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los mesmos sujetos de ambos sexos que sirvieron en la que por estos dos meses anteriores se han ejecutado. La gravedad de la materia, i perjuicio que comunmente ocasiona al bien espiritual de las almas, ha sido mérito para que los obispos, siempre que se trata de semejantes entretenimientos, hayan representado sus inconvenientes; i el propio motivo me obliga a ponerlos en consideración de Usía.

«En la disputa que hai sobre si pecan mortalmente los que asisten a las comedias, como se acostumbran hacer, i considerando, no solo el acto de la representación, sino también las demás circunstancias que lo acompañan, la mayor parte de los autores asegura que jeneralmente interviene pecado grave. Ömitiendo otros, apunto solo, por ser tan distinguidos, al príncipe de Conti i al insigne Bossuet en Francia; de España al cardenal de Aguirre i al doctísimo consejero el señor don Francisco Ramos del Manzano, que tocó dilatadamente el punto, i defiende como mas probable que las comedias españolas, según se practican, no pueden contarse entre las cosas lícitas o indiferentes; bien que haya opinión, aunque mucho menos común de contrario dictamen; pero, en esta variedad, el rei, nuestro señor, por su cédula de 14 de agosto de 1768, que se halla en la colección de providencias al número 18, renueva resolución de 29 de enero sobre que solo se enseñe la doctrina pura de la iglesia i que se manden prohibir todos los comentarios en que directa o indirectamente se oigan máximas contrarias o se lisonjeen las pasiones con pretesto de probabilidades o doctrinas nuevas, ajenas de las sagradas letras i mente de los padres i concilios de la iglesia. En otra, de 9 de julio del año siguiente de 1769 donde ordena las juntas de aplicaciones al número 29 les encarga

que de las librerías se separen aquellos libros morales i teolójicos de los jesuítas espulsos que contengan doctrinas laxas i peligrosas a las costumbres, i en el Tomo Rejio despachado para la convocación de concilios provinciales, espresa su majestad que, si en otros tiempos ha sido necesaria su convocación, en ningunos mas propiamente que en los presentes por lo tocante a estos reinos de las Indias, para esterminar las doctrinas relajadas i nuevas, sustituyendo las antiguas i sanas, conforme a las fuentes puras de la iglesia. Nadie niega que los santos padres condenan las comedias; todos confiesan que las han prohibido los concilios: así la doctrina que juzga haber pecado grave en su asistencia, es la que debe llamarse sana, antigua, conforme a los padres i concilios; i la contraria, a mas de ser nueva, lisonjea las pasiones, ni puede practicarse, sino por los principios de probabilidades; i todo esto demuestra que su uso no es conforme a la intención de nuestro soberano.

«Bien sé que, para evadir la sentencia de los padres i la prohibición de los concilios, se responde que las comedias de aquellos tiempos eran torpes, o a lo menos se ejecutaban cor. torpeza, i que las presentes no lo son, ni en la sustancia, ni en el modo; pero los que aseguran esto no hicieron cotejo de ellas con las antiguas, pues no lo espresan; i otros que se tomaron el cuidado de confrontar las modernas con las de Eurípides, de Menandro, de Plauto i de Terencio, asientan que las nuestras no son menos torpes que las otras; antes sí mas propias para corromper el corazón. Ellas tratan comunmente de amores i galanteos, como trataban las antiguas; i si la espresión es mas pulida, mas fina, i disimula mas el veneno, por eso mesmo dicen muchos con el señor Ramos del Manzano que ha

cen mayor impresión i causan mas daño del que podrían hacer, si fuese mas patente la torpeza.

«No puede negarse que a lo menos los cómicos están reputados como personas infames i de una vida relajada, por cuyo motivo en algunas partes se les priva de los sacramentos. A lo menos, las comediantas, cuanto mas célebres por su habilidad, tanto mas conocidas han sido también por su libertinaje. Así, por lo común, en este oficio viven siempre en estado de pecado i de condenación, motivo por que madama Ana Enriqueta de Francia se abstenía de asistir a las comedias. Por mas alegre (dijo una vez a cierta persona de su confianza) que vaya al teatro, lo propio es ver a los representantes, que decir entre mí: Hé aquí unas personas que se condenan por divertirme, i esta reflexión me quita todo el gusto que podría tener en la comedia.

«Es verdad que, sin embargo de lo dicho, se permiten i se toleran. El señor Ramos del Manzano defiende que es ilícita esa permisión i tolerancia, aunque quiere sea temporal i ceñida a los precisos términos de permitir i tolerar, conque se esplica bastante que esto es donde está ya introducida la costumbre de las comedias; pero nó donde se trata de introducirla, porque entonces sería establecerlas i aprobarlas, o influír en ella, lo que es mui distinto de tolerar i permitir. El mismo consejero añade por tercera conclusión que, aun esta tolerancia i permisión, atendidos los motivos de política i de bien público, no conviene, porque las comedias son nocivas en las repúblicas. Así los príncipes, aun hallándolas ya practicadas, han procurado restrinjirlas. El señor don Fernando VI por decreto de noviembre de 1753 mandó que desde Pascua de Resurrección hasta el día último de setiembre se empezase la comedia a las cuatro en

punto de la tarde, i a las dos i media desde 1.o de octubre hasta carnestolendas, sin que se pudiese atrasar la hora con ningún pretesto; que, cuando mas, llegase a tres la función; i si fuese necesario se cortasen los entremeses i sainetes dilatados, para que se logre (son sus palabras) salir de día; que antes, ni después de la comedia, ni en la entrada, ni después de haber entrado, se permita persona embozada, de manera que se oculte el rostro, porque todas deberán tenerlos descubiertos, para ser conocidas; que, en la cazuela, donde asisten las mujeres, no entren los hombres, ni las hablen desde las gradas; que al estremo del tablado se ponga un listón de altura de una tercia para que no se vean los pies de las cómicas, i que no se les permita salir con indecencia en su modo de vestir; que no se pueda representar comedia, entremés o sainete sin que se presente primero al vicario eclesiástico de Madrid, obteniendo su permiso, aunque se haya representado otra vez, o se halle impresa con las licencias necesarias, sin duda para que se eviten las que sean torpes. La emperatriz reina de Hungría prohibió las comedias i todos los espectáculos públicos en los viernes del año desde el 14 de diciembre hasta la Natividad toda la cuaresma, las rogaciones, los días de Pentecostés i la Santísima Trinidad, en la octava de Corpus Cristi, en las festividades de la Virjen Santísima, las vijilias i cuatro témporas, de suerte que se está conociendo el deseo de minorarlas, aun cuando ya están establecidas.

«En esta ciudad, donde solo se han representado mui de tarde en tarde, i por unos pocos días, sirviendo algunos muchachos para los papeles de mujer, hai mas motivo para que se niegue el establecimiento del colisco. El comercio interior del reino es mui corto, porque en casi todas sus

partes se producen los mesmos frutos; el esterior consiste principalmente en el trigo que se estrae para Lima, cuyo precio por su abundancia es tan bajo, que apenas sacan su costo los labradores; el ramo de sebos, cordobanes i zuelas está reducido a solo los hacendados, i según lo que espresan, tampoco les da mucha ganancia; los que trafican jéneros de Castilla, se quejan de la poca utilidad con que venden de contado i del mucho peligro que esperimentan en las ventas al fiado. Sin embargo, el lujo crece cada día: el menaje de las casas, el costo de los vestidos, la variedad de las libreas, principalmente de las criadas, i otros gastos exceden ahora cerca de un cuádruplo a los que se hacían treinta años atrás. Así todos los padres de familia, para mantener las suyas, necesitan mucho trabajo, i a veces menoscaban sus principales. Si Usía se informa de los vecinos principales i hacendados, estoi en que le dirán lo mismo: que la ciudad necesita una pragmática suntuaria que minore los gastos, i no le es útil un motivo nuevo para aumentarlos como el de las comedias, bien que éste sea voluntario; pero siendo (como en realidad lo es) superfluo, se debe evitar, porque lo pide el interés de la república, que consiste en que sus individuos sean acomodados. Si se empobrecen, sea por infortunios, por el lujo o por gastos voluntarios, las hijas no se casan, sino difícilmente; los hijos quedan sin patrimonio; las familias decaen de su estimación; en el comercio, hai quiebras; en las haciendas, poco cultivo, i falta para satisfacer los derechos debidos al soberano i sobrellevar otras cargas de la ciudad. Ya en parte se esperimenta esto por el exceso del lujo, i en adelante se esperimentará mas, si se introducen las representaciones de tea

tro.

«Últimamente, no puedo omitir que el señor don

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