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tiempos, el cielo constante del pensamiento, que es Dios-la eternidad, la creacion;-el bien y el mal-la fatalidad y la libertad; la ley del hombre y su esperanza, la aspiracion de amor hacia lo bello, los dolores del alma, los misterios que nos rodean, los momentos sagrados del sentimiento y de la contemplacion, todo, todo ha recibido, el sello de la solucion dada por la autoridad pasada. El que tenia, pues, las llaves de esa autoridad en el principio de la creencia y de la ley, domina la accion subalterna del hombre declarado ciudadano. Se conquistó lo temporal y lo eterno, lo espiritual pasó inapercibido.

Asi es que los pensadores y los hombres de la independencia en sus impetus de renovacion se estrellan en una muralla invisible. Despues de ver inútiles sus esfuerzos, en medio de la duda se preguntan:-¿qué hemos hecho?-dónde vamos ?-qué seremos?

Hé aquí el grito que se escucha: una invocacion. A esa invocacion yo respondo con el Evangelio, con el libro original apesar de los tiempos, con el espiritu vital del verbo inmaculado para que recorra y afirme la existencia de esa humanidad que se ignora. Encuéntrese en la ciudad y en el desierto, en los ranchos del esclavo y del salvaje; remonte nuestros rios, aparezca en las cumbres de nuestras montañas; sea el pan cuotidiano de esas almas vigorosas que vejetan; anime su espíritu á nuestros legisladores y maestros; sea la lectura y enseñanza diaria del padre de familia y entonces podremos decir á la América: ya es tiempo de que des otra voz en la historia..

Ahora la libertad combate cada dia en el campo de la politica y de la religion; la igualdad necesita de la evocacion de la dignidad humana, la fraternidad no se sumerje en las fuentes vivas de donde nace toda vida; el pensamiento del Cristo es invocado en campos opuestos, el Estado lucha con la religion, la religion con el Estado. El nuevo continente busca instintivamente una transformacion que lo unifique y se chocan en su seno las razas y las castas, los ricos y los pobres, el espíritu del Alkoran y de la revolucion francesa, los vestigios de feudalidad y las formas republicanas, la inocencia primitiva y la vejez del mundo. La América destinada á ser el altar de la fraternidad humana en todas las variedades de la creacion moral y natural; punto de reunion de todos los elementos humanos, norte y medio-dia, Oriente y Occidente, el negro, el indio y el blanco, la unidad de la aso

dy

ciacion y la independencia del protestante, palpita de uno á otro polo invocando la palabra que la revele á sí misma.

Momento grandioso y quizás único en la historia. Un mundo nuevo, resúmen de los mundos anteriores, donde parece que han afluido todos los elementos de la vida de los pueblos para producir la fórmula definitiva de la evolucion humana á que asistimos. Alli todo mal antes santificado espera su sentencia; todo bien, toda individualidad; todo dolor esperan su sancion, su consuelo, toda esperanza su confirmacion; todos tendrán cabida en el templo que se prepara grandioso como el corazon del Cristo. Inclinémonos ante el misterio de nuestros dias, ante la condensacion que presenciamos, ante la comunion de la gran familia humana en la palabra eterna y progresiva de la ley del deber y del amor. Pero es en este momento en que está el peligro porque es en la preparacion de un porvenir cuando la tentacion se aproxima: Pasan ahora por la América los cuarenta dias en que el espíritu del mal decia al Cristo: «haz que estas piedras se conviertan en panes ». Si os creis destinados á otra vida que la del lucro y del comer, si sentis la aspiracion infinita, levantaos pueblos, pueblos de América, seguid á Jesus al desierto moral de nuestro tiempo que él os alimentará con su palabra. La Europa en este momento trascendental nos envia su aliento emponzoñado, (a) y álzese entre ella y nosotros una barrera á la marcha invasora de su escándalo. Mientras su ejemplo sea la gloria y el interés de las castas y familias, la burla de los pueblos; mientras tenga por ideal el industrialismo, por doctrina los hechos y por esperanza un caos de egoismos satisfechos, esa barrera exista inpenetrable hasta que la voz de libertad respondiendo á nuestros himnos la sumerja en la tumba de todo limite entre hermanos.

Es en esta ocasion histórica que envio el Evangelio para que sea leido entre vosotros con el espíritu renovador que la inteligencia de los siglos aglomera, para hacernos ascender mas y mas hacia el espíritu invariable, hacia el ideal que aspiramos á encarnarnos. Empiezan à precisarse los elementos de nuestras nacionalidades, y el peligro que existiria de ahogar esos instintos tan sagrados con la imposicion de una doctrina sistemática

(a) M. E. Quinet advierte à la España, permitidme que advierta al nuevo mundo. Léanse "mes vacanses en Espagne" par E. Quinet.

desaparece ante la lectura del libro fundamental.

Los principios eternos conservan y protejen las espontaneidades de los pueblos preparando el reino de su voluntad soberana.

El alma del Cristo fortifica los gérmenes vitales y circula en la creacion moral levantando a los humildes y abatiendo á los soberbios. Si vuestra debilidad os abate, si algo de fatal os domina, abrid vuestra conciencia al pensamiento de Jesus y vereis realizarse la ley de vuestra transfiguracion: Todo hombre, todo pueblo es un altar donde puede reproducirse el milagro del Thabor; una cosa tan solo es necesario: la fuerza, la fuerza en la creencia, en el amor y en la voluntad. Tenedla y entonces preguntareis si los cielos han bajado á nuestras almas.

En fin, este libro, criterio de la inteligencia en la esfera de la especulacion filosófica y sentencia de la vida en la esfera social, la Europa lo necesita para rejuvenecerse y la América para llegar á ser hombre; la Europa para purificarse y la América para precaverse. Leed y meditad. El alma en el estudio de ese libro ayudada con los ímpetus sublimes que su traductor nos comunica, atraviesa los limbos, purificándose en su marcha. Cada dia cae un pedazo de nuestro viejo manto y nuestra transformacion aparece sobre las ruinas de nuestras miserias y de nuestros odios.

Y vosotros hemisferios, ya la tierra es descubierta, preparaos para recibir el nuevo bautismo. La palabra del Cristo nos innunda arrebatando la fealdad á los abismos;-en el cielo permanece el símbolo que apareció sobre el Jordan y la mano del Padre ostenta pronta para coronarnos la aureola de amor y libertad.

Empiese cada uno en si mismo la redencion y la redencion general habrá principiado.

Desde las alturas de la cordillera he contemplado los valles de mi patria que se estienden ondulantes como un oceano petrificado en tempestad. Alli se vé al hombre solo y silencioso, trepar sobre las nieves de los volcanes, buscar un camino entre rocas y selvas y detenerse ago viado ante la impresion de lo desconocido y de lo grandioso que contempla. Su vista se alza al cielo pidiendo instintivamente la palabra de esa creacion y la

palabra de esa patria.-El sol desaparece y cree que todo lo que le rodea le responde, preguntando por la palabra de su ser. El encuentra con que responder, á la grandeza del momento: pureza de nn corazon primitivo en comunicacion con el infinito, sentimiento de mi libertad en medio de la mudez del universo, fuerza de amor que llora en la ignorancia de su objeto: hé aquí el tesoro que espera la palabra del libro eterno, hé aqui el corazon que debe leerlo en si mismo y comunicarlo con su alma à todas las criatnras que le ignoran.

Nada mas envio, nada mas he encontrado que pueda servir de cimiento al porvenir de todos. En medio de la destruccion que nos rodea, en medio de los monumentos de la ciencia y de los siglos, encuentro inamovible el nuevo testamento que hace 18 siglos el Hijo del hombre nos legára: El hombre amando á la fatalidad, el hombre amando á su semejante como á sí mismo y á Dios sobre todas las cosas.

1846. Paris.

LAMENNAIS

COMO REPRESENTANTE

DEL

DUALISMO DE LA CIVILIZACION MODERNA. (1)

(1) Hé aquí la traduccion de la carta que Mr. Quinet dirijió á F. Bilbao al recibir la obra sobre Lamennais. - Ponemos lo concerniente.

Bruselas, Marzo 4 de 1856.

<< En estos momentos tan dolorosos, acompañados de tantas « calamidades, he recibido vuestro libro y en el acto lo he « devorado. Nuestro gran Lamennais se habria sentido feliz al « verlo. Le habeis construido un noble sepulcro con rocas de « las Cordilleras. Yo me figuro que en este mismo momento, « él sonrie de gozo al sentir este éco tan brillante de su pensa«miento. Si, debe sentirse revivir en esta tierra, en las pala« bras que os ha inspirado. Esa mezcla de las almas que ajitan <«la una sobre la otra y se perpetúan en esta vida la una por « medio de la otra, es evidentemente uno de los mas grandes y «mas elevados misterios de nuestro destino.

« Continuad, querido amigo. Cada dia os veo irradiaros «mas y mas, penetrar en la pura luz. Mis años, entre los « cuales cuento algunos muy pesados, no me impiden el segui« ros. Oh! hijo querido de la América, que respirais en ese << mundo un aire mas fácil! el aire del porvenir. Acá, mientras « tanto, todo es embarazante y cargado de sombras. Todo esta << encadenado; no nos queda mas libertad que la del corazon, << hijo querido de la libertad. Amadnos, no nos olvideis, aun <«< cuando nos veais sumerjidos en el infierno de la esclavitud.

« Os recomiendo la segunda y última parte de mis Rumains. "No busqueis en ellos un ideal, es quizá todo lo contrario. « Por lo demás, á que esplicarme? vos me habeis siempre adi« vinado.

« Os amo y os abrazo―

N. de esta E.)

« E. QUINET. »

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