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jante, lo hará con la brevedad y el interes que ha demostrado por la prosperidad del Estado Oriental del Uruguay.

Dejando así cumplidas las órdenes recibidas, el infrascrito tiene el honor de ofrecer á S. E. el Sr. Peña las seguridades de su mas elevada consideracion.

Es copia

ANTONIO DE LAS CARRERAS.

El Subsecretario de Relaciones Esteriores.

Carlos Guido y Spano.

Montevideo, Marzo 9 de 1860.

El infrascrito tiene el honor de dirigirse á Su Señoría D. Mariano Baudrix, Encargado de Negocios de la Confederacion Argenti na, llamando su atencion hácia la nota de este Ministerio datada el 9 de Enero último, que trataba de la anómala situacion mantenida respecto del Gobierno de la República por el Gobierno de la Provincia de Buenos Aires despues del solemne Pacto que, en 10 de Noviembre pròximo pasado puso término á la lucha que dividía la gran familia Argentina.

Resumia este Ministerio en la precitada nota las justas consideraciones que influyen en el ánimo del Gobierno Oriental, para reclamar directamente del de la Confederacion Argentina, la adopcion de medidas eficaces que poniendo remedio á esa situacion, inspirasen á la República la confianza necesaria para el desenvolmiento de sus intereses morales y materiales, constantemente amenazados por la conducta desleal de los emigrados Orientales asilados en la Provin cia vecina, y actualmente al servicio de su Gobierno; é invitaba al Sr. Baudrix, á que por su parte hiciese cerca del Gobierno Nacional las gestiones convenientes á efecto de que las reclamaciones del de la República obtuviesen el resultado inmediato y satisfactorio que era de esperar.

Habiendo transcurrido dos meses desde la fecha de la nota Ministerial dirigida sobre semejante asunto á S. E. el Sr. Dr. D. Luis de la Peña, Ministro de Relaciones Esteriores de la Confederacion, sin que hasta ahora haya merecido la contestacion correspondiente, é interesado por otra parte el Gobierno Nacional á virtud de la enunciada requisicion, el infrascrito ha recibido órden del Exmo. Sr. Presidente para dirigir al Baudrix la presente nota, rogándole al mismo tiempo, se sirva elevar su contenido al conocimiento de S. E. el Sr. Presidente de la Confederacion, en la debida oportunidad.

Cumplidas así las órdenes que ha recibido, el infrascrito apro

vecha esta ocasion para reiterar á Su Señoria las seguridades de su mas distinguida consideracion.

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Al Sr. Encargado de Negocios D. Mariano Baudrix.

Cuando entré al ejercicio de la Cartera de este Ministerio, me impuse de la nota que S. E. el Sr. Ministro de Relaciones Esteriores de esa República, dirigió con fecha 9 de Enero último á mi antecesor el Sr. Peña. Considero que entonces, la Administracion saliente no se ocupó de tan grave asunto, porque fué recibido en los momentos que iba á cesar; y llamaban su atencion, como era natural, diversidad de trabajos de órden interior.

Me apresurè, pues, á elevarlo à conocimiento del Exmo. Sr. Presidente, quien en Consejo de Ministros, resolviò lo que Su Señoría encontrarà en el Acuerdo cuya copia acompaño.

Su Señoría puede dar conocimiento de esa resolucion al Gobierno Oriental, asegurándole, que en el instante se tenga del Gobierno de la Provincia de Buenos Aires los informes mandados pedir, le seran trasmitidos. Ademas, Su Señoría espresará á ese Gobierno, los invariables deseos del Argentino, por promover todos los medios que sean tendentes á estrechar mas y mas las relaciones de la mejor armonía que ligan á los dos países.

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Reunido el Consejo de Ministros ante el Exmo. Sr. Presidente de la Confederacion, el Ministro de Relaciones Esteriores, procedió á la lectura de una nota del Ministro de Relaciones Esteriores de la República Oriental del Uruguay, fecha 9 de Enero del presente año,

en que S. E., por órden de su Gobierno, despues de hacer un resú men del estado de las relaciones entre aquella República y Buenos Aires hasta antes del pacto de 11 de Noviembre, hace declaracion de que ningun acto ha sucedido á aquel pacto, que tranquilice, ni aun modifique la alarmante situacion anterior: que la hostilidad todavia está patente por parte del Gobierno de Buenos Aires; y que lejos de remover los efectos de ella, los enemigos declarados del Estado Oriental, que durante la lucha de aquella Provincia con la Confederacion, fueron admitidos á su servicio, por considerarlos mas aparentes para su causa y soñados planes sobre aquel Estado, continuan formando parte de aquel ejército de la Provincia de Buenos Aires, ó en posiciones oficiales de importancia; que la alerta en que ha estado el Gobierno Oriental y los frecuentes avisos preventivos ha tenido han hecho fracasar las nuevas intentonas de desòrden y guerra civil; que nuevos anuncios llegan á aquel Gobierno de una proyectada invasion sobre su territorio; que no es probable que el Gobierno de Buenos Aires trate de impedirla; pidiendo se ordene por quien corresponda la internacion de los Gefes Orientales emigrados á puntos de la Confederacion, desde donde no les pueda ser fácil entrar en el territorio de la República, y sean conservados bajo la vigilancia de las autoridades; y concluye confiando en la justicia y benévolos sentimientos del Gobierno Argentino. Concluida la lectura, S. E. el Sr. Presidente oido el Consejo

que

ACORDÓ:

Que la mencionada nota fuese pasada al Ministerio del Inte rior, para que por este Departamento, se pidiesen los informes correspondientes al Gobierno de la Provincia de Buenos Aires, haciéndole presente la responsabilidad que pesaba sobre el Gobierno Nacional á consecuencia de los hechos denunciados; responsabilidad que, como representante del Poder Federal necesitaba salvar, satisfaciendo cumplidamente los justos deseos del Gobierno de la Repú blica Oriental del Uruguay, á quien le ligan las mas estrechas relaciones de paz y amistad, que de ninguna manera pueden ser comprometidos por actos violatorios del derecho internacional.

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MINISTERIO DE RELACIONES ESTERIORES.

Paraná, Abril 9 de 1860.

Al Sr. Encargado de Negocios de la Confederacion Argentina 1). Mariano Baudrix.

Cuando el Gobierno Oriental reclamó en nota 9 de Enero, la internacion de los emigrados Orientales, cuyo reclamo ha reiterado el 9 de Marzo, el de la Confederacion debiò persuadirse, por los mismos recelos que entonces manifestaba aquel Gobierno, que tendría serios motivos para considerarse amenazado en su tranquilidad.

Consecuentemente y queriendo el Gobierno de la Confederacion darle mas una prueba de su cordialidad, determinò acceder á sus deseos y en ese sentido se ofició al Gobierno de Buenos Aires, cuya contestacion está aun pendiente.

En estas circunstancias, el infrascrito ha tenido noticia de la Ley propuesta por el Gobierno Oriental para indultar á los mismos emigrados sobre los cuales pedía, ha poco, medidas de rigor. Si se pensaba en tomar esa determinacion no se concibe que al mismo tiempo se presentasen gestiones en contrario cerca de un Gobierno amigo, comprometiendo su generosidad. El infrascrito, nada tendria que objetar á una política reparadora y liberal, pero ha mirado con desagradable sorpresa que se haya inducido al Gobierno de la Confederacion á tomar una actitud que solo puede esplicarse por las alarmas de que parecia agitado el Gobierno Oriental, precisamente en visperas de proponer el indulto de sus enemigos politicos.

Así lo hará V. S. comprender á ese Gobierno, quedando autorizado para darle oportunamente lectura de esta nota.

Díos guarde á V. S.

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Al Exmo. Señor Ministro Secretario de Estado en el Departa mento de Relaciones Esteriores, Dr. D. Emilio de Alvear.

Tengo el honor de poner en conocimiento de V. E. mi arribo á esta Capital, de regreso de la alta mision que el Gobierno Nacional me confió en el Estado Oriental del Uruguay.

Sería hoy la ocasion de hacer á V. E. un relato detallado de todos los trabajos de la Legacion estraordinararia, que acabo de desempeñar, si ellos no constasen ya, en su mayor parte, en el Ministerio de V. E. y en el de la Guerra y Marina, por los contínuos despachos con que he cuidado de tener al corriente á mi Gobierno en oportunidad.

Dos fueron los principales objetos de la mision especial, creada en las críticas circunstancias en que se desenvolvian las operaciones bèlicas, de que dependía la integridad de la República.

Primero: Levantar la moral, organizar, dar impulso y direccion à la division naval argentina armada en el puerto de Montevideo.

Segundo: Contrarestar durante la crisis causada por la guerra, toda política esterna, que coartando la libre accion de la Repúbli ca Oriental del Uruguay, como Estado soberano è independiente, le impidiese de cualquier manera espedirse libremente en las cuestiones del Rio de la Plata, con arreglo al derecho de gentes y à la comunidad de sus intereses con los de la Confederacion Argentina.

V. E. sabe si he puesto esmero y contraccion en el cumplimien to de estos deberes, y cuán afortunado he sido por el feliz éxito que ha acompañado à mis tareas, plenamente compensadas con la aprobacion superior que merecieron.

Apénas llegado á Montevideo, sin descanso alguno, puse en accion todos mis esfuerzos para elevar á la altura de las armas argentinas á la Escuadra Nacional que, acontecimientos de ingrato recuerdo habian reducido á una situacion humillante; y quince dias despues, esta misma Escuadra acometía, con singular denuedo, una de las acciones mas brillantes de que puede vanagloriarse la marina Argentina.

El paso de Martin Garcia por la Escuadra Nacional y su incorporacion á la Division Naval surta en el Rosario, venciendo todo género de dificultades, ha recibido el aplauso de la Confederacion, de las estaciones estrangeras que observaron la marcha de la espedicion con notable interes, y aun mereciò una mencion honorable de los mismos adversarios.

En los momentos en que se busca la solucion pacifica de las cuestiones que han dividido nuestra patria, no querria recordar ningun antiguo choque entre sus hijos, que mas que nunca necesitan hoy la templanza y de la serenidad que garanten el justo fallo de la razon, y mucho menos para ensalzarlo; pero al dar cuenta de mi comision, no me sería posible prescindir del suceso mas culminante con que satisface la mas encarecida recomendacion del Gobierno: ni debo ocultar que hoy mismo le doy toda la importancia que se le atribuyò en los momentos solemnes de su egecucion.

En cuanto al segundo objeto de mi mision, me congratulo en no haber sido menos afortunado.

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