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CUADRUPEDOS DIGITADOS NO CARNÍVOROS

Entre los cuadrúpedos digitados no carnívoros sino que se alimentan de vegetables, suministra Chile algunos útiles y otros singulares por alguna particularidad. De este órden es el que llaman guanque, que es un raton de la misma grandeza y de la misma figura que el que se halla por las campiñas de Europa, pero que tiene las orejas redondas y el pelo azul y un natural timidísimo. Vive en una cueva horizontal, larga diez piés, esta le sirve como de lonja para otras cuevas que suelen llegar a catorce, siete por banda, y grandes cerca de un pié. En estas guarda sus provisiones para el invierno y le sirven de almacen de ciertos tubérculos de la grandeza de una nuez de color parda, que acomoda con tanta exactitud que no deja vacío alguno. Se fatiga las mas veces todo el verano en hacer esta su provision, y a lo mejor se halla sin ella y sin casa donde defenderse de las inclemencias de la estacion, porque sabiendo los campesinos, a quienes excesivamente agradan los sobredichos tubérculos, que en las cuevas de estos animales han de encontrar gran cantidad, los van a despojar de esta su provision, deshaciéndoles su habitacion, la que él luego desampara con toda su familia, que es la hembra é hijos pequeños, que suelen ser seis, por salvar a lo ménos la vida.

Del otro órden es la chinchilla, que es otra especie de raton campestre muy estimable por su finísima lana, la cual es no menos suave que la seda. Ella es de color ceniciento y bastante larga para poderse hilar. Este animalito tiene medio pié de largo, las orejas pequeñas y puntiagudas, el hocico corto, los dientes como el raton doméstico, y la cola medianamente larga. Habita en cuevas y ama mucho la compañía de los de su especie. Se ve solo en las provincias boreales de Chile. Su alimento son las cebollas de las plantas bulbosas. Es de un natural tan docil, que, tomado en la mano, no muerde ni aun procura escapar, antes muestra de

gustar el ser acariciado. Si se le pone en las faldas, se está allí quieto y tranquilo, como si estuviese en su propio albergue. Es limpísimo y de ningun mal olor, porque él carece de todo aquel que despiden los otros ratones. ¡Qué propiedades tan bellas para incitar a domesticar este animalito! y con todo, no ha habido entre los habitantes de tales provincias uno que haya pensado a ello: y lo que es mas, ni aun aprovechan de su lana, aun teniendo el ejemplo de los antiguos peruanos, mas industriosos que los modernos y que nuestros españoles americanos, que hacian con esta lana cubiertas de cama y telas apreciables, como lo refiere Garcilazo y don Antonio de Herrera. ¡Cuánto mejores se harian ahora que las artes de hilar y tejer se han adelantado tanto aun en aquellas partes!

El degu merece alguna consideracion porque en el siglo pasado sirvió de alimento a los de la capital, en cuyo territorio él se encuentra bajo tierra en sus cuevas. A este animalito el vulgo lo cree raton, pero él en la realidad es una especie de giro, porque él tiene todos sus caracteres genéricos, esto es, dos dientes incisivos, en cada quijada, ningun canino, los dedos con uñas, ningun aguijon en la cabeza, la cola larga y cubierta de pelos, de tal suerte dispuestos que ella parece redonda, y a mas de esto alguna diferencia para que no se diga ni que es el giro, ni el girato, ni el moscardino; él es un poco mayor que el raton grande doméstico. Tiene la cabeza corta, las orejas redondas, el hocico puntiagudo, los piés de delante con cuatro dedos, cada uno con su uña, y los de atras con cinco igualmente armadas; los dientes incisivos superiores en forma de cuña, y los inferiores aplanados. Su cola acaba, como la del girato, en una especie de plumero, de pelos largos, del mismo color del que cubre su cuerpo, que es rubio oscuro, exceptuados los hombros, desde donde se dilata una lista cuasi negra hasta la cola. Vive el degu en sociedad, en vecindades de los matorrales, y en ellos forma sus cuevas, que se comunican unas con otras internamente. Se nutren de frutas y raíces, de las que hacen abundante provision para el invierno, en que no salen fuera, sino en los buenos dias, o si se ven asaltados de algun enemigo, haga el tiempo que hiciere, y se van a refugiar a la mas vecina sociedad, lo que hace ver que ellos no se entorpecen. Cuando he dicho que éstos el siglo pasado se comieron en la capital, no debe entenderse que ellos entrasen en la mesa de los antiguos romanos por uno de los mejores manjares, sino como se usa aun en algunas partes de la Italia, esto es, como un alimento mas de necesidad que de gusto, pues no ha sido necesaria la prohibicion del gobierno para dejarla, como lo fué con los romanos.

Criaban los indios en sus casas y ahora los crian tambien algunos españoles una especie de pequeño conejo que llaman cuy. Este nombre es comun a varias especies de pequeños animales de la América algo semejantes a los conejos, por lo que no se puede decir que él sea originario de la lengua chilena. De esto mismo puede venir la equivocacion que han tomado no pocos teniendo el puerquecillo de Indias por este que entienden en Chile por la denominacion de cuy, el que ciertamente es distinto no solo por su figura sino tambien por los caracteres genéricos. El cuy, en la construccion de su cuerpo, tiene el andamiento de la figura

HISTORIA DE CHILE.-LIB. V.-CAP. XV

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cónica. El es un poco mas grueso que el raton grande campesino, la cabeza es como la de aquel, en ella el hocico es un poco largo, la dentadura del todo semejante a la de la liebre y conejo, las orejas pequeñas, peludas y puntiagudas; los piés anteriores mas cortos que los posteriores; estos tienen divididos en cinco y los otros en cuatro dedos. Su cola es de tal suerte corta, que parece a primera vista carecer de toda ella. Su pelo es fino pero muy corto; él, como doméstico, es vario, porque hay, ya blancos, ya negros, ya rojos, ya cenicientos, ya manchados de diversos colores; el mas comun es el rojo tirante al amarillo; su carne es blanca y muy delicada, sin mal olor alguno. La hembra multiplica cuasi todos los meses dando en cada parto seis, siete y aun mas hijos, despues del que inmediatamente entra en calor. Como el conejo, forma sus cuevas donde los encierra y cubre con su mismo pelo, y tiene bien cerrada la boca de su cueva hasta que están en estado de buscar por sí mismos el alimento. Bien que tan semejante al conejo, evita, con todo, su compañia, ni jamas se ha visto que estos animales se junten para procrear. Teme muchos los gatos y los ratones, que son sus enemigos y que los destruyen. Su alimento es el mismo que el del conejo, pero su orina, que la van a hacer siempre en un mismo lugar, es mas fétida que la de aquel. Finalmente, hay otro animalillo que tiene algo de conejo y llaman viscacha, el cual tiene tambien algo de la zorra. Del conejo tiene la cabeza, las orejas, el hocico, los pelos largos, la dentadura, los dedos y tambien el modo de comer y sentarse; en la grandeza es un poco mayor. De la zorra el color y la cola, que es muy larga, vuelta hácia arriba y vestida de largo y áspero pelo, y en ésta está toda su defensa principal. Todo el otro pelo de su cuerpo, suave, fino y propísimo para toda especie de manufactura, y los peruanos se servian de él para hacer bellas telas en tiempo de los incas. Los chilenos se sirven presentemente de él para hacer algunos sombreros que salen bastantemente buenos, y saldrian tan finos como los de castor que se llevan de Europa si supiesen perfectamente su arte los sombrereros que hay. La viscacha habita en cuevas, de las que de ordinario no sale sino de noche. Estas cuevas son de dos planos, uno en que ella habita, y otro, que es el de abajo, en que ella forma su despensa de todo cuanto encuentra. Sucede no pocas veces a los viajantes en Chile que siempre se alojan en campaña rasa el faltarles a la mañana las espuelas u otra cosa, pero ellos no ignorando la propiedad dicha de la viscacha buscan su cueva seguros de encontrar en ella la cosa robada. La viscacha multiplica como el conejo y su carne es blanca, tierna y tan gustosa que muchos la prefieren a la de la liebre y aun a la del conejo. No seria difícil domesticar este animal y él podria traer no pequeña utilidad a los habitantes de Chile.

CUADRÚPEDOS CORNÍPEDOS

De los animales cornípedos tiene Chile las cinco especies originarias que son, el Pudu, la Vicuña, el Chiligueque, el Guanaco y el Guemul.

El pudu es una cabra silvestre de la grandeza de un cabrito de medio año, de color de canela oscuro y de cuernos pequeños, de los que va desprovista la hembra. Los españoles lo han tomado por venado, pero él no lo es sino una especie de cabra silvestre, porque él tiene todos los carácteres genéricos de las cabras y tambien su forma exterior, y para su distincion específica o formar su especie, tiene no solo el carecer de barba, sino tambien el que sus cuernos son redondos, lisos y derechos oblicuamente hácia afuera. Estos animales al principio de las nieves bajan a tropas de la cordillera a los llanos y se exparcen por las campiñas de las provincias australes. Algunos los cogen para comerlos y otros para tenerlos en casa. Los muchachos gustan mucho de domesticarlos para su divertimiento. Ellos se muestran dóciles y se acostumbran al encierro. Se ha notado que el peregil es un veneno mortal para estos animales. De estos cuadrúpedos, que yo no dudo haya en muchas partes de la América, presumo haya tomado el señor Gilij por ciervos y de ahí concluido los pequeños ciervos de la América, pero si los hubiese observado con mas inteligencia de naturalista, hubiera concluido que ni al género de aquellos pertenecen. ¡En tales fundamentos establece su sistema de degeneracion de los animales en la América!

La vicuña, el chiligueque y el guanaco son especies subalternas del género de los camellos, de los que se distinguen particularmente por la espalda, que no es encorvada, lo que hace que la figura sea en ellos mas hermosa y mejor cortada. Estos tienen como el camello el cuello largo, la cabeza pequeña sin cuernos, las orejas medianas, los ojos redondos y grandes y el hocico corto, el labio superior mas o ménos rasgado, las

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