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han podido llegar i han llegado a Chile. ¿Por qué nos avergonzaríamos de llevar en las venas gotas de esa sangre?

No he encontrado en ningun escritor chileno investigacion particular sobre la materia, i mas que como dato positivo, como un ensayo i una induccion histórica, he querido destinar este capítulo a recordar el judío como elemento exótico que ha formado nuestra nacionalidad, si bien en cantidad limitadísima.

El hecho es que si falta la informacion documental, derivada del apellido, que es nuestro modus operandi para establecer los elementos de raza estranjera que seguiremos señalando, en cambio existe en algunas familias chilenas la fisonomía marcadamente semita unida a la talla baja que le es característica.

Ya no es tiempo de burlarnos de la raza hebrea. como de aquel Alvar de Orozco de que habla el antiguo poeta de las Coplas del provincial.

Cuando encontremos por nuestras calles a alguno de los descendientes de la hebraica sangre, perseguida por el prejuicio humano, no tengamos la corrosiva sonrisa del satírico sino la intensa piedad para con esos. descendientes lejanos de los que mucho han sufrido sobre la tierra.

Que son numerosísimos los que no se han dejado asimilar por otras. razas, lo prueba el hecho de su multiplicacion dentro de agrupaciones cerradas. El doctor PULIDO en su reciente libro Españoles sin patria i la raza sefardi, ensayando la distribucion jeográfica mundial de los israelitas hispanos les da en ámbas Américas 250000 individuos. Calcula el total de judíos. en el mundo en 7 millones i no juzga aventurado suponer que una tercera parte sea de oríjen español. Esos llevaron, dice, fuera de España, lengua, romances, sentencias, costumbres, tipo étnico, glorias de la cultura judía brillantfsima desarrollada en Granada, Córdoba, Toledo, Alcalá i Salamanca.

Se ha levantado en el último tiempo un movimiento de aisladas simpatías por esos proscritos, i se ha formulado el proyecto de restaurarlos de nuevo al seno de la península. Difícil es que surja tal pensamiento. Aun en las cabezas judías mas prominentes del pensamiento contemporáneo esa idea se recibe con tal cual desabrimiento. Mui pocos individuos de mi san

gre i de mi raza, ha dicho MAX NORDAU, tendrian interes en volver a España en la época presente, En ellos el español, conservado relijiosamente a traves de los siglos, ha ido por fin perdiéndose cada dia mas i lo que quedaba del lenguaje se ha ido empobreciendo hasta convertirse en una jerga corrompida.

La desatentada conducta de España llevó la industria de aquellos israelitas a los cuatro puntos de la tierra. Así como los desparramó en los mas alejados lugares del viejo mundo, los trajo tambien al nuevo, i con la primera vigorosa fuerza impulsiva de los conquistadores i colonos debieron llegar a Chile semillas judías que la historia hoi no puede identificar sino por tanteos conjeturales.

K

CAPITULO IV

GRIEGOS E ITALIANOS

SUMARIO:-El elemento greco-itálico en el siglo XVI.-¿Por qué anduvieron tan unidos griegos e italianos?-Hejemonia mercantil de Jénova i Venecia.-Procedencias greco-itálicas en Chile.--El primer italiano de la conquista.-Un napolitano héroe épico.-Algunos jenoveses i venecianos.-El almirante Pastene.-Enlaces matrimoniales.-Comercio i amor.-Los Candia.-Otros griegos.-Italianos de principios del siglo XVII. -Los Ojedas.-Algunos ligurianos.-Un organista italiano. El jesuita Fanelli.-Basilio Diamantino.-El primer Gallo italiano radicado en Chile. -Los Casanova.-Otros italianos avecindados en nuestro pais en el siglo XVIII.--Italianos militarizados eventualmente.

Las tres penínsulas meridionales de Europa atrajeron a América continjente de sangre en la formacion de la raza mestiza desde el siglo XVI.

Ya hemos visto que en Chile la influencia preponderante fué hispana. El error que se ha solido cometer al respecto es la apreciacion de que ésta fuera esclusiva i cerrada.

Bien es verdad que falta un estudio científico de las bases étnicas, por cuanto no hai estadística formal, ni ha podido servir de guia fiel la onomástica jenuina de los individuos de cada pueblo estranjero que en clase de aventureros, de comerciantes i de náutas llegaron a las playas del nuevo mundo en busca de tesoros i de comodidades.

El hecho es que si españoles fueron el grueso de la invasion a las Indias occidentales, mezclados vinieron tantos i tantos de la rejion mediterránea que se puede inventariar un buen número de estas individualidades, que están léjos de ser figuras de primera magnitud.

Queremos en este capítulo referirnos a la influencia greco-italiana.

Llama fuertemente la atencion que, en el número de los que fueron al Perú i de ahí vinieron a Chile, i que constantemente hicieron, en el siglo XVI i parte del XVII, el comercio i la navegacion de la costa del Pacífico, se halle un número considerable de italianos i de griegos.

¿A qué atribuir esta proporcion, singularmente en el número de pilotos, de jente de mar i de mercaderes? Indudablemente a la hejemonía comercial que a la sazon tenian las repúblicas italianas en la hoya del Medi

terráneo.

Especialmente Jénova i Venecia i en seguida Nápoles i Pisa conserva ban el cetro de oro de los negocios. En su carrera de conquista habian logrado asentarse sólidamente en el archipiélago del Ejeo i en las costas griegas.

La isla de Candia estaba sometida a los venecianos. La isla de Scio a los jenoveses. I así como Chipre, Corfú, Zante, Cefalonia, Cerigo, etc., estaban bajo el yugo de la reina del Adriático hasta mediados del siglo XVI, pronto se vió que el poder espansivo de los otomanos se hizo sentir por todo el archipiélago: entónces se produjo algo así como una dispersion de griegos que huian de la tiranía turca i de italianos que se lanzaban en negocios por otros mares mas tranquilos i al parecer mas prósperos.

No otra esplicacion tienen, a mi juicio, las procedencias greco itálicas durante la época de la conquista.

En el Perú hablan los historiadores de un gran número de Candias. En Chile se rejistran muchos otros que no son apellidos propios sino designacion de oriundos de Grecia. Los hai tambien en gran proporcion Ródas i Scio.

Así como los Juanes Griegos i Pedros Candias que inventarian las crónicas de la conquista, son orijinarios del archipiélago del Ejeo, se descubre

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