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CARTA

AL PROFESOR DON MATÍAS CALLANDRELLI

AUTOR DE UN

Diccionario Etimolójico de la Lengua Castellana

Mi estimado señor:

Tengo el gusto para satisfacer a su pedido, de enviarle un ejemplar de la Vida de Facundo Quiroga, reputada jeneralmente como el escrito mas peculiar mio.

En cuanto a lenguaje, revisó esta última edicion el hablista habanero Mantilla, hallando poco que correjir de las anteriores, y segun dijo, llamándole la atencion la ocurrencia frecuente de locuciones anticuadas, pero castizas, que atribuia a mucha lectura de autores castellanos antiguos.

No siendo ésta la verdad, indiquéle como causa que, habiéndome criado en una provincia apartada i formádome sin estudios ordenados, la lengua de los conquistadores habia debido conservarse allí mas tiempo sin alteraciones sensibles, lo que corroboraba yo con muchos hechos, i aceptaba él como plausible, bien así como los ingleses insulares de hoi, han hallado en Norte-América locuciones que traia Jhonson, i no conserva Webster en su Diccionario.

La correccion de pruebas de mis Viajes la hizo don Juan M. Gutierrez, de la Academia de la Lengua; i don Andres Bello, igualmente académico, que gustaba mucho de Recuerdos

1. Es decir, corrijió las pruebas de la edicion de 1868, pues al hacer esta reimpresion i comparar esa edicion con la de 1845, no hemos encontrado otra diferencia que la que resulta de la mejor correccion de pruebas. El Editor.

pe provincia como lenguaje i como recuerdos de costumbres americanas, rechazaba por infundadas muchas de las correcciones de Villergas que la echaba de hablista i que encontró en la Habana de que parler en achaque de lengua castellana, pues es hoi un hecho conquistado que los mejores hablistas modernos son americanos, hecho reconocido por la Academia misma, acaso porque necesitan mas estudio de la lengua los que viven fuera del centro que la vivifica, i están mas influidos por los elementos estranjeros i estraños a su oríjen, que tienden a incorporársele.

Es lo mas breve que puedo decirle para su direccion en el uso que quiera hacer de mis escritos, agradeciéndole cordialmente su buen deseo.

Tengo con este motivo el gusto de suscribirme su afectísimo amigo,

Buenos-Aires, Agosto 12 de 1881.

D. F. Sarmiento.

JUAN FACUNDO QUIROGA

ADVERTENCIA DEL AUTOR

Despues de terminada la publicacion de esta obra, he recibido de varios amigos rectificaciones de varios hechos referidos en ella. Algunas inexactitudes han debido necesariamente escaparse en un trabajo hecho de prisa, léjos del teatro de los acontecimientos, i sobre un asunto de que no se habia escrito nada hasta el presente. Al coordinar entre sí sucesos que han tenido lugar en distintas i remotas provincias, i en épocas diversas, consultando a un testigo ocular sobre un punto, rejistrando manuscritos formados a la lijera, o apelando a las propias reminiscencias, no es estraño que de vez en cuando el lector arjentino eche de ménos algo que él conoce, o disienta en cuanto a algun nombre propio, una fecha, cambiados o puestos fuera de lugar.

Pero debo declarar que en los acontecimientos notables a que me refiero, i que sirven de base a las esplicaciones que doi, hai una exactitud intachable de que responderán los documentos públicos que sobre ellos existen.

Quizá haya un momento en que desembarazado de las preocupaciones que han precipitado la redaccion de esta obrita, vuelva a refundirla en un plan nuevo, desnudándola de toda digresion accidental, i apoyándola en numerosos documentos oficiales, a que solo hago ahora una lijera referencia.

1845

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A fines del año 1840, salia yo de mi patria, desterrado por lástima, estropeado, lleno de cardenales, puntazos i golpes recibidos el dia anterior en una de esas bacanales sangrientas de soldadesca i mazorqueros. Al pasar por los baños de Zonda, bajo las Armas de la patria que en dias mas alegres habia pintado en una sala, escribí con carbon estas palabras:

On ne tue point les idées.

El Gobierno, a quien se comunicó el hecho, mandó una comision encargada de descifrar el jeroglífico, que se decia contener desahogos innobles, insultos i amenazas. Oida la traduccion, i bien! dijeron, qué significa esto?..

Significaba simplemente que venia a Chile donde la libertad brillaba aun, i que me proponia hacer proyectar los rayos de las luces de su prensa hasta el otro lado de los Andes. Los que conocen mi conducta en Chille, saben si he cumplido aquella protesta.

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