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iglesia; Ezquerra, (Esguerra) zurdo; Gaona, noche buena; García, incendio de llamas agudas; Góngora, lo mas alto de los altos; Guebara (Guevara), sitio aplanado; Ibarra, valle o llanura estrecha; Iriarte, pueblo de encinas; Iribarren, pueblo de adentro; Izaza, retama; Lezama, vallado mayor de céspedes; Mena, vena; Montoya, monton; Obando, situacion cercana a una eminencia; Olguin (Holguin, en Chile hemos hecho Elguin), hacedor o fabricantes de ferretería; Orozco, muchos corrales; Osorio, matador de lobos; Salzedo (Salcedo), campo estenso de sauces; Samaniego, garganta o estrechura entre cerros; Solorsano, (Solórzano) concavidad i habitacion de pastores; Ugarte, isla; Uribe, pueblo del bajío; Urrutia, de léjos o lejano; Velasco, muchos cuervos; Vergara, campo estenso berros i zarzos; Zarate (Zárate), puerta o entrada de la selva; Zuñiga (Zúñiga), hermandad o conformidad; Zurita, blancura. 1

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ASTARLOA, observa que la terminacion Aga, ademas de ser característica de localidad, denota su estrechez, o la no anchura del paraje o lugar, i la denota bien; pues se compone esta voz de las sílabas A i ga: la A significa ancho estendido, la ga es una posposicion esclusiva que equivale al sin del castellano, i Aga todo junto significa no ancho o sin anchura, sin estension. De ahí Arri-aga, pedregal estrecho.

Mui interesante es el capítulo relativo a los apellidos vascos i nos sirve para darnos cuenta de la significacion de ellos.

Debemos observar que en Chile, fuera de la alteracion corriente de los acentos, es frecuente ademas la alteracion de las letras. Es manía jeneralizada aquí, i en otros puntos de América, hacer esdrújulos muchos apellidos que no lo son ni deben serlo, con arreglo a las voces que entran en su formacion i a la índole del vascuence (Conto-Isaza). Así en el conocido ape llido Irarrázaval se cometen dos faltas: ni hai v en eúscaro, ni es esdrújula la palabra, que bien escrita deberia ser Irarrazábal, lo mismo que los ape

1 Fuera de éstos tenemos, tambien conocidos en Chile, Aristegui, multitud de robles; Aros-tegui, paraje de carpinteros; Erazo, ataque, embestida; Mendiburo, punta del monte; Otálora, flor de la argoma dorada; Ochoa, lobo; Aristizábal, robledad ancho; Larrazabal, campo ancho de los abrojos; Mendizabal, monte ancho; Zabala, ancho; Zaldibar, valle de caballos; Zuloaga (Zuluaga), abundancia de cuevas.

llidos semejantes, Bezábal, Irazábal, Larrazábal, Mendizábal, Aristizábal. Como hemos visto zábal significa ancho.

Pero como hai la teoría socorridísima de que cada uno es dueño de su apellido, i puede hacer de su capa un sayo, será difícil sino imposible res taurar a su verdadera imájen los apellidos que errores tradicionales han venido consagrando.

Estas son plumas de la cola.

En Chile hemos visto las alteraciones mas peregrinas. Seria de no acabar jamas detenerse despacio en ellas.

Basta a nuestro objeto dejar constancia de que las alteraciones clási cas que sufren los apellidos han contribuido en gran parte a ocultar el sentido orijinario i significativo de muchos de ellos, lo que suele no ser una minucia desde el punto de vista de la observacion etnográfica, que es el desde el cual nos situamos para perjeñar estas líneas. La lijera escursion hecha al campo de la onomástica nacional demuestra que participamos en la evolucion de los nombres hereditarios de las mismas o parecidas condiciones que en otros paises los alteran o modifican; con lo que queda en evidencia que en este fenómeno lingüístico se realiza un hecho sujeto a cier. tas leyes comunes, ya que en él inciden caractéres tan parejos i uniformes. De donde se infiere que no es tan axiomático aquello de que cada uno es dueño de su apellido. Podrá llevarlo como se le antoje, pero no sin beneficio de inventario. Los nombres hereditarios llevan envuelta una larga historia, que no puede atropellarse ni olvidarse, so pena de atropellar i olvidar el que la mayor parte de ellos son significativos, se han formado por derivaciones lójicas, obedeciendo a una idea, i deben mantenerse con su espresion fonética jenuina.

No pocos escritores han juzgado cosa baladí el ocuparse de este tópico; pero se va abriendo camino el estudio de los apellidos, i muchos eminentes filólogos han emprendido esta tarea, auxiliados por la ciencia histórica.

Con relacion a los apellidos españoles hai el excelente inventario de los colombianos CONTO e ISAZA que hemos utilizado, i que resume las laboriosas disquisiciones de Godoi Alcántara i de Rios i Rios, sobre apellidos peninsulares. Con todo, hermosa herramienta de trabajo como es el Diccio

nario de Apellidos, echamos de ménos en él muchos nombres hereditarios, muchos de literatos distinguidos. No será, pues, aventurado exijir que en las nuevas ediciones que de aquel se hagan, se incorporen entre otros, los apellidos literarios que da a conocer RENÉ MORENO en su Biblioteca Pe ruana, estenso i bien elaborado inventario de la produccion intelectual de ese pais.

CAPÍTULO III

LOS JUDÍOS ESPAÑOLES

SUMARIO.-Procedencias hebreas en Chile.-Onomástica judía.- Significacion de sus nombres hereditarios.-Nombres masculinos.-Nombres femeninos.-Inexacti'tud de que los judíos no usasen apellidos.-Antiguos apellidos hebreos en Espaňa. -La espulsion de los israelitas de la península.—El judaismo en los valles de la América del Sur.-Apellidos hebraicos del tiempo de la conquista de Chile. -Los penitenciados del Santo Oficio.-Conversos i penados en la inquisicion de Toledo.-Zaragozanos heréticos. —Apellidos de conversos.-Cambios de nombres hereditarios.-Juan Elías.-Jinebra Cejas.-Evolucion de apellidos: los Sa, descendientes de Salomon.-Pedro Juan Cristiano.-Bartolomé Blumenthal.-Cualidades mercantilistas de los judíos.-El tipo opuesto.-Grandeza de la raza hebrea en la persecucion.-Sus manifestaciones en Chile i en América.-Movimiento de simpatía por los judíos españoles.

De las observaciones jenerales que quedan espuestas se infiere que la determinacion en la cuota de sangre estranjera aportada al elemento étnico preponderante en Chile, no es fácil de precisar con mediana exactitud.

Procurando orientarnos acerca de las procedencias judías en nuestro pais, nos encontramos con una intensa oscuridad documental, que puede suplirse en parte con el exámen de los judíos en España i Portugal.

Para guiarnos hemos de hacer una escursion por la onomástica hebrea. Es cosa mui sabida que los nombres de los hebreos tenian una marcada

significacion, preferentemente del punto de vista místico. Así Elías quiere decir Jehová es mi Dios»; Nathaniel, «dón de Dios»; Salomon, pacífico.

Como observan CONTO e ISAZA, en su ántes citado Diccionario de Apellidos, a veces el nombre de Dios queda subentendido, como en David, amado, Natan, dado o don.

Las mujeres llevaban un solo nombre: Sara, princesa; Raquel, oveja; Débora, abeja; Ana graciosa; Esther, Estrella.1

En ocasiones, al nombre del niño se agregaba el del padre, ya por honor, ya para diferenciarlos. Cuando el padre tenia muchas mujeres, o la nobleza venia de la madre, era el nombre de ésta el que se agregaba al de los hijos: en la Escritura Joab i sus hermanos se llaman siempre hijos de Sarvia, nombre de la madre, que era hermana de David.

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Entre los varones es acaso el mas socorrido de los nombres judíos el de Abraham, que significa «padre de las jeneraciones», nombre que lo tomaron con predileccion los musulmanes bajo el de Ibrahim. El nombre mui judío de Esau, quiere decir «velludo»; Job, aflijido; Eva, vida, lo que demuestra el carácter significativo de los nombres propios usados por los israelitas, i que como los de Isaac, Moises, Ismael, David se han perpetuado en las familias hebreas contemporáneas.

Se ha asegurado en mas de una ocasion que fué inveterada costumbre entre los judíos no poner nunca apellidos a sus nombres.

Eso fué, sin duda, en los tiempos primitivos de la raza hebrea; mas no es exacto ese concepto si se refiere tambien al posterior desarrollo de ella, especialmente en España.

Los documentos-escasos es verdad que se conservan de los aljamas de la península, así en Castilla como en Aragon, indican con toda certeza que se innovó en la costumbre.

1 GODOI ALCÁNTARA, Apellidos Castellanos, pájs. 5 i 13. Los hebreos anteponian la palabra ben, hijo, descendiente, para indicar la filiacion.

2 Los judíos despues de la conquista de Palestina por Alejandro, i bajo los ToHomeos, sus sucesores, tomaron nombres griegos. Godoi Alcántara loc. cit. páj. 10.

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