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Ignoro si el sumario que entonces organizaba el Jefe de Policía esté terminado, si se descubrió algun delito ó su autor ó autores y si hay ó no juicio pendiente sobre el particular.

Puedo, sí, señor Ministro, asegurar que no solo se han violado las garantías individuales que las leyes de este país corceden á sus habitantes, sino tambien que ha sido vejado y humillado en mi persona el escudo con que se garanten los respetos que reciprocamente se deben una nacion con otra, y que V. E. los representa dignamente en esta República como Representante de Bolivia.

He demorado hasta hoy, señor Ministro, la remision de la presente nota, esperando que queden establecidos de una manera definitiva los disturbios ocurridos en esa Capital.

Ahora, pues, toca á V. E. una vez puesto el hecho en su conocimiento, buscar su reparacion por medios más severos que su ilustrado criterio le sujiera.

Este motivo me ofrece la ocasion de presentar á V. E. mis respetos, suscribiéndome su atento S. S.

Uladislao Ortega.

Buenos Aires, Agosto 29 de 1890.

Es cópia conforme.-L. Navarro Gareago.

Ministerio
de

Relaciones Exteriores

Buenos Aires, Setiembre 1.o de 1890.

Señor Gobernador: El Encargado de Negocios de Bolivia ha dirijido á este Ministerio los documentos que en copia adjunto á V. E. con motivo del arresto que se dice sufrió por orden de las autoridades superiores de esa Provincia, el señor Cónsul de aquella República, don Uladislao Ortega.

A fin de encontrarme habilitado para contestar al señor doctor Moscoso, espero que V. E. se ha de servir comuni

carme á la brevedad posible los informes del caso sobre este asunto, respecto del cual llamo la séria atencion de V. E. Aprovecho la oportunidad para ofrecer á V. E. las seguridades de mi consideracion distinguida.

EDUARDO Costa.

A S. E. el Señor Gobernador de la Provincia de Jujuy.

Gobierno de Jujuy

Jujuy, Setiembre 25 de 1890.

Excmo. Señor Ministro de Estado en el Departamento de Relaciones Exteriores.

Buenos Aires.

El Gobierno ha tenido el honor de recibir la apreciable nota fecha 1.o del corriente, que V. E. le ha dirijido, adjuntando la que ha recibido del señor Encargado de Negocios de la República de Bolivia, en esa, con la del Cónsul señor Or tega, en ésta, dándole conocimiento de vejámenes que, dice, se le ha inferido, en su carácter de Cónsul y al escudo de la Nacion que representa, sobre lo que V. E. pide informe, para hallarse en capacidad de contestar al señor Encargado de Negocios de Bolivia.

Pasa á darlo, con la verdad y sinceridad que le es característica, sintiendo tener que hacer algunas correcciones á la apasionada relacion del señor Cónsul, manifestando ante todo, que el Gobierno de la Provincia, coadyuvando en su limitada esfera á los propósitos del Gobierno de la Nacion, afianza la paz y el comercio internacional con todas las naciones, y en especial con las Repúblicas hermanas; no ha incurrido ni incurrirá en actos que comprometan las relaciones fraternales y de comercio con la de Bolivia, República limítrofe, la única con la que la Provincia tiene su comercio directo exterior.

Ha ocurrido lo siguiente: el dia 28 de Julio, por la noche, el Gobierno tuvo aviso de persona caracterizada, fidedigna,

que se trataba de convulsionar la Provincia, derrocando el personal de su Gobierno, con cuyo objeto se reunían en el "Hotel Nacional" del señor Ortega, Cónsul de Bolivia, su hijo Fidel con los señores Anjel Quiroz, Quintana Abraham y Macedonio, Tristan Osan, Antenor Ordoñez y otras personas, de quienes se tenía conocimiento de su prédica incendiaria contra las autoridades nacional y provincial. La aparicion del vecino y prestijioso caudillo de Salta don Anjel Quiroz, sin ningun vinculo social, comercial, ni algun otro que lo traiga á Jujuy, no tiene otra esplicacion.

La República, estaba declarada en estado de sitio, y el Gobierno cuyo deber en tales casos es la conservacion del órden, tomó varias medidas con este objeto, entre éstas, el arresto de las personas indicadas en la revolucion, que se reunían en el Hotel del señor Ortega, de cuya instalacion dá cuenta la hoja impresa que se acompaña.

El hotelero señor Ortega, Cónsul de Bolivia, se encontraba entre ellos, sea que tomase parte, ó no, en la revolucion que se fraguaba, fué con ellos arrestado, sin que se haya dado úrden directa acerca de su persona. En cuanto al trato, de que tambien se queja, véase lo informado por la Intendencia de Policía.

Si el señor Cónsul, se hubiese mantenido, como dice, retirado en su casa, donde tiene el escudo, distante como trest cuadras de su Hotel, no habría sido comprendido en el arresto, respetándosele siempre en su carácter de Cónsul, como él mismo lo manifiesta, en las jestiones que hacía por sus conciudadanos, en los dias de la movilizacion de guardias nacionales.

El escudo colocado en el dintel de la puerta de su casa de familia, no ha sido tocado, ni su domicilio particular violado, ni se le ha hecho ningun insulto por empleados en la Provincia, ni por gentes del pueblo.

En esas circunstancias críticas, el Gobierno no podía permanecer con los brazos cruzados: tenía que operar la conservacion del órden sin consideracion à la categoría de la persona, y si por el imperio de esas circunstancias, hubiese

tenido que descender el personal del Gobierno, lo habría hecho en medio del órden que ha sabido conservar.

El 29 de Julio, á la una de la mañana, el Gobierno tuvo aviso oficial del triunfo del de la Nacion, que aseguró la conservacion del órden á que propendía el de la Provincia. Ordenó la libertad de los arrestados y se archivó el sumario que se organizaba.

Cree el Gobierno que con la verídica relacion de los hechos con que se satisface al informe que pide V. E., se encuentre habilitado para contestar al señor doctor Moscoso, Encargado de Negocios de la República de Bolivia.

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Buenos Aires, Octubre 6 de 1890.

Señor Encargado de Negocios:-Me apresuro á comunicar á S. S., en copia, los informes que me ha trasmitido el Gobierno de la Provincia de Jujuy, relativos á la breve detencion que sufriera el señor Cónsul de Bolivia don Uladislao Ortega.

Como S. S. se impondrá, el incidente carece en absoluto de importancia, pues no ha existido el ánimo de inferir ofensa de ninguna clase ni al escudo ni al representante consular de Bolivia.

Es un hecho sin trascendencia alguna, y el procedimiento de las autoridades de aquella Provincia en el suceso de que me ocupo, si bien no es perfectamente correcto, está justificado por completo, teniendo en cuenta las circunstancias que lo motivaron, además, que segun se desprende de la lectura de dichos informes, el Sr. Ortega no era ajeno á las ajitaciones de la política local. Tal circunstancia y la de ser dicho señor propietario de un hotel en la capital de la mencionada

Provincia, explican que él no haya podido mantener la independencia necesaria siempre á un funcionario consular, para el exacto cumplimiento de sus deberes oficiales.

Me permito llamar la atencion de S. S. al respecto, rogándole se digne tomar en cuenta la precedente observacion. Esperando que estos francos y sinceros informes darán por terminado el presente asunto, reitero á S. S. las seguridades de mi consideracion distinguida.

EDUARDO COSTA.

A S. S. el Señor Doctor Don Poliandro Moscoso, Encargado de Negocios de Bolivia.

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Señor Ministro: - He tenido el honor de recibir incluso al atento oficio de V. E. de 6 del mes actual, el informe que el Exmo. Sr. Gobernador de la Provincia de Jujuy ha elevado ante ese Ministerio á propósito del incidente que tuvo lugar en aquella ciudad la noche del 28 del mes de Julio con el Sr. Uladislao Ortega, Cónsul de la República de Bolivia.

En respuesta y no siéndome permitido poner en tela de juicio la autorizada palabra oficial del expresado Sr. Gobernador y estimando como V. E. sin mayor importancia el incidente ocurrido, y teniendo en cuenta además la deferencia con que V. E. se apresuró á intervenir en el asunto, en obsequio á la perfecta armonía que vincula á nuestros respectivos países, no puedo menos que dar por terminado el incidente, siéndome altamente satisfactorio mantener la seguridad de que, si bien es cierto que adolece de alguna incorreccion el proceder de las autoridades provinciales, no hubo en ellos ánimo de inferir ofensa alguna al Escudo Nacional de Boli

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