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"Ocho errores geográficos é históricos-concluye el señor Peralta-contiene ésta sola nota del señor Fernández (mi desventurada nota que habla del nuevo de del señor Peralta y del mito de ciertas biografías que ha escrito); pero no es de este lugar apuntarlos, y sólo la necesidad de restablecer la verdad nos ha obligado á señalar los principales. . . . . .". Ya hemos visto á qué se reducen los principales y cual de los dos, entre el señor Peralta y yo, es quien ha incurrido en error; en cuanto á los menos principales, es lástima, y grande, que se los reserve in péctore, exponiéndose á una indigestión de historia, y privándome de contestarle de una vez y por to

das.

Crea el señor Peralta que el mayor elogio que podría hacer de mi obra, sería no encontrar más que ocho errores en cada una de las muchas y largas notas que he escrito sobre hechos enteramente desconocidos de la historia de nuestra patria; cuando en la suya,-y excuse que me valga de sus mismas armas―en la primera nota que se aventura á poner (p. 31) se le van los piés tan lastimosamente diciendo que Cristóbal de Olid hace dar (más exacto habría sido decir da) de puñaladas á Gil González de Ávila, siendo precisamente todo lo contrario, y cuando éste es un lugar común en la historia de las Indias, repetido por todos los historiadores antiguos y modernos, y que yo mismo-con toda mi ignorancia y mis ocho errores en cada nota-me he visto en la necesidad de consignar (tomo I, p. 134) con estas palabras: “Más tarde Las Casas y González (Gil) asesinan á Olid (Cristóbal)". Ya hice notar que en la página 33, el señor Peralta sitúa la villa de Bruselas en una parte, y en la página 721 la coloca en otro lugar diferente. En la página 128. y en un documento de 1542, dice que es la primera vez que aparece el nombre de Costa-Rica; y en la página 743 cita documentos que mencionan aquel nombre desde 1529. Por último, en la página 756 corrige la nota de dos líneas de la página 549, atribuyendo el error á trastrueques de imprenta. Esta excusa de trastrueques de imprenta, aunque vieja y gastada, es muy cómoda, y verdadero panacea para curar todos los dislates impresos y por imprimir. Si con trastrueques de imprenta andamos, entonces permita el señor Peralta que pasen como tales el uso de la palabra "conquista de Carlos-Quinto" en lugar de guerra; y la adición de las pala

bras San Juan al río de Ulúa. Y advierta el señor Peralta que por un simple trastrueque de imprenta, no había necesidad de amenazarme con Carlos el Temerario.

De otra parte, el señor Peralta debiera tomar en cuenta que yo no he publicado aun la lista ni de mis propios errores. ni de los de la imprenta: que escribo en Costa-Rica, nuestra patria común que él debe recordar bien: sin libros de consulta más que algunos apuntamientos sacados de los historiadores que se hallan en la librería de Guatemala, como consta del prólogo de mi obra: sin la cooperación ni ayuda de personas versadas en la historia antigua de Indias: sin otro estímulo que el amor á mi patria y el deseo de que sea conocida; y

al contrario-luchando constantemente con la tenaz oposición de muchos brutos de levita que, como el señor Peralta debe saberlo, es la peor especie que en su género se conoce. Mientras que él escribe en Europa, con todas las facilidades que los países más civilizados proporcionan á un escritor; con expedito acceso á los grandes y bien ordenados archivos de España; teniendo á la mano todos los historiadores de Indias, antiguos y modernos, así como los depósitos hidrográficos; y pudiendo, por último, ocurrir, en caso necesario, al auxilio y consejo de las personas de ciencias y letras. Y si, con todas estas facilidades y recursos, el señor Peralta incurre, sin embargo, en errores y contradicciones, ¿qué de extraordinario, qué de inaudito habría en que yoprivado de aquellas facilidades y recursos-cometiera equivocaciones y escribiera disparates? Además, el señor Peralta debiera tener presente que mis notas no son más que un estudio preliminar y preparatorio de la historia que voy á publicar, sujeto, por tanto, á correcciones con el descubrimiento de nuevos documentos y comparación con los hasta hoy conocidos. Y la prueba de esto la tenemos en que el mismo señor Peralta va corrigiendo los errores de su obra, á medida que va conociendo nuevos documentos.

Las equivocaciones naturales y á veces hasta obligadas, así como los chistosos lapsus, que se escapan á cualquier escritor que se ocupa por primera vez en asuntos de historia nuevos, desconocidos y oscuros, nada arguyen contra el mérito intrínseco de su obra, ni prueban otra cosa que la verdad tan sabida del nihil humani á me aliénum......Es por esto que no debo concluir sin enviar mis más cordiales feli

citaciones al señor Peralta por haber abandonado la ingrata tarea de escribir fantásticas biografías y dedicádose á publicar documentos de grande interés, no solamente para la historia de nuestra patria, sino principalmente para la defensa de sus derechos en la cuestión de límites; y si mi desautorizado, pero sincero, voto, pudiera servirle de estímulo para que continuara en su importante labor, yo confieso con gusto que su obra es de mucho mérito y acreedora á la gratitud de todos sus compatriotas.

San José de Costa-Rica, agosto 15 de 1883.

LEÓN FERNÁNDEZ.

(1) Descripción de la provincia de Costa-Rica, hecha por el licenciado Juan de Estrada Ravago, y dirigida á Madrid al M. R. P. fray Diego Guillén (2), comisario de la provincia de Cartago

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Muy magnífico y reverendo señor Es verdad que estaba tan confuso de no haber sabido de V. M. tantos meses como han pasado después que se partió de mí, que muchas veces he tenido por cierto estar V. R. en Indias ó cerca de ellas; y así tuve gran contento cuando me dieron la de V. M., y suplico se me haga de contino, avisándome de su salud y negocios. Cuanto á lo que V. M. por la suya me dice estar el Consejo de presente tan felice y bien gobernado, es cierto que todos lo entienden así, y más en particular los que tenemos alguna práctica de aquellas partes; y si yo pensara que ello había de venir á parar en lo que agora está, yo prometo á V. M. que no saliera de esa Corte hasta dar fin á negocios; y viendo de la manera que pasaban, hice lo que V. M. ha visto, y es haberme arrinconado adonde de presente estoy. Asimismo en lo que V. M. me escribe hiciese una relación de lo que toca á Costa-Rica, bien sabe V. R. que podría hacerlo y por ventura de otras muchas provincias, como son Guatemala y Honduras, Nicaragua y Tierra-Firme y Cartagena, y de toda la costa, en particular y asimismo en general; y una de las cosas que bien me ha parecido del señor presidente, es el estilo que todo buen go

(1)-Este importante documento me fué obsequiado por don Francisco María Iglesias, quien lo obtuvo de don Felipe Valentini.

(2) En diciembre de 1574, fray Diego Guillén se hallaba entre los indios de Garavito en Costa-Rica (Tomo I, p. 230).

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