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nes concluyentes; tiene ideas fijas, invariables; i a la víspera de una batalla se ocupará todavía de discutir en toda forma un reglamento o de establecer una nueva formalidad legal; porque las fórmulas legales son el culto esterior que rinde a sus ídolos, la constitucion, las garantías individuales. Su relijion es el porvenir de la República, cuya imájen colosal, indefinible, pero grandiosa i sublime, se le aparece a todas horas cubierta con el manto de las pasadas glorias, i no le deja ocuparse de los hechos que presencia. Estoi seguro de que el alma de cada unitario degollado por Rosas, ha abandonado el cuerpo desdeñando al verdugo que lo asesina, i aun sin creer que la cosa ha sucedido. Es imposible imajinarse una jenaracion mas razonadora, mas deductiva, mas emprendedora, i que haya carecido en mas alto grado de sentido práctico. Llega la noticia de un triunfo de sus enemigos; todos lo repiten, el parte oficial lo detalla, los dispersos vienen heridos. Un unitario no cree en tal triunfo, i se funda en razones tan concluyentes, que os hace dudar de lo que vuestros ojos están viendo. Tiene tal fe en la superioridad de su causa, i tanta constancia i abnegacion para consagrarle su vida, que el destierro, la pobreza, ni el lapso de los años entibiarán en un ápice su ardor. En cuanto a temple de alma i enerjía, son infinitamente superiores a la jeneracion que les ha sucedido. Sobre todo lo que mas los distingue de nosotros, son sus modales finos, su política ceremoniosa, i sus ademanes pomposamente cultos. En los estrados no tienen rival, i no obstante que ya están desmontados por la edad, son mas galanes, mas bulliciosos i alegres con las damas que no lo son sus hijos. Hoi dia las formas se descuidan entre nosotros a medida que el movimiento democrático se hace mas pronunciado, i no es fácil darse idea de la cultura i refinamiento de la sociedad en Buenos-Aires hasta 1828. Todos los europeos que arribaban creian hallarse en Europa, en los salones de Paris; nada faltaba, ni aun la petulancia francesa, que se dejaba notar entónces en el elegante de Buenos-Aires.

Me he detenido en estos pormenores para caracterizar la época en que se trataba de constituir la República, y los clementos diversos que se estaban combatiendo. Córdova, española por educacion literaria i relijiosa, estacionaria i hostil a las innovaciones revolucionarias; i Buenos-Aires todo novedad, todo revolucion i movimiento, son las dos faces prominentes de los partidos que dividian las ciudades todas; en cada una de las cuales estaban luchando estos dos elementos

diversos que hai en todos los pueblos cultos. No sé si en América se presenta un fenómeno igual a este; es decir, dos partidos, retrógrado i revolucionario, conservador i progresista, representados altamente cada uno por una ciudad civilizada de diverso modo, alimentándose cada una de ideas estraidas de fuentes distintas: Córdova de la España, los concilios, los comentadores, el Dijesto; Buenos-Aires, de Bentham, Rousseau, Montesquieu, i la literatura francesa entera.

"

A estos elementos de antagonismo se añadia otra causa no ménos grave; tal era el aflojamiento de todo vínculo nacional, producido por la revolucion de la independencia. Cuando la autoridad es sacada de un centro para fundarla en otra parte, pasa mucho tiempo ántes de echar raices. El Republicano decia el otro dia, que la autoridad no es mas que un convenio entre gobernantes i gobernados." ¡Aquí hai muchos unitarios todavía! La autoridad se funda en el asentimiento indeliberado que una nacion da a un hecho permanente. Donde hai deliberacion i voluntad, no hai autoridad. Aquel estado de transicion se llama federalismo; i despues de toda revolucion i cambio consiguiente de autoridad, todas las naciones tienen sus dias i sus intentos de federacion.

Me esplicaré. Arrebatado a la España Fernando VII, la autoridad, aquel hecho permanente, deja de ser; i la España se reune en juntas provinciales que niegan la autoridad a los que gobiernan en nombre del rei. Esto es federacion de la España. Llega la noticia a la América, i se desprende de la España, separándose en varias secciones: federacion de la América.

Del virreinato de Buenos-Aires salen, al fin de la lucha, cuatro estados: Bolivia, Paraguai, Banda Oriental i República Arjentina: federacion del virreinato.

La República se divide en provincias, no por las antiguas intendencias, sino por ciudades: federacion de las ciu

dades.

No es que la palabra federacion signifique separacion; sino que dada la separacion previa, espresa la union de partes distintas. La República Arjentina se hallaba en esta crísis social, i muchos hombres notables i bien intencionados de las ciudades creian que es posible hacer federaciones cada vez que un hombre o un pueblo se sienten sin respeto por una autoridad nominal i de puro convenio. Así, pues, habia esta otra manzana de discordia en la República, i los partidos, despues de haberse llamado realistas i patriotas, congresistas i ejecu

tivistas, pelucones i liberales, concluyeron con llamarse federales i unitarios. Miento, que no concluye aun la fiesta; que a don Juan Manuel Rosas se le ha antojado llamar a sus enemigos presentes i futuros, salvajes inmundos unitarios, i uno nacerá salvaje estereotipado allí dentro de veinte años, como son federales hoi todos los que llevan la carátula que él les ha puesto. ¡Cómo se reirá en sus adentros ese miserable de la imbecilidad de los pueblos!

Pero la República Arjentina está jeográficamente constituida de tal manera, que ha de ser unitaria siempre, aunque el rótulo de la botella diga lo contrario. Su llanura contínua, sus rios confluentes a un puerto único la hacen fatalmente una e indivisible. Rivadavia, mas conocedor de las necesidades del pais, aconsejaba a los pueblos que se uniesen bajo una constitucion comun, haciendo nacional el puerto de Buenos Aires. Agüero, su eco en el Congreso, decia a los porteños con su acento majistral i unitario: demos voluntariamente a los pueblos lo que mas tarde nos reclamarán con las armas en la mano."

El pronóstico falló por una palabra. Los pueblos no reclamaron de Buenos-Aires el puerto con las armas, sino con la barbarie, que le mandaron en Facundo i Rosas. Pero Buenos Aires se quedó con la barbarie i el puerto, que solo a Rosas ha servido i no a las provincias. De manera que Buenos-Aires i las provincias se han hecho el mal mutuamente sin reportar ninguna ventaja.

Todos estos antecedentes he necesitado establecer para continuar con la vida de Juan Facundo Quiroga, porque aunque parezca ridículo decirlo, Facundo es el rival de Rivadavia. Todo lo demas es transitorio, intermediario i de poco momento, el partido federal de las ciudades era un eslabon que se ligaba al partido bárbaro de las campañas. La República era solicitada por dos fuerzas unitarias: una que partia de Buenos-Aires i se apoyaba en los liberales del interior; otra que partia de las campañas, i se apoyaba en los caudillos que ya habian logrado dominar las ciudades; la una civilizada, constitucional, europea; la otra bárbara, arbitraria, ame

ricana.

Estas dos fuerzas habian llegado a su mas alto punto de desenvolvimiento, i solo una palabra se necesitaba para trabar la lucha; i ya que el partido revolucionario se llamaba unitario, no habia inconveniente para que el partido adverso adoptase la denominacion de federal, sin comprenderla.

Pero aquella fuerza bárbara estaba diseminada por toda la República, dividida en provincias, en cacicazgos; necesitábaso una mano poderosa para fundirla i presentarla en un todo homojéneo, i Quiroga ofreció su brazo para realizar está grande obra.

El gaucho arjentino, aunque de instintos comunes con los pastores, es eminentemente provincial: lo hai porteño, santafecino, cordovez, llanista, etc. Todas sus aspiraciones las encierra en su provincia; las demas son enemigas o estrañas, son diversas tribus que se hacen entre sí la guerra. Lopez apoderado de Santa-Fe, no se cura de lo que pasa alrededor suyo, salvo que vengan a importunarlo, que entonces monta a caballo i echa fuera a los intrusos. Pero como no estaba en sus manos que las provincias no se tocasen por todas partes, no podian tampoco evitar que al fin se uniesen en un interes comun, i de ahí les viniese esa misma unidad que tanto se interesaban en combatir.

Recuérdese que al principio dije que las correrías i viajes de la juventud de Quiroga habian sido la base de su futura ambicion. Efectivamente, Facundo, aunque gaucho, no tiene apego a un lugar determinado; es riojano, pero se ha educado en San-Juan, a vivido en Mendoza, ha estado en BuenosAires. Conoce la República; sus miradas se estienden sobre un grande horizonte; dueño de la Rioja, quisiera naturalmente presentarse revestido del poder en el pueblo en que aprendió a leer, en la ciudad donde levantó unas tapias, en aquella otra donde estuvo preso e hizo una accion gloriosa. Si los sucesos lo atraen fuera de su provincia, no se resistirá a salir por cortedad ni encojimiento. Mui distinto de Ibarra o Lopez, que no gustan sino de defenderse en su territorio, él acometerá el ajeno, i se apoderará de él. Así la Providencia realiza las grandes cosas por medios insignificantes e inapercebibles, i la unidad bárbara de la República va a iniciarse a causa de que un gaucho malo ha andado de provincia en provincia levantando tapias i dando puñaladas.

CAPÍTULO IV

ENSAYOS.-ACCIONES DEL TALA I DEL RINCON

¡Cuánto dilata el dia! porque mañana quiero galopar diez cuadras sobre un campo sembrado de cadáveres.

Shackespeare.

Tal como la hemos pintado era en 1825 la fisonomía política de la República cuando el gobierno de Buenos-Aires învitó a las provincias a reunirse en un congreso para darse una forma de gobierno jeneral. De todas partes fué acojida esta idea con aprobacion, ya fuese que cada caudillo contase con constituirse caudillo lejítimo de su provincia, ya que el brillo de Buenos-Aires ofuscase todas las miradas, i no fuese posible negarse sin escándalo a una pretension tan racional. Se ha imputado al gobierno de Buenos-Aires como una falta haber promovido esta cuestion, cuya solucion debia ser tan funesta para él mismo i para la civilizacion; pero toda civilizacion, como las relijiones mismas, es jeneralizadora, propagandista, i mal creería un hombre que no deseara que todos

creyesen como él.

Facundo recibió en la Rioja la invitacion, i acojió la idea con entusiasmo, quizá por aquellas simpatías que los espíritus altamente dotados tienen por las cosas esencialmente buenas.

A esta sazon la República se preparaba para la guerra del Brasil, i a cada provincia se había encomendado la formacion de un rejimiento para el ejército. A Tucuman vino con este encargo el jeneral La Madrid que, impaciente por obtener los reclutas i elementos necesarios para levantar su rejimiento, no trepidó mucho en derrocar aquellas autoridades morosas, i subir él al gobierno a fin de espedir los decretos convenientes al efecto. Este acto subversivo ponia al gobierno de Buenos-Aires en una posicion delicada. Habia desconfianza en los gobiernos, celos de provincia, i el coronel La Madrid venido de Buenos-Aires i trastornando un gobierno provincial, lo hacia aparecer a los ojos de la nacion como

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