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traido. Otras disposiciones parecian confirmar esta regla, despojando así a los ministros diplomáticos de los fueros i privilejios que a este respecto les confiere la práctica de las naciones, i reconoce el derecho de jentes. Esta regla, sin embargo, no podia aplicarse sin reciprocidad; i los representantes de naciones que se sujetaban a diversos principios tenian derecho para objetarla. La corte suprema consultó al gobierno sobre el particular, pidiendo que se le dieran reglas fijas para nivelar su conducta en ocurrencias de ese carácter. El presidente de la República recurrió al congreso para proponerle la solucion de esa dificultad. Segun él, los juzgados i tribunales de Chile debian en tales casos, sujetarse nó a la lei española, que no era reconocida ni seguida en ningun otro país, sino a los principios del derecho de jentes. Esta proposicion, retardada i mui discutida en el congreso, mereció sin embargo la aprobacion de éste, i fué sancionada como lei de la República en 3 de setiembre de 1842.

blica.

8. Escrutinio jeneral en el La administracion del jeneral congreso: proclamacion Prieto llegaba a su término. En la del jeneral Bulnes como presidente de la Repú cabecera de cada una de las nueve provincias en que entonces estaba dividida la República, se habia reunido el 25 de julio el respectivo colejio electoral. Todo aquello se habia verificado con la mas irreprochable exactitud. Solo en la Serena se hizo notar la falta de tres electores no elejidos por las causales que hemos señalado ántes, i de uno en Concepcion, por motivo de enfermedad. Fuera de estos dos accidentes, todos los colejios provinciales habian funcionado en número completo i con la mas perfecta regularidad. En todas partes se practicaban estos actos con un contento que podia llamarse jeneral. Se celebraba la tranquilidad sólida i placentera del país, i en todos los tonos se anunciaba que la nueva administracion plantearia un réjimen de paz i conciliacion, sin golpes de autoridad i sin procesos ni desterrados políticos.

La reunion del congreso pleno del 30 de agosto en Santiago, para practicar el escrutinio jeneral, revistió tambien todos los caractéres de solemnidad que fué posible darle. A ella concurrieron a lo menos en su mayor parte, los diputados i senadores que habian sido hostiles a la candidatura

del jeneral Búlnes. Ante la lei, el triunfo de éste era irreprochable, i casi correspondia a la unanimidad de sufrajios, constituyendo al parecer la muestra mas brillante i mas honrosa de aplauso i de adhesion que un hombre ilustre podia recibir de sus conciudadanos. De los 168 individuos que debian componer los nueve colejios electorales de la República, 154 votaron por el jeneral Búlnes (9), i esta cifra se estimará mucho mas recordando que entre esos electores se contaban muchos, por no decir la mayoría, de los hombres mas notables i mas prestijiosos del país por sus fortunas, sus antecedentes o sus servicios. El jeneral Búlnes fué, pues, proclamado en el congreso i aceptado casi en todas las ciudades i campos en medio de fiestas. La eleccion presidencial, segun las palabras de El Arancano, habia tenido desde sus primeros pasos las condiciones de popularidad que casi podian darle el carácter de una aclamacion popular.

Al escribir esas líneas en el periódico oficial, don Andres Bello dejaba constancia del espectáculo, nuevo hasta entónces en América, que ofrecia Chile en la trasmision legal del mando supremo en medio del mas tranquilo i plácido bienestar, i por ello felicitaba al país con la mas viva efusion. ¿No es verdaderamente un prodijio, decia, para cualquiera que haya contemplado a esta naciente República en los seis meses pasados, terminada apénas la

(9) Segun lo prescrito por la constitucion del estado, i los cálculos sobre el número i la reparticion de sus habitantes, Chile elejia entónces 56 diputados. Correspondiendo por cada uno de estos tres electores, los colejios electorales de toda la República debian componerse de 168 para las elecciones indirectas o de segundo término. En las elecciones de 1841, la votacion se descompuso en la forma siguiente:

En la Serena faltaron electores..

En Concepcion, uno por enfermo

3

1

In voto por el jeneral O'Higgins, en Santiago..
Nueve votos por el jeneral Pinto, en Coquimbo.
Por el jeneral Búlnes...

1

154

Total.

168

El Araucano, mui parco en la publicacion de documentos referentes a la eleccion presidencial de 1841, que habria importado hacer conocer, dió, sin embargo, a luz el acta del escrutinio jeneral en el núm. 577 de 10 de setiembre.

i

ajitacion de las elecciones, verla entrar inmediatamente en el curso de la vida ordinaria, sin rencores ni rivalidades, a manera de un pueblo antiguo, desde largo tiempo esperimentado en la carrera de las elecciones populares? Esas palabras contenian una grande enseñanza que desgraciadamente no habia de aprovechar a algunos de los gobiernos subsiguientes.

nor presentado al con

greso, que queda sin aprobarse.

Al dejar constancia de ese hecho, Bello, en ese i en otros escritos de aquellos dias, recordaba de paso los progresos, i señalaba discretamente al recien elejido los deberes que le tocaba llenar en el alto puesto a que estaba llamado. Era uno de ellos la difusion de la instruccion pública en todos sus grados, como fuente de todo progreso, i como timbre de honor para la República. Ya veremos a ésta realizar en lo posible, bajo el gobierno del nuevo mandatario, aquellas nobles aspiraciones. 9. Ultimos dias del gobier 9. El jeneral Prieto iba a salir no del jeneral Prieto: del gobierno en las mejores condiproyecto de lei en su ho ciones personales a que le era dado aspirar. Su administracion que habia durado diez años completos, i que por esto era un espectáculo nuevo en Chile, i, como ya dijimos, en toda la América española, dejaba establecido el gobierno regular, con instituciones fijas, con espíritu de órden, con escrupulosa seriedad en el pago de las obligaciones del estado, i con las condiciones mas esenciales de progreso. Para obtener ese resultado, aquella administracion habia sido severa i represiva, i en ocasiones mas dura de lo que era necesario, pero en jeneral, no se atribuian al presidente de la República las medidas de rigor. Este no contaba con enemigos implacables entre sus adversarios; i aun habia conseguido atraerse a algunos de ellos por actos de equidad i de buena política. Su espíritu de órden i de economía personal le permitia salir del gobierno en un favorable estado de fortuna, que unida a su renta militar le permitiria pasar el resto de su vida en una posicion desahogada.

Si bien es verdad que aun entre las personas mas adietas a la administracion, no era raro oir murmurar del presidente de la República, recordando ora su espíritu de economía, ora la poca estension de sus luces, o cualquiera

debilidad personal, la mayoría de los hombres que habian cooperado en cualquiera esfera a su gobierno, conservaba por él una sólida estimacion. Tres senadores, don Mariano Egaña, don Diego Antonio Barros i don José Manuel Ortuzar, que por sus antecedentes i su posision de fortuna no podian ser acusados de aduladores, presentaban el 9 de agosto un proyecto de lei, cuyo artículo 1.o decia testualmente lo que sigue: Don Joaquin Prieto es benemérito de la patria en grado eminente. Una comision lejislativa de cuatro senadores i de ocho diputados le presentaria solemnemente i en un acto público, aquella declaracion como un testimonio de la gratitud nacional a sus jenerosos i eminentes servicios. El orijinal de esa lei, seria colocado en la sala del despacho del presidente de la República, para que a la vez que acreditara la gratitud nacional a los servicios del jeneral Prieto, «fuese un estímulo que empeñara a sus sucesores a distinguirse en la carrera de la gloria que les ofrece la patria. Al discutirse este proyecto (el 16 de agosto), el senador don Diego José Benavente, pidió que se le aplazara durante un año, sosteniendo que entonces, calmadas las pasiones del momento, el voto del senado, cualquiera que él fuese, seria un fallo mas justiciero i sereno. Desechada esa proposicion, el proyecto fué aprobado por unanimidad. Al llegar a la cámara de diputados, fué sometido, segun la práctica constante, a la comision de gobierno encargada de informar.

Ese informe no se dió nunca. Si bien habia en aquella cámara algunos diputados dispuestos a dar a aquel proyecto una ardorosa aprobacion, habia tambien otros que lo habrian impugnado con resuelta decision, i habia muchos otros que miraban con indiferencia aquella manifestacion o que la creian inconveniente. Parece que se temió que se suscitase una discusion del peor efecto; i se prefirió no promoverla. Así, pues, aquella proposicion, que sin la menor duda habria encontrado una fuerte contradiccion, i que en caso de ser aprobada habria establecido un mal precedente, quedó allí paralizada, sin alcanzar la sancion que habria debido convertirla en lei. Por lo demas, si el jeneral Prieto no llegó a obtener ese honor, la nueva administracion le dispensó todas las consideraciones que podia apetecer.

Recordaremos ademas, como un simple rasgo de interes local, un último acto de la presidencia del jeneral Prieto. En 22 de agosto de 1832 habia propuesto al congreso el modelo de un escudo de armas de la nacion, mas elegante i artístico que el que se usaba desde los dias de la revolucion. Ese escudo fué aprobado por el congreso, en lei de 26 de junio de 1834, con el carácter de escudo oficial de la República de Chile (10). Desde entónces se le usó en todos los documentos públicos, en el cuño de nuestra moneda, i hasta en los botones i otros arreos de los militares. Sin embargo, por descuido o por decidia, se habia dejado encina de la puerta principal de la casa de gobierno, (hoi casa de la intendencia) el escudo de armas del tiempo de O'Higgins, consistente en una columna con una estrella i la palabra « libertad». El jeneral Prieto no quiso retirarse del mando sin reparar esa omision. En los últimos dias de su gobierno, a mediados de setiembre, se echó abajo el antiguo escudo de armas, i se le reemplazó por el nuevo escudo en estuco blanco, que subsiste hasta ahora, pero ataviado de color.

Al dejar el mando supremo, el 18 de setiembre de 1841, el jeneral Prieto publicó un opúsculo de 23 grandes pájinas que lleva este título: Exposicion que el presidente de la República, Joaquin Prieto, dirije a la nacion chilena el dia 18 de setiembre de 1841, último de su administracion. Es el cuadro claro i ordenado de la marcha del país en los últimos diez años, en que, saliendo de un estado de perturbacion i desgobierno vecino a la anarquía, habia conseguido éste establecer la paz interna, asentar instituciones que tenian el carácter de estables, fundar el crédito nacional por el cumplimiento de las obligaciones financieras, propender al adelanto de la industria i de la riqueza públicas, i llevar a cabo con gloria i felicidad una penosa guerra esterior. Esa Esposicion, escrita por don Andres Bello, es en su jénero, una obra maestra de arte de presentacion de los hechos sin jactancia i sin exajeracion, en forma rápida i sumaria, pero, con método irreprochable

(10) Amunátegui, Precursores de la independencia, tomo III, páj. 587 i siguientes.-Historia jeneral de Chile, tomo XVI, páj. 267 i siguientes.

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