Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Pedro se vió elevado a uno de los mas altos cargos del ejército, comisario jeneral de la caballería, i en tal carácter acompañó a su tio a la frontera, segun lo certifica el veedor jeneral don Joaquin del Rio.

Algunos años mas tarde, el presidente Jáuregui le dió el título de capitan de la quinta compañía del rejimiento La Princesa, del cual fué comandante en 1791 (1).

A pesar de estos nombramientos, que en su mayor parte solo eran honoríficos, don Pedro Fernández Balmaceda no siguió la carrera militar, i se consagró de preferencia a la agricultura i al comercio.

En 30 de abril de 1779, en reunion de 29 comerciantes, presididos por el oidor don Luis de Santa Cruz i Centeno, don Pedro fué nombrado juez de comercio, cargo que empezó a desempeñar con fecha 6 de

mayo (2). Despues de la muerte de su tio el oidor, don Pedro se consideró bastante rico para poder adquirir una valiosa propiedad, i ésta fué la hacienda de Bucalemu, que habia pertenecido a los jesuitas.

Con fecha 13 de octubre de 1778, don Bartolomé de Ureta remató la mencionada finca en 120,125 pesos, con declaracion de que los ganados i muebles, estimados en 60, 150 pesos i 4 reales eran para él, i las tierras i edificios, con un valor de 59,974 pesos i 4 reales, para don Pedro Fernández Balmaceda.

En marzo de 1791, don Pedro, que habia concluido de pagar esas tierras i edificios, solicitó que se le diera título en forma, de propiedad; i la escritura correspondiente fué estendida en 4 dias del mes de abril, ante

(1) ROSALES, El primer Balmaceda.

(2) ROSALES, obra citada.

el escribano Francisco de Borja de la Torre, i firmada por el fiscal de la real audiencia don Joaquin Pérez de Uriondo i Martiarena, i por el mismo Fernández Balmaceda.

Don Pedro habia solicitado permiso para poder trasladarse a España, por cuanto era capitan del rejimiento de la Princesa, i por real órden de 15 de junio de 1791 se le concedió licencia por un año.

El presidente don Ambrosio O'Higgins puso el cúmplase a este decreto en 7 de diciembre (1).

[ocr errors][subsumed][merged small]

Don Pedro deseaba volver a su pais ántes de morir, entre otras razones, para visitar a su familia; pero no pensó nunca, segun parece, quedarse en España.

El nombre de don Pedro Fernández Balmaceda ha quedado esculpido con letras de oro en una de las instituciones mas simpáticas de nuestro pais.

Con una donacion suya de dos mil pesos se compró en 1803 el edificio en que Muñoz de Guzman instaló el nuevo hospicio para pobres, fundado en aquel año en la ciudad de Santiago (2).

En sus últimos tiempos don Pedro llamó a Chile a su sobrino don José María Fernández Balmaceda, hijo de su hermana doña María i de su primo don Vicente Fernández Censano, con el fin de protejerle en su carrera.

(1) Volúmen 740 del archivo de la Capitanía Jeneral. (2) El Mercurio de Chile, de 1822. Número 3.0

MAYORAZGOS-T. II

Don Pedro no se habia casado, i no tenia descendientes ilejítimos, segun lo declara en su testamento; así es que concentró todos sus afectos en los parientes mas

cercanos.

Don José María habia nacido en la aldea de Pipaona, en Castilla la Vieja (1), i ocupaba una buena situacion social. A principios del siglo XIX, era alcalde del ayuntamiento de Ocon (2).

Don Pedro Fernández Balmaceda falleció en Santiago a 12 de julio de 1808 (3), i su cadáver fué sepultado en la iglesia de San Agustin.

Su testamento era mui breve; pero, al mismo tiempo, dejó instrucciones reservadas, para que se cumplieran despues de sus dias.

En el testamento, nombró albaceas fideicomisarios a su pariente don Rafael Beltran, a don Ignacio de Landa i a su sobrino don José María; i les ordenó que distribuyeran el dinero que tenia a rédito en los gremios de Madrid entre sus parientes que vivian en España, hasta el cuarto grado inclusive, despues de deducir una cuarta parte de aquella suma, la cual debia destinarse a los jóvenes de la familia que siguieran la carrera de las letras.

Entre las instrucciones, encargaba don Pedro á sus albaceas la fundacion de un verdadero vínculo en la hacienda de Bucalemu, que no podria jamas enajenarse, ni acensuarse, ni hipotecarse.

(1) Véase el poder para testar que otorgó en favor de su mujer a 8 de abril de 1819, ante Agustin Diaz.

(2) Rosales, El primer Balmaceda. Este dato se halla confirmado en documentos fidedignos.

(3) Dilijencias para la apertura de su testamento ante el escribano Manuel Solis.

Don Pedro destinaba aquella propiedad para que hicieran fortuna sus parientes, hasta el cuarto grado inclusive, con escepcion de la línea de su primo hermano don Juan Francisco Ruiz de Balmaceda, por hallarse ya beneficiada esta rama de la familia con el mayorazgo del oidor.

Cada uno de los individuos llamados al goce de este vínculo debia poseerlo por espacio de cinco años, durante los cuales seria dueño de todos los productos de la hacienda, deducidos el diezmo eclesiástico, i otro especial, que se invertiria en misas por el alma del fundador i en objetos de caridad.

El primero que debia usufructuar la propiedad era don Rafael Beltran; i el segundo, don Jose María Fer nández Balmaceda.

Terminadas las líneas de parientes, inclusive el cuarto grado, el testador mandaba que la hacienda de Bucalemu fuera devuelta a los padres jesuitas, siempre que éstos residieran de nuevo en Chile i tuvieran facultad para adquirir bienes raices; i que, de lo contrario, se entregara a los obispos de Santiago, quienes debian distribuir anualmente el cánon que su arriendo produjera entre las doncellas i viudas pobres (1).

Estas cláusulas, al parecer tan sencillas, han dado oríjen a innumerables pleitos i cuestiones, i no siempre ha sido respetada en la práctica la voluntad de don Pedro Fernandez Balmaceda.

Hallábase su sobrino don José María en el goce de la hacienda cuando ésta fué secuestrada por los patrio

(1) Estas instrucciones pueden leerse en el trabajo tantas veces citado de don J. A. Rosales.

tas vencedores en Chacabuco i en Maipo, con el pretesto de ser propiedad de españoles.

El mismo don José María sufrió una prision de algunos meses; pero vuelto a la libertad, puso en juego respetables influencias sociales i políticas i consiguió que le devolvieran la hacienda.

Para alcanzar este fin, don José María se vió obligado a hacerse ciudadano chileno en el año de 1820 (1).

En 1815 habia contraido matrimonio en Lima con doña María Rodríguez de Ballesteros i Taforó, hija de don Juan Rodríguez de Ballesteros, rejente que habia sido de la audiencia de Chile en 1811, i de doña María Antonia Taforó, natural de la ciudad italiana de Velletri (2).

De este enlace nació un solo hijo, don Manuel José Balmaceda, quien fué uno de los primeros agricultores de su tiempo, i miembro del Congreso por muchos años.

Para gozar del vínculo de Bucalemu, vinieron de España, a mediados del siglo que acaba de concluir, otros parientes de don Pedro Fernández Balmaceda, de todos los cuales quedan descendientes en Chile (3).

La familia de Balmaceda, a pesar de su gran fortuna, no pudo ejercer influencia en los movimientos políticos que han dado su presente organizacion a la República.

(1) Sesiones de los cuerpos lejislativos de Chile, (1811-1845). Tomo IV, pájinas 313 i siguientes; i tomo VIII, pájina 339.

(2) Poder para testar otorgado por don José María Fernández Balmaceda en favor de su mujer, ante Agustin Diaz, en 8 de abril de 1819.

(3) Estos fueron don Manuel Fernández Cereceda, don Braulio Fernández Arnedo i don Domingo Fernández Matta, quienes trajeron poderes de sus padres i tios, parientes en tercer grado canónico de don Pedro Fer nández Balmaceda. Segun sentencia de los tribunales chilenos, tocaba el vínculo de Bucalemu a los parientes del fundador hasta el cuarto grado

« AnteriorContinuar »