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cesarias, i pagar los sueldos de los obreros i empleados superiores de la Casa.

En cambio, el rei le concedia para él, sus herederos i sucesores, por juro de heredad, el empleo de tesorero del establecimiento; i todas las utilidades que produjeran las fundiciones i labores, esceptuando el real derecho de señoreaje.

García de Huidobro, como era natural, mandó hacer los instrumentos en las fábricas de la Península, i una vez terminados se embarcó con ellos en Cádiz en un navío de su propiedad, Santiago el Perfecto.

Con felicidad llegó a Buenos Aires a 15 de julio de 1745. No tuvieron igual fortuna el tallador don Manuel de Ortega i el ensayador don José Saravia (1), contratados por García de Huidobro en España, los cuales, a causa de un fuerte temporal, no pudieron embarcarse en el Santiago, i, juntamente con algunos cajones de herramientas que habian quedado en Cádiz por el mismo motivo, cayeron en poder de los ingleses i fueron conducidos a Lisboa.

García de Huidobro se vió obligado a pagar mil novecientos pesos por el rescate de las herramientas, i mil cuatrocientos por la conduccion de Ortega i de Saravia desde Lisboa a Rio de Janeiro.

Tan pronto como se encontró de nuevo en Santiago de Chile, don Francisco buscó un sitio adecuado para la instalacion de la Casa de Moneda; i con tal objeto compró, con fecha 22 de agosto de 1747, al capitan

(1) No debe confundirse al ensayador Saravia, el cual falleció en Santiago antes de que empezaran las labores de la Casa de Moneda, con don José de Saravia i García Huidobro, sobrino de don Francisco, de quien hai descendencia en Chile.

MAYORAZGOS-T. II

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don Domingo de Baillo una casa situada en la calle que mas tarde debia llamarse de los Huérfanos, i a tres cuadras de la Plaza Mayor (1).

Esta casa, cuyo precio de compra fué la cantidad de 9,100 pesos, comprendidos 2,200 pesos de censos que la gravaban, era conocida con el nombre de Palacio Viejo, por haberla habitado el presidente Ibáñez de Peralta.

Al sucesor de éste, o sea, a don Juan Andres de Ustáriz, segun nos refiere la historia, debia corresponder la honra de construir en la principal plaza de la ciudad, en el sitio donde se halla la Casa de Correos, el palacio de los gobernadores (2).

García de Huidobro destinó a casa de habitacion la parte de la esquina de la propiedad del capitan Baillo, hoi la Caja Hipotecaria, i edificó la Casa de Moneda en el sitio que seguia por la calle derecha, o sea, de Huérfanos (3), la cual desde entónces se llamó de la Moneda Real, i mas tarde de la Moneda Vieja (4).

(1) Escritura pública otorgada ante el escribano Juan Bautista de Borda. La propiedad adquirida por García de Huidobro comprendía tanto el sitio donde hoi se levanta el edificio de la Caja Hipotecaria como el de la casa contigua.

(2) BARROS ARANA, Historia Jeneral de Chile, tomo 5.o, pájina 542. Sobre la casa habitada por el presidente Ibáñez de Peralta refiere don Miguel Luis Amunátegui, en su obra Los precursores de la independencia de Chile, tomo 3.o, pájina 133, que, al poco tiempo de haber celebrado el contrato de arrendamiento de ella, aquel presidente se negó a pagar la renta convenida con el pretesto de que habia construido una cochera i una caballeriza, i de que estas mejoras valian mas que el cánon de arrendamiento.

(3) Actualmente, esta última propiedad es casa de la familia de don Manuel Antonio Hurtado. De ordinario los que han escrito sobre la fundacion de la Casa de Moneda han creido que García de Huidobro la construyó en el sitio de la Caja Hipotecaria; pero éste es un error manifiesto. Véase MEDINA, Las monedas chilenas, documento número XXIX.

(4) VICUÑA MACKENNA, Relaciones Históricas, segunda serie. Los hogares i las calles de Santiago.

Autorizado por la real cédula de 1.o de octubre de 1743, García de Huidobro nombró superintendente de la Casa de Moneda al decano de la real audiencia don Martin de Recabárren, con un sueldo de 300 pesos anuales; contador al tesorero del obispado de Santiago don José Fernández de Campino, con igual sueldo; i ensayador al abogado don José de Larrañeta, con quinientos pesos al año.

Con fecha 10 de setiembre de 1749 se selló la primera moneda, que fué una media onza con el busto de Fernando VI.

El entusiasmo que este hecho despertó en la sociedad de Santiago se halla de manifiesto en las felicitaciones i agradecimientos que las principales autoridades se apresuraron a enviar al rei.

Desde el primer dia comprendieron los habitantes de este pais los beneficios que estaba destinada a producirles la Casa de Moneda.

Por desgracia, un grupo de comerciantes, movidos por intereses mezquinos, pretendieron en provecho propio poner obstáculos a la marcha regular del estable

cimiento.

El rei habia prohibido que se estrajera del pais el oro que aquí se producia, ya fuera en pastas o en tejos, i habia ordenado de un modo espreso que todo ese metal debia acuñarse en la Casa de Moneda.

Esta medida guardaba consonancia con el réjimen económico de la monarquía española; i, aunque era un nuevo golpe a la libertad del comercio, en el estado de atraso e ignorancia de la capitanía jeneral estaba destinada a producir un gran beneficio.

Si hubiera continuado libre la estraccion del oro, los

comerciantes habrian seguido comprándolo a bajo precio a los trabajadores que lo arrancaban de las minas, i segun muchas probabilidades habrian hecho fracasar de este modo el establecimiento de García de Huidobro.

Se comprende, pues, por una parte, la irritacion de los mercaderes, que estaban acostumbrados a alcanzar ganancias enormes con la venta del oro chileno en el virreinato del Perú, i, por la otra, la resistencia desesperada de García de Huidobro a fin de que el rei mantuviera su prohibicion.

La real audiencia, el cabildo secular, el presidente Ortiz de Rozas i el obispo de Santiago González Melgarejo, apoyaron resueltamente a García de Huidobro.

En el partido opuesto tomaron fila los diputados de comercio, don Juan Francisco de Larrain i Cerda, primero, i en seguida don Pedro de Lecaros Berroeta, i el virrei del Perú sucesor del marques de Villa García, que lo era Manso de Velasco.

La majestad de Fernando VI no se dejó mover por los intereses de los comerciantes de Chile, ni por los de la Casa de Moneda de Lima, i a mediados de 1752 reiteró las anteriores disposiciones reales sobre la estraccion del oro (1).

Este fué el mayor peligro que amenazó la existencia de la Casa de Moneda de Santiago, despues del cual continuaron sus labores bajo la direccion de García de Huidobro por espacio de veinte años.

(1) Este interesante litijio i sus principales documentos pueden estudiarse en la obra de Medina ya citada sobre Las monedas chilenas.

VI

García de Huidobro habia gastado en la instalacion de la Casa de Moneda, comprendido el edificio especial de ella, la suma de noventa mil seiscientos cincuenta pesos, segun lo declaró bajo juramento en 28 de abril de 1771 (1).

I, para completar esta enorme cantidad de dinero, habia consumido su propio caudal i la dote de su mujer, i se habia visto tambien obligado a pedir gruesas sumas a sus amigos (2).

Los sacrificios a que se sometió con este motivo i los progresos incalculables que produjo en Chile la Casa de Moneda, lo justifican de sobra por las grandes ganancias que obtuvo.

El negociante de ánimo atrevido no se habia engañado cuando aceptó en Madrid la empresa jigantesca de establecer aquella fábrica, nada mas que con sus recursos personales, en esta pobre i apartada colonia.

Segun las cuentas que da en su Memoria el virrei del Perú don Manuel de Amat i Junient, los provechos obtenidos por García de Huidobro deben haber pasado de 400,000 pesos.

De este guarismo hai que deducir las cantidades adeudadas por el fundador, el pago de sueldos i el continuo gasto de materiales i herramientas. Si se conocie

(1) MEDINA, Las monedas chilenas, pájinas 29 i siguientes.

(2) Así se hace constar en la real cédula de 24 de julio de 1775, que puede leerse en el número 1 del Apéndice.

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