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dustrial, explotando el trabajo de sus siervos. Esteco llegó á un alto grado de prosperidad mercantil por sus tratos con los opulentos peruanos; sufrió varias transformaciones; cambió su nombre por el de Nuestra Señora de Talavera, durante el gobierno de Pacheco; oyó las predicaciones de San Francisco Solano; pasó por una época de dolorosa decadencia, y nacida sobre un crimen, desapareció en una catástrofe horrenda, en el terremoto de 1692.-Ni la reacción de Medina contra los amotinados de 1566, ni los pacíficos gobiernos que le sucedieron, incluso el de Aguirre, revisten mayor importancia para nuestros estudios. Bazán, nombrado teniente del gobernador Pacheco en 1567 fomentó á Esteco, antemural de la conquista del interior contra los desbordes del Chaco y emprendió una estéril expedición á través de sus bosques hasta las riberas del Paraná, llevada á cabo con extraordinaria energía. El propósito de aquellos que entre los conquistadores de Tucumán reflexionaban seriamente en el porvenir de la colonia, era abrir comunicación hacia los pueblos del litoral, y empeñado en él el gobernador Pacheco, fué interrumpido en sus proyectos por la vuelta de Aguirre. Hacia 1570 dejó este el poder á don Diego de Arana, que gobernó hasta 1572, en que tomó posesión de la silla don Jerónimo Luis de Cabrera. Inició este su gobierno fundando el 6 de Julio de 1573, la ciudad de Córdoba la llana, ilustre en la historia de la civilización argentina, por haber sido asiento de nuestra primera universidad,

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debida al celo ilustrado del obispo Trejo en 1613, y del famoso colegio de Monserrat, establecido en 1686 por el célebre sacerdote cordobés doctor don Ignacio Duarte.-Cabrera extendió sus conquistas por una ancha zona de territorio, cautivando á la vez el amor de las poblaciones, merced á su carácter caballeresco, y en sus empresas hacia el litoral se chocó con la expedición que á las órdenes del ilustre general Garay, acababa de fundar la ciudad de Santa Fe en el Paraná. La altura moral de ambos personajes puso la competencia de jurisdicción que entablaron, bajo el arbitrio legal de los tribunales superiores, y Cabrera regresó á Córdoba, donde meditaba nuevas expediciones, cuando recibió por sucesor á don Gonzalo de Abreu, mandatario á quien el doctor Funes ha retratado llamándolo <tirano á prueba de los más vivos remordimientos». Abreu gobernó con la violencia y el terror. El noble aventurero, cuyo puesto ocupaba, cayó bajo sus iras, y fué decapitado en Santiago del Estero en 1574. Todos los horrores y demasías, de cuyo espectáculo veíase felizmente libre la provincia, fueron renovados en aquella época de dolor, y en 1578, estalló una revolución en San Miguel promovida por los indios yanaconas, cuyo espíritu cancerado por la inicua esclavitud que los envilecía y torturaba, los levantó reclamando venganza, y pusieron fuego á la ciudad en las altas horas de la noche. Gracias al coraje y decisión de Medina, teniente de la ciudad, pudo ponerse término al

estrago, no sin pérdidas tanto mayores y de más difícil reparación, si se atiende á las miserias de aquellas aldeas, compuestas de pocas docenas de rústicos señores y algunos centenares de esclavos bárbaros y en latente, pero perdurable rebelión. -Para que no faltara á la posteridad ningún reproche que lanzar sobre su memoria, el sangriento Abreu fué también visionario. La última carrera de lágrimas que obligó á sus subordinados á recoger fué la expedición hacia la Patagonia septentrional, que inició en 1578 en busca de la ciudad de los Césares. Sus opulentos tesoros, el misterio que envolvía aquella creación de fantasías sólo activas por el estímulo de la avaricia, los lanzó en los campos del delirio. Extenuados de fatigas y torturados por el desengaño volvieron los expedicionarios muchos meses después á reposar en el peligro. El duro cetro de Abreu pasó en 1580 á su digno sucesor Lerma, después de haber cerrado la época de su gobierno, apretando sobre la cerviz de los indios la coyunda del servicio personal más duramente que hasta entonces. Lerma vengó al pueblo contra Abreu, pero no desplegó menos crueldad que el tirano. Gobernó hasta 1584, y dos años antes se fundó bajo su nombre la ciudad de Salta, ilustre también en los fastos argentinos por haber sido teatro de una de las primeras glorias militares de la revolución.-En 1584 fué preso por orden de la audiencia de Charcas. El gobierno subsiguiente de Juan Ramirez de Velazco, es notable por algunas guerras que en

su largo período sostuvieron los españoles contra los indios, así como por la fundación de Jujuy y de Madrid en 1592 y la de La Rioja en 1595; pero principalmente por las predicaciones á la sazón comenzadas entre los infieles. -Más de cuarenta años habían transcurrido desde que los pocos compañeros de Prado pisaron el territorio de Tucumán; y la ligera reseña, que acabo de haceros, puede revelaros cuán duras adversidades pesaron sobre la naciente colonia, estampando sus rastros de fuego sobre los pueblos hijos del infortunio.-El espíritu de la conquista en Tucumán es idéntico al que reviste en el Río de la Plata.-El servicio personal, aprendido de las instituciones españolas del Perú, es la prenda de las victorias y el fundamento de la sociabilidad tucumana, difundida, como en todo el continente, por medio de las fuerzas ciegas de la violencia, empleadas preferentemente á los recursos suaves é ilustrados de la propaganda y de la industria.-Aquellos hombres que se apellidaban civilizadores y apóstoles del Evangelio, no realizaron una empresa, no introdujeron una institución, ni una costumbre, cuya directa consecuencia fuera otra sino alejar á los salvajes de la sociedad; porque en sus puertas les aguardaba el yugo de ignominia, y retraerlos del Evangelio, cuyas nociones no entendían, y cuya profesión, al paso que los sometían por la coerción de la moral á todas las privaciones y sacrificios de la ley cristiana, remachaba en sus brazos la cadena de la encomienda.

Recién por entonces apareció como una ráfaga de celestial claridad el santo apóstol argentino, que bajo la apariencia humilde del religioso' encerraba una alma de héroe, el celo de la propaganda y la inspiración de verdades en todo orden que juntamente, debían abrir á los indios el reino de la verdad é introducir en la sociedad colonial sólidos principios. Algunos fervientes predicadores jesuitas comparten con San Francisco Solano y sus compañeros la gloria de haber iniciado las misiones evangélicas en Tucumán. El rastro que dejó á su paso aquel varón, admirable en palabras y en obras, fructificó más tarde, malgrado de la impía incuria con que los sedicentes cruzados del Río de la Plata, contemplaban sin remordimiento ni inquietud la perseverancia de los salvajes en la idolatría y la frecuencia y la abundancia de sus apostasías. En tanto que el violento aventurero cegaba con la espada, que pretendía en su orgullo, fulminar como el rayo de venganza de la misericordiosa divinidad, el santo y heroico fraile, discípulo del genio de la caridad, que brilló como la luz de la paz en medio de los desbordes de la fuerza en la Edad Media, recorría á pie los campos abandonados, penetraba en la espesura, y sentado junto á la cueva de la fiera, hablaba al salvaje indómito y altanero de la verdad y del amor. Plácidas armonías arrancadas á su instrumento, y mágicas emanaciones de caridad desprendidas del torrente de su corazón, dominaban el instinto artístico, y entraban como

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