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como gobernador interino, en su carácter de decano de la real audiencia.

El gobierno de don Juan de Balmaceda solo duró año i medio; pero en este corto tiempo dió estraordinarias pruebas de enerjía de carácter, pues, a pesar de sus años i de su profesion, tan opuesta al arte de la guerra, salió a campaña contra los indíjenas sublevados.

El virrei del Perú juzgó oportuno confiar en estas circunstancias la presidencia de Chile a un militar, i Balmaceda entregó el mando a don Francisco Javier de Morales (1).

Don Juan volvió a ocupar su asiento en la real audiencia por mas de cinco años.

Aunque obtuvo su jubilacion por real cédula de 21 de enero de 1773, no hizo uso de ella sino a fines de 1775 (2).

III

El alejamiento de Balmaceda debia ser seguido por una modificacion completa en el tribunal de la real audiencia.

(1) BARROS ARANA, Historia Jeneral de Chile, tomo 6.o, pájinas 311 i siguientes.

(2) ROSALES, El primer Balmaceda. En el archivo de la Capitanía Jeneral he leido dos representaciones, una del alguacil mayor de la real audiencia don Vicente García de Huidobro, i otra del conde de la Conquista, en las cuales se pide que se dé cumplimiento a la cédula de jubilacion de Balmaceda. A la primera de estas representaciones contestó el oidor que habia enviado la real cédula al virrei del Perú, a fin de que este funcionario ordenara que en adelante se le pagara una cantidad equivalente a la mitad del sueldo.

Desempeñaban entónces los cargos de oidores don José Clemente de Traslaviña, don Juan Antonio Verdugo, don Domingo Martínez de Aldunate i don Melchor de Santiago Concha; i el de fiscal, don José Perfecto de Salas, quien habia llegado del Perú enemistado con el virrei Amat i Junient, al cual servia de asesor.

El virrei habia comunicado a la corte acusaciones graves contra la honorabilidad de Salas.

Don José Antonio de Rojas, futuro yerno de este último, habia conseguido en España una real órden para que don José Perfecto reasumiera la fiscalía de Chile; pero, en cambio, no habia podido alcanzar otras mercedes que solicitaba desde hacia tiempo para él i para Salas.

La muerte del ministro de Indias don Julian de Arriaga i su reemplazo por don José de Gálvez habian hecho concebir a Rojas risueñas esperanzas.

El nuevo ministro acababa de regresar del virreinato de Méjico, donde habia desplegado estraordinarias cualidades de administrador, i habia puesto en órden la hacienda pública corrijiendo con dura mano abusos i desfalcos cometidos por los empleados superiores

Ya sea que los cargos de Amat contra el fiscal Salas le hubieran hecho concebir sospechas del mas alto tribunal de justicia que entónces habia en nuestro pais, ya sea que quisiera desarraigar de nuestra sociedad a unos oidores que tenian, no solo parentescos entre sí, sino tambien con los mismos individuos a quienes debian juzgar, el hecho es que don José de Gálvez, nombrado por la majestad de Cárlos III marques de Sonora, resolvió cambiar a todos los miembros de la real audiencia.

I esta determinacion no debe parecer estraña, porque

la corte habia puesto siempre particular empeño en que se mantuviera el prestijio moral de las audiencias de América, a las cuales el rei confiaba la vijilancia de las demas autoridades.

El primero sacrificado fué el fiscal Salas, a quien por real cédula de mediados de 1776 nombraron fiscal de la Casa de Contratacion de Cádiz.

Inútilmente se hicieron esfuerzos a fin de que este decreto fuera derogado; pues el ministro Gálvez impartió órdenes terminantes al presidente de Chile para que hiciera partir a Salas i a toda su familia con rumbo a la Península (1).

Este era un acto de verdadera crueldad, si se atiende a que don José Perfecto sumaba ya mas de sesenta años, i a que su mujer e hijos sentian en el alma separarse de la tierra americana, donde habian nacido i donde tenian numerosas relaciones de familia i de amistad.

Don José Antonio de Rojas obtuvo despues de muchos afanes que se permitiera a los hijos de Salas contraer matrimonio en Chile.

Don José Perfecto no alcanzó a llegar a Europa i murió en Buenos Aires (2).

Despues de Salas tocó su turno a los oidores.

Contra ellos no se habian dirijido propiamente cargos de prevaricacion; pero a menudo se les habia acusado de parcialidad en favor de sus parientes o amigos (3).

(1) Volúmen 726 del archivo de la Capitanía Jeneral.

(2) Léase mi folleto Don José Perfecto Salas. Santiago, 1896.

(3) Alegato de don Juan Egaña de 1810, publicado por don Estanislao Portales en 1838, en el cual se recuerdan antiguas quejas contra la conducta judicial del oidor Aldunate, por suponerse que habia tratado de beneficiar a uno de sus sobrinos.

Entre las familias de Traslaviña i de Santiago Concha existian lazos inmediatos de parentesco en el virreinato del Perú; i los oidores Verdugo i Aldunate habian contraido matrimonio con señoras mui relacionadas en la sociedad chilena.

Ante la suspicacia de la corte española, éstos eran motivos mas que suficientes para trasladar a otras audiencias a los miembros que componian el tribunal de Chile.

Pronto descubrió este plan del ministro Gálvez nuestro compatriota don José Antonio de Rojas, como aparece de una carta escrita por él desde Madrid, en 25 de junio de 1776, al chileno don Juan Ignacio Alcalde, residente en Cádiz, hijo mayor del primer conde de Quinta Alegre (1).

Por real órden de 4 de agosto de aquel año, el ministro de Indias comunicó a don Agustin de Jáuregui que el rei habia nombrado oidor de la audiencia de Lima a don José Clemente de Traslaviña, i alcaldes del crímen del mismo tribunal a don Juan Antonio Verdugo i a don Domingo Martínez de Aldunate; i le dió instrucciones para que partieran a servir sus nuevos empleos tan luego como llegaran los sucesores (2).

Don Melchor de Santiago Concha no pudo ser promovido, segun el lenguaje de la corte, junto con sus colegas, entre otras razones, porque habia entrado a

(1) MIGUEL Luis AmunáteguI, La Crónica de 1810, tomo 2.o, pájina 69. En los capítulos II, III i IV de este volúmen se da cuenta de las numerosas i activas jestiones hechas por Rojas ante la corte en favor del fiscal Salas.

(2) Volúmen 726 del archivo de la Capitanía Jeneral.

desempeñar la fiscalía vacante de José Perfecto de Salas (1).

Al poco tiempo, sin embargo, se le obligó a salir con destino a la real audiencia de Charcas (2); i fué, por lo demas, el único de los oidores antedichos que cumplió la órden del soberano.

Don Melchor era el miembro de ménos edad que habia en el tribunal.

Sus colegas se apresuraron a pedir que se les jubi lara con la mitad del sueldo, pues ni sus años ni sus achaques les permitian hacer un viaje largo por mar.

La corte accedió a la solicitud de Verdugo a mediados de 1777, i a la de Traslaviña a fines de 1778 (3); pero negó terminantemente su jubilacion a Martínez de Aldunate, aunque éste probó con toda especie de certificados que padecia enfermedad grave (4).

El único argumento que persuadió al ministro Gálvez de la imposibilidad en que se hallaba el anciano oidor para salir de Chile fué su muerte, ocurrida en Santiago en 1778.

¿Cuál habia sido la causa de esta terquedad?

A no dudarlo, la importancia adquirida en Chile por la familia Martínez de Aldunate.

Un hermano del oidor, don Francisco, habia llegado a ser dean de la Catedral de Santiago; i su sobrino don José Antonio, gobernador del obispado, mientras don Manuel de Aldai asistia al Concilio Provincial de Lima. Otro sobrino del oidor, don Juan Martínez de Aldu

(1) Volúmen 728 del archivo de la Capitanía Jeneral.

(2) TORRES SALDAMANDO, Los Titulos de Castilla, tomo 2.0, pájina 53. (3) Archivo de la Capitanía Jeneral, volúmenes 728 i 729. (4) Los mismos volúmenes ya citados.

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