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algunos espíritus superiores que contribuyeron al despertar de la patria en el glorioso año de 1810.

Entre ellos, el nombre de don José Antonio de Rójas se presenta naturalmente a la memoria, pues, aunque la real audiencia le negó derecho al mayorazgo que habia instituido para él su padre, la vinculacion que poseia era tan valiosa como la de muchos mayorazgos.

Rójas no vaciló, sin embargo, en aventurar su fortuna, su posicion social i su vida en beneficio de la libertad de su pais. Desde que fué tomado preso en 25 de mayo de 1810 hasta el dia de su muerte, 17 de octubre de 1817, sufrió toda clase de persecuciones i vejámenes de parte de las autoridades españolas (1).

Los cuatro hermanos, don Diego, don Joaquin, don Vicente i don Martin de Larrain i Salas, el último de los cuales pertenecia a la casa del marques de Montepio por su matrimonio con doña Josefa de Aguirre i Boza, recuerdan otros tantos patriotas i víctimas de su entusiasmo por la independencia de Chile.

La historia de los mayorazgos i de los títulos ofrece otro aspecto interesante, que se relaciona con el desarrollo de la cultura en nuestro pais.

Algunos de los individuos que instituyeron o usufructuaron vínculos de familia fueron, al mismo tiempo, los autores de grandes obras públicas.

El tesorero de la Santa Cruzada, Pedro de Torres, concluyó de edificar a su costa, en la Plaza Mayor de

(1) En el archivo parroquial del Sagrario he encontrado la partida de sepelio del anciano patriota, i segun ella su cuerpo descansa en la iglesia de San Francisco desde el dia 18 de octubre, en el cual se le hicieron los honores de entierro mayor. La partida agrega que Rójas no testó.

Santiago, a principios del siglo XVIII, el portal de Sierra Bella.

Don Juan Nicolas de Aguirre construyó, tambien a sus espensas, en la capital de Chile, una manzana entera de su propiedad, a fin de que sirviera como casa de huérfanos, hospicio de pobres i asilo de arrepentidas.

En esta enumeracion no seria justo olvidar a don Andres de Toro Hidalgo, quien donó el terreno en que el presidente Manso de Velasco mandó fundar la villa de San Felipe.

Otros mayorazgos i títulos de Castilla vincularon sus nombres a grandes establecimientos públicos, de aquellos que son organismos indispensables en una sociedad bien constituida.

El período mas digno de conocer en la vida de don Tomas de Azúa e Iturgóyen se halla estrechamente ligado con la fundacion de la Universidad de San Felipe.

La primera organizacion de la Casa de Moneda se debe esclusivamente a los esfuerzos i a la enerjía de don Francisco García de Huidobro.

Se comprende, pues, que, aun sin tomar en cuenta la influencia política que necesariamente debió ejercer mas tarde en un pais jóven este grupo respetable de familias ricas i dueñas de enormes estensiones de tierra, ofrezca positiva utilidad el estudio biográfico de las personas que se distinguieron en nuestra aristocracia

colonial.

II

En ninguno de los archivos nacionales se encuentra un conjunto mas completo i, sobre todo, mas verdadero

de noticias sociales sobre la vida chilena de los siglos XVI, XVII i XVIII que en los protocolos de los escribanos.

En aquellos tiempos, el testamento de una persona de importancia, de ordinario cerrado, era un inventario solemne, no solo de sus bienes sino tambien de sus ne gocios, no solo de las riquezas materiales que dejaba a sus herederos sino tambien de las buenas o malas acciones que habia ejecutado durante la vida.

Un testamento era una especie de confesion jeneral, dirijida a Dios ántes que a los hombres, i en la cual se hablaba con toda franqueza, mayor aun que en el tribunal de la penitencia, con el objeto de que la veracidad i el arrepentimiento sirvieran al completo perdon de las culpas.

Cuando otorgaba sus últimas disposiciones un ciano padre de familia, seguramente hacia relacion detallada de la suerte i situacion de todos sus hijos e hijas, sin omitir a aquellos descendientes que habian nacido de amores ilegales.

La indagacion de la paternidad, permitida por las leyes españolas, obligaba al que habia organizado correctamente una familia a declarar cuáles eran sus bastardos, si los tenia, i a separarles con una cantidad, mas o ménos grande, de dinero, con el objeto de que no perturbaran la tranquilidad de la casa.

Algunos testamentos contenian una biografía completa.

Los contratos suministraban tambien copiosos elementos de informacion sobre negocios públicos i particulares.

La venta de las fincas rústicas i urbanas, que año a año i siglo a siglo iba señalando con exactitud las variaciones en el valor de la propiedad, era un baróme

tro infalible de los períodos de progreso i decadencia de este pais.

En los contratos puede estudiarse el desarrollo del comercio i de las industrias nacionales, i hasta el alto grado a que llegaron en la colonia los sentimientos relijiosos; i de esas mismas escrituras puede deducirse cómo era escaso el número de las personas medianamente instruidas i cuántos errores económicos recibian unánime aceptacion.

El fundador del mayorazgo que es materia de este capítulo dejó escrita su biografía en los protocolos del mas célebre de los escribanos del siglo XVIII, Juan Bautista de Borda; i gracias a la conservacion de estos libros puede hoi reconstituirse en sus rasgos esenciales la vida de uno de los personajes mas importantes de la colonia.

Con fecha 17 de noviembre de 1736, el escribano nombrado autorizaba la escritura que sigue:

<Sepan cuantos esta carta vieren cómo yo don Francisco García de Huidobro, residente en esta ciudad de Santiago, vendo, desde ahora para siempre jamas, a don José Cayetano de Fábrega un negro bozal, de la partida que acabo de internar en este reino, comprado en el real asiento de Inglaterra sito en Buenos Aires; el cual dicho negro es casta de Congo, que obedece por Domingo, de edad de quince años, poco mas o ménos, el cual le vendo por libre de empeño, alma en boca, costal de huesos, a manera de feria, en precio i cuantía de trescientos quince pesos de a ocho reales.>

Así empezó a formar su fortuna en nuestro pais el futuro marques de Casa Real i establecedor de la Casa de Moneda.

Los sentimientos de amor al prójimo i de confraternidad humana se hallan hoi tan incorporados en los pueblos cultos que sin duda todos los que lean estas pájinas esperimentarán repugnancia por el jénero de comercio a que se dedicaba García de Huidobro; pero un exámen mas atento i reflexivo les manifestará que en aquellos tiempos éste era un negocio perfectamente honorable i que en manera alguna ennegrece la memoria del que lo hacia. García de Huidobro no era un desconocido en Santiago, pues se habia creado relaciones i amistades con los comerciantes de esta plaza en un viaje anterior, emprendido tambien desde Buenos Aires, donde tenia su residencia (1); i, merced a esta circunstancia pudo vender con relativa prontitud la mayor parte de su mercadería.

La última venta que realizó en esta ciudad fué la de un lote de cuatro piezas de esclavos, como entonces se llamaban, tres varones i una hembra, comprados por don Antonio de Boza i Solis en 22 de julio de 1737.

Al mismo tiempo, vendia tambien negros en Santiago otro mercader llamado José Montes García.

Los esclavos que García de Huidobro no pudo negociar en Chile fueron remitidos por él al virreinato del Perú (2).

Nuestro pais era un mal mercado de negros, pues no solo faltaba el dinero necesario para adquirirlos, sino que, ni el clima, por su naturaleza suave, ni los cultivos especiales de esta tierra exijian el empleo de trabajadores africanos.

(1) Consúltense las dos siguientes escrituras firmadas por García de Huidobro: Borda, 28 de febrero de 1736; i Borda, 16 de marzo de 1737. (2) Borda, escritura de 1.o de octubre de 1737.

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