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lar: « Recuerdo la oferta que en repetidas cartas me hizo » V. desde Bruselas, de sus papeles para la historia: ha llegado el tiempo de cumplir esta promesa. »

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Ni San Martin volvió á acordarse de su promesa ni Guido á insistir sobre ella, y entre las disposiciones póstumas del primero no existe ninguna cláusula que á sus papeles se refiera, á no ser las instrucciones verbales que dejó á su hijo politico el Sr. Balcarce, á quien instituyó heredero de ellos.

Entre los documentos remitidos, asi por el Sr. Balcarce como por su señora hija, ningún rastro se encuentra de la vindicación ni de las revelaciones anunciadas, y es de supo

nerse que las que se referian á sus relaciones con Bolivar, principal causa de su separación del Perú,

se limitaban á su correspondencia con él después de la conferencia de Guayaquil, publicada posteriormente por Lafond, que entonces era un secreto que no habia traspirado, y que en 1844 cuando se vulgarizó fué una verdadera revelación.

Algo más hay que decir sobre este punto por la confrontación de los documentos publicados con los inéditos, y concordando testimonios contradictorios deducir de los hechos fuera de cuestión las conclusiones lógicas y fatales, pero los principales son conocidos, y sólo resta ilustrarlos con otros complementarios para habilitar à la posteridad á pronunciar el juicio definitivo. El mismo San Martin, que en los motivos ostensibles que dió para su retirada del Perú en su famosa proclama de despedida, habia contribuído á extraviar la opinión, dijo después de la publicación de su carta á Bolivar, que nada oculto habia en este gran misterio, sino lo que todos sabian y podian deducir. Lo único misterioso en este acto, que la imaginación se

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ha empeñado en rodear de accidentes dramáticos, son los móviles secretos que impulsaron, ó más bien dicho, impusieron su abdicación, los cuales no están consignados en ningún documento, como que tuvieron su origen en la propia conciencia en que él los guardó, y que el tiempo ha puesto de manifiesto.

Entre los papeles del General San Martin hay algunos de más o menos importancia que pudieran relacionarse con las revelaciones por el anunciadas, y en particular una serie completa y arreglada por él mismo, en que consta una denuncia de tentativa de conjuración de varios jefes del Ejército de los Andes contra su poder y contra su vida, misterio histórico de que hacen referencia vaga algunos escritores y que otros relatan incorrectamente. Estas y otras causas análogas, obraron también en su ánimo al abdicar el mando; pero fueron meramente concurrentes, pues la actitud de Bolivar y el estado de la revolución del Perú en la situación en que entonces se encontró, fueron las principales causas determinantes, que se imponian por si y explican todo natural y racionalmente.

La resolución de San Martin de guardar silencio durante su vida, quebrantada indirectamente sólo una vez al comunicar la carta dirigida à Bolivar y autorizar su publicación, fue la regla que voluntariamente observó, y todo demuestra, que después de su pasajera veleidad de Bruselas, en que él mismo dice que « se le habia exaltado la bilis, » no pensó después jamás en escribir Memorias ni defensas, y sólo por excepción en legar á la posteridad datos ordenados sobre el particular.

Citaremos en comprobación de esto, dos hechos, que se ligan con el asunto de su archivo.

De todos sus papeles, los únicos regularmente organizados son los que se refieren à sus relaciones con lord Cochrane, con copias, confrontadas bajo su inspección y

anotaciones de clasificación de su puño y letra, lo que indicaria ser éste uno de los asuntos que más le interesaba, como si previese las iracundas Memorias que escribiria su antiguo y heroico compañero y su enemigo encarnizado aun más allá de la tumba. En cambio, cuando en 1832 se publicó en Buenos Aires la « Memoria-Historia » del coronel Arenales, sobre la segunda campaña de su padre el General Arenales à la Sierra del Perù, en que se le hacian graves cargos, no bien justificados, el General Guido, en carta (inédita) de 15 de julio del mismo año, llama su atención sobre ella en los términos siguientes: - « Esta pieza » me ha costado disgustos y explicaciones que he tenido ya » con el autor, porque no podia disimular la mezcla de » cargos á los elogios que le hacen á V. Cláusulas hay » bastante irritantes, otras inoportunas y muchas de las » que se refieren á la campaña de la Sierra que podria yo >> atacar victoriosamente, no sólo por los datos que tengo, » de mayor peso que los que pudo alcanzar el joven Are»nales en la campaña del Perú, donde su posición fue su» balterna, sino por la contradicción que se encuentra en » la primera parte de su narración. » Después de las explicaciones cambiadas entre Guido y el autor, éste quedó en enviar la obra á San Martin, y darle una satisfacción al respecto. - San Martin no se dió por entendido de los cargos, y el legajo de su archivo, por él clasificado, que se refiere a las campañas de la Sierra del General Arenales, sólo contiene algunos documentos concernientes á la primera, y éstos mismos incompletos, y una parte de los relacionados con la segunda, que era, si no la más interesante históricamente, la que más afectaba su reputación y su responsabilidad histórica como General y como director de la guerra.

Tal es el archivo del General San Martin que poseo y he utilizado en mi trabajo, y del cual he creido deber dar una

idea por via de ilustración critica à la documentación de su historia.

Á más del archivo del General San Martin, los archivos públicos y algunos particulares han sido la fuente más abundante de mis informaciones.

He dicho, que sin los documentos conservados en el Archivo General, no me habria sido posible escribir la vida completa del General San Martin, pues sólo alli existen series integras que se eslabonan cronológicamente por el espacio de ocho años continuos, con noticias politicas y militares y detalles administrativos que en ninguna otra fuente pueden encontrarse. En las tres grandes reparticiones de este rico depósito, á saber: Gobierno, Hacienda y Guerra, he compulsado más de cuarenta legajos, que contienen algunos de ellos más de trescientas carpetas ó expedientes, y término medio, cien. No he dejado de leer uno solo de los papeles, y de los más importantes para mi objeto he tomado copias ỏ hecho extractos de mi mano, anotándolos y concordándolos todos cronológica y sistemáticamente con observaciones criticas, en cuadernos que conservo como un doble justificativo, y que figuran en el catálogo de mi colección de manuscritos inéditos, que se registra más adelante.

Estos estudios asi sistemados, van desde 1812 à 1824, calcados sobre las series de documentos que con relación á esa época y respecto al General San Martin se encuentran en el archivo mencionado, los cuales comprenden no sólo su correspondencia oficial en los tres ramos, sino también la diplomática, la politica reservada y la puramente administrativa del ejército en sus cuerpos y reparticiones, à la par de la del Gobierno General en el exteterior y sus agentes públicos dentro y fuera del pais.

Del archivo de Mendoza (Intendencia y Cabildo) dispersado por el terremoto, en que se conserva la historia civil de la creación del Ejército de los Andes y de los recursos locales con que se llevó a cabo la empresa de la reconquista de Chile y libertad del Perú, he podido formar series completas desde 1814 à 1820, que adelantan bastante sobre lo conocido y publicado antes por otros historiadores que han explotado esta fuente de informaciones auténticas. Debo también al Sr. Eusebio Blanco, ex-senador por Mendoza, la comunicación de algunos valiosos papeles de esta procedencia, que han enriquecido mi archivo.

Además, he tenido á mi disposición varios otros archivos particulares, que hoy forman parte de mi colección, y que enumeraré rápidamente en reconocimiento à las personas que generosamente me los han ofrecido.

Otro archivo muy importante, y que también he utilizado, es el del Director Pueyrredón, de que su hijo me hizo donación espontánea. La administración de Pueyrredón está identificada à la época más gloriosa de los trabajos de San Martin, el cual conservaba integra su correspondencia con él desde 1816 à 1819, que es una rica mina de informaciones nuevas y seguras.

En el archivo del General Belgrano, de que he dado noticia en su « Historia, » encontré muchos documentos que con San Martin se relacionaban, entre ellos, su correspondencia particular desde 1813 à 1819, llena de expansiones y confidencias verdaderamente históricas.

He registrado el archivo del General O'Higgins, de que era poseedor mi malogrado amigo el historiador Vicuña Mackenna, en el cual encontré datos curiosos sobre puntos muy recónditos, y entre otros, su correspondencia por medio de clave con San Martin, forma en que se comunicaban sus asuntos particulares.

Tuve también la fortuna de que viniese á mi poder una

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