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i política de Chile, por don

Claudio Gay.

(representado el 28 de agosto de 1842) tenia por autor a don Carlos Bello, el hijo mayor de don Andres, que a la posesion de algunas dotes literarias, reunia una gran inesperiencia en el arte teatral. El segundo era Ernesto, drama representado el 9 de octubre, escrito por don Rafael Minvielle, literato español que hemos nombrado ántes. La prensa de esos dias aplaudió exajeradamente el valor de aquellas dos piezas. Mas tarde, una crítica mas juiciosa ha venido a asignarles el lugar que les corresponde en la historia de nuestros primeros ensayos literarios (12). 4. Preparacion i publica- 4. Otro punto de carácter litecion de la Historia fisica rario que dió que hablar a la prensa i que preocupó a la opinion mas de lo que puede ahora imajinarse, fué el anuncio de la publicacion de los trabajos de don Claudio Gay. Era éste un naturalista frances llegado a Chile en los últimos dias de 1828, que veinte meses mas tarde (setiembre de 1830) celebraba con el poderoso ministro Portales un contrato por el cual se obligaba a hacer un viaje científico por toda la República, en el término de tres años i medio, con el objeto de estudiar la historia natural de Chile, su jeografía, jeolojía, estadística, i cuanto contribuye a dar a conocer las producciones naturales del país, su industria, comercio i administracion». En el término de cuatro años debia presentar al gobierno el cuadro completo de sus trabajos con mapas de las provincias i planos de las principales ciudades.

Cuando celebraba ese contrato, Gay no era precisamente un sabio; pero aunque lo hubiera sido, no habria podido dar cumplimiento a tan vasto plan de trabajos. Sin embargo, hizo mucho mas de todo lo que habria debido esperarse. En vez de tres años i medio, empleó mas de diez en recorrer nuestro país, estudió cuanto le era dable para ensanchar sus conocimientos, se comunicó con los sabios mas eminentes de Francia para sus consejos i sus instrucciones, acumuló en todas partes las mas prolijas observaciones, construyó mapas que distando mucho de una mediana perfeccion, era lo mejor que habia

(12) Miguel L. Amunátegui, Las primeras representaciones dramáticas en Chile (Santiago, 1888), cap. XII i XIII.

entónces, i coleccionó animales, plantas i minerales para formar en Santiago un museo de historia natural, i para llevar a Europa ejemplares de todo lo que debia utilizar en la composicion de su obra. Cuando se conoce el resultado de sus trabajos, se puede asegurar que mui difícilmente se habria hallado un hombre que solo, sin ayudantes i con los limitados recursos que podia suministrarle el gobierno, hubiera llegado a desempeñarse tan satisfactoriamente como lo hizo don Claudio Gay. Por otra parte, las notables dotes de carácter de éste, su irreprochable probidad moral i la amena afabilidad de su trato, le habian captado la estimacion jeneral.

En enero de 1841, Gay se encontraba en Santiago de vuelta de un viaje que a costa del gobierno habia hecho al Perú, a fin de recojer materiales para la parte histórica que se habia comprometido a tratar en su obra. Se ocupaba en encajonar las muestras de los reinos animal, vejetal i mineral que habia reunido en sus viajes, i que habian de servirle en Paris, i en colocar en unas salas del actual palacio de justicia, la primera coleccion de objetos de ese órden, que iba a ser la base del Museo nacional. Para la composicion i la impresion de su obra, le era indispensable contar con colaboradores i con materiales tipográficos i de grabado que solo podria procurarse en Europa. Su viaje fué acordado por el gobierno i aprobado por el congreso mediante una lei dictada en noviembre de ese año, por la cual se concedia a Gay los derechos de ciudadano chileno, se le mandaban entregar seis mil pesos para sus gastos de trasporte, i se autorizaba al gobierno para ausiliar, con la cantidad que fuere necesaria, la publicacion de aquella obra. Un decreto, espedido en febrero del año siguiente, mandaba colocar el retrato de Gay en la sala del Museo nacional. El 21 de junio del mismo año (1842) se hacia éste a la vela en Valparaíso con rumbo a Burdeos. En su compañía iban cuatro jóvenes chilenos que el gobierno enviaba a Europa bajo la vijilancia de Gay, a continuar sus estudios, tres de ellos de ciencias físicas, i el cuarto de pintura (13).

(13) El lector hallará todas las noticias que pueden interesarle sobre este asunto en el libro que publicamos en Santiago en 1876, con título de Don Claudio Gay. Su vida i su obra.

La obra de Gay llevaria el título de Historia fisica i politica de Chile, i trataria todas las materias que abraza una tan vasta denominacion. Aunque la proteccion amplia i jenerosa del gobierno habria bastado para publicarla, Gay quiso contar con la cooperacion del público. Al efecto hizo imprimir prospectos bien ordenados, en que se daba a conocer detalladamente el estenso plan de la obra, i la indicacion de las materias que debia tratar, i se abrieron suscripciones en la secretaría de la sociedad de agricultura, i en algunos establecimientos comerciales. La obra se publicaria en ejemplares de tres condiciones diferentes de lujo por el papel i por las láminas, i tambien de precios reducidos a fin de ponerla al alcance aun de las personas de modesta fortuna, para las cuales cada tomo costaria solo dos pesos. Como cada suscriptor debia pagar adelantado el precio de un tomo (que en los ejemplares de lujo era de nueve pesos) Gay quiso que ese adelanto fuera garantizado por una persona de conocida posicion social (14). La autorizada palabra de don Andres Bello, dando a conocer desde las columnas de El Araucano la estension i la seriedad de los trabajos de don Claudio Gay, contribuyó poderosamente a la exelente acojida que el público dispensó a aquella invitacion.

En efecto, en Santiago i en las provincias acudieron los suscriptores en mayor número de cuanto podia esperarse. Segun documentos que tuvimos a la vista, alcanzaron a la crecida cifra de 605. Mui pocos entre ellos. eran los que pedian ejemplares de calidad i de precio inferiores. Cuando se leen las listas de ellos que publicaban los periódicos de la época, sorprende ver inscritos entre los suscriptores a la publicacion de una obra de carácter científico, a muchos hombres absolutamente estraños a todo estudio de ese órden, i a no pocos estraños a todo cultivo intelectual. Sin duda, habian creido que la

(14) El tesorero elejido por Gay fué mi padre, don Diego Antonio Barros, que firmaba todos los recibos de la suscripcion. Este era un servicio de pura amistad, que Gay agradecia efusivamente en sus cartas. Cuando comenzaron a llegar las primeras entregas de la obra, mi padre confió su distribucion i espendio a don Pedro Yuste, librero español mui conocido en Santiago, que muchos años mas tarde murió en Barcelona, desempeñando el consulado de Chile.

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obra de Gay seria algun libro pintoresco, accesible a todas las intelijencias, i talvez utilizable por sus preceptos o consejos para la práctica de los trabajos industriales.

Desde agosto de 1844 comenzaron a llegar a Chile las primeras entregas de la obra de don Claudio Gay. La mayoría de los suscriptores esperimentó una penosa desilusion. El testo de la historia política interesaba a pocas personas,i casi a nadie las entregas consagradas a la zoolojía i a la botánica, que fueron publicándose mas tarde. Aun las láminas primorosamente dibujadas i grabadas, que representaban plantas i animales, llamaban la atencion de mui pocos. Muchos suscriptores no tomaron ni siquiera las primeras entregas, muchos otros abandonaron la suscripcion despues de haber recibido dos o tres tomos, i solo uno que otro siguió con ella mas adelante. Ademas de esto, aunque Gay habia buscado la cooperacion de trece colaboradores para la preparacion de las partes de su obra consagradas a la historia natural, i aunque tambien los tuvo para la seccion de historia política, aquel enorme trabajo no podia avanzar con la presteza que exijia en Chile la impaciencia del gobierno i del público. Todo esto fué causa de que aquella publicacion, que debia demorar veinte años, se hallara abandonada mucho antes de ese tiempo aun por suscriptores de alguna ilustracion, que creian, sin embargo, que las obras de esa clase se fabrican como por una máquina. Al recordar estos incidentes, conviene dejar constancia de que sin la proteccion decidida i constante que le dispensó el gobierno, la Historia fisica i politica de Chile, por don Claudio Gay no habria podido llegar a término (15).

(15) En la páj. 185 del libro ántes citado, agrupamos cuidadosamente algunos datos sobre el costo que impuso al gobierno la publicacion de la Historia fisica i politica de Chile por don Claudio Gay. Segun esos datos, la suscripcion a 400 ejemplares, muchos de ellos de lujo, costó 49 758 pesos. Los gastos en sueldos de Gay, costos de viaje etc. etc., pueden avaluarse en otros 50 000; de modo que el gasto total podria apreciarse en cien mil pesos, aproximativamente.

Nos abstenemos de hacer el análisis de la obra de Gay, i de dar juicio acerca de ella por creerlo fuera de este lugar. Por lo demas, en el libro citado (Don Claudio Gay: su vida i su obra) se encontrará amplitud de noticias entre todo esto.

i

5. Preparacion, dis

gacion de la lei or

5. En esos mismos dias se trataba en

cusión i promul el congreso de otro asunto mas directagánica de la uni- mente encaminado a fomentar el desenversidad de Chile. volvimiento intelectual de la República, i que preocupó los espíritus mucho mas que todas las otras reformas de ese órden propuestas desde la independencia. Se trataba de la organizacion de una nueva universidad, que debia reemplazar a la vetusta e inútil institucion que con un nombre análogo nos habia legado la colonia.

Don Mariano Egaña era el promotor de la creacion del nuevo establecimiento. Educado bajo el réjimen antiguo, i bajo la influencia i el prestijio de su padre, el célebre doctor don Juan Egaña, era don Mariano por su talento por los conocimientos que llegó a adquirir en la lectura, una rara amalgama de las ideas viejas i preocupaciones de otra edad, i de las luces que el espíritu revolucionario intentaba propagar. Desde que tuvo injerencia en el gobierno, se empeñó en la fundacion de escuelas; i como el estado no tuviera recursos, Egaña imponia a cada convento la obligacion de crear i de sostener una. En 1823, siendo ministro de gobierno, bajo la administracion del jeneral Freire, espedia con fecha de 10 de diciembre, un decreto por el cual fundaba una corporación científica que tendria el pomposo título de «Academia chilena. Constaria ésta de tres secciones, una de ciencias morales i políticas, otra de ciencias físicas i matemáticas, i la tercera de literatura i artes. El director supremo, en su carácter de protector de la academia, nombró miembros de ella a todos los individuos nacionales o estranjeros que en Chile manifestaban alguna aficion al estudio. Aquella academia, como debia esperarse del estado de atraso del país, fué una institucion de mero aparato, que se reunia mui raras veces, que no hizo nada, i que desapareció sin dejar ningun recuerdo.

A este resultado contribuyó tambien el viaje de Egaña a Europa (22 de mayo de 1824), en desempeño de una importante mision que le habia confiado el gobierno. Egaña, por causas que no tenemos que esponer aquí, no fué feliz en ella; pero aprovechó su viaje para contratar profesores, para promover desde allá diversos adelantos en nuestro país, i sobre todo, para ensanchar sus conoci

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