivo poseedor del Estrecho de Magallanes,

que

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