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ensayo fracasa por su falta de lógica con la situación de América y los elementos de que tenía que valerse. Enteramente oficial, y sin cuenta del estado antisocial de las razas indígenas, la conquista pretende someter inmediatamente los bárbaros al régimen actual de gobierno: y pretende además, asegurar su triunfo con el concurso de aventureros, que no traían interés legítimo á la empresa, y que se dejaban devorar por la más profunda anarquía. Sin un eficaz poder coercitivo, por otra parte, para moderar sus arranques y explotar sus servicios con arreglo á un plan sistemático y seguido, quedó por esos tiempos entregada al acaso y al capricho de los capitanes españoles, destituídos de estímulo y de impulso capital. Gaboto y Mendoza no consiguieron sino iniciar el duelo de las razas. Sus escasas conquistas eran inconsistentes: por que las presidía la aventura. Irala, personaje que señala una notable transición, le dió extensión y vigor, quitándola de las garras de la fatalidad para reducirla á un sistema. Su organización feudal volvió á buscar los principios de la civilización política: la encaminó por sendero idéntico al que han recorrido los países entonces más avanzados en materia de instituciones, y por decirlo así, á embeberse en las fuentes del infortunio para adquirir en la lección histórica el amor y la pasión del derecho y del progreso. No obstante, que adquirió impetuosidad y por consiguiente, su eficacia fué mayor,-la injusticia que antes era arbitraria y subrepticia, adqui

rió visos de legal: entró en las regiones del sistema; y la utilidad histórica del período en que reinó, emana, no de su mérito intrínseco, sino de las deducciones mediatas, que toda institución deja en el seno de los pueblos, atormentándolos hoy, engrandeciéndolos mañana,—y aumentando siempre el desarrollo intelectual y moral de las sociedades. Adolecían ambos planes de un vicio sustancial, que les era común, y que dejamos señalado: su absoluto apoyo en la violencia. La fuerza como principio constitucional es ruinosa y jamás produce el reinado de la justicia, menos aún el de la libertad. Bajo cualquier aspecto científico, que la sociedad se considere, siempre se deduce especulativamente, la espontaneidad de la forma. Si una escuela la encara como contrato voluntario (1), ajeno y libre, fundado en el interés ó capricho de los contrayentes, cuya unidad compone la soberanía, este teorema indica de suyo la libertad como principio, el concurso general como medio, la virtud como resorte de gobierno. Si otra la reputa imprescindible necesidad del hombre, social por naturaleza, lejos está sin embargo de pensar, que esta necesidad se origine en las regiones externas, sino por el contrario, que es un instinto sustancialmente personal, íntimo que escapa á toda influencia extraña, y nace de la revelación interna de la naturaleza en los

(1) Rousseau, Contrato Social; Beccaria, De los delitos y las penas; Janet, Philosophie moral, etc.

fenómenos de la conciencia, en cuanto corresponden á las relaciones actuales del hombre, constituyendo, para valernos del lenguaje de Kant, un imperativo categórico (1). Mas como quiera, que el instinto por su esencia es común y universal: que ningún sér disfruta del privilegio de rechazar su freno, ni libertarse de su impulso, podemos afirmar, que,-traídos todos por una ley idéntica á la sujeción social, puesto que todos experimentan la misma coacción, es como si no existiera para el efecto de dar forma á su alianza y que pueden imprimírsela espontáneamente, sin que nadie disponga de un derecho preexistente á ser obedecido. La institución de la autoridad y la formación de la ley fundamental, son por consiguiente, espontáneas. Por manera, que todo ensayo social, cuyo principio se demuestra prácticamente: cuyos elementos se toman en estado bárbaro y se someten á un derecho convencional preexistente por medio de la violencia, defraudan el derecho implícito en el deber natural, ó explícito en el seno de la libertad común: y que una nacionalidad levantada sobre error tan capital, bambolea y sólo espera la relajación del lazo de acero con que se la sujeta, para dispersarse y volver á la barbarie y á la sociedad primitiva sin ley ni otro principio de autoridad, sino el que instintivamente se busca, merced á accidentes fortuitos y sin trascendencia.-Con tal elocuencia hablaban los he

(1) Kant, Critica de la razón pura; Soria, De la moralidad, etc., etc.

chos en tiempo de Hernando Arias; tan claro se veía que el sistema de la edad media no respondía á las aspiraciones del pueblo conquistador,que cambió de norte y entabló el propósito de atraer á los bárbaros al reconocimiento de la superioridad en el invasor, y del derecho de su soberanía y forma de gobierno, por la espontaneidad, provocada, merced á una comunión de creencias, á la suave persuasión del sacerdote, y á una convicción progresiva en las ventajas del orden social, que asumen permanentemente las posesiones de América para los patriotas de Europa, que eran su raza y su sangre.-La reacción fué extrema, y como frecuentemente acontece, no supo guardar el término medio y el justo límite, que correspondía para huir de los excesos de sistemas, ruinosos por lo general. En los dos períodos anteriores á Saavedra se puso el porvenir social en manos del soldado: Saavedra lo pasó íntegro á manos del sacerdote.

Estudiar este acontecimiento y penetrar á fondo los aciertos y los errores de la constitución, que regía una parte de los establecimientos religiosos en América, la Provincia de Misiones en el Río de la Plata,-siguiendo el curso y la doctrina de su historia, es el objeto de este libro, en el cual vamos á entrar de lleno, después de haber expuesto brevemente los pasos anteriores de la colonización española y la causa determinante de la ingerencia de la Compañía de Jesús, como creemos haberlo hecho suficientemente en el capítulo, que acaba de leerse.

ENTRADA DE LOS JESUITAS

AL

RÍO DE LA PLATA

Llegada de los jesuitas á la Asunción. Tareas preliminares. Pri meras misiones de Guayrá. Auxilios á los apestados de la Asunción. Fundación de la misión de Villa Rica. La pri mera escuela jesuítica. Fundación de la residencia de la Asunción. Progreso de las tareas apostólicas. Abandono de Guayra. Se establecen en Córdoba. Nueva organización. Primeras persecuciones. La maloca entre los guatos. La misión del Paraguay es erigida en provincia. Fundación del noviciado de Córdoba. Primera congregación provincial del Paraguay. Fundación de la primera casa en Buenos Aires. Traslación de la de Santiago á Tucumán. La residencia de la Asunción es elevada á colegio.

El 11 de Agosto de 1588 (1) llegaban á la ciudad de la Asunción, después de un penoso viaje

(1) V. P. Pedro Lozano, Historia de la Compañía de Jesús en la Provincia del Paraguay; P. José de Guevara, Historia del Paraguay, Río de la Plata y Tucumán; M. S. de la Biblioteca de Buenos Aires. La edición del señor don Pedro de Angelis (tomo III de su Colección), es trunca. Para conocer detalladamente sus adul teraciones, véase el Apéndice de este volumen.

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