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CAPITULO III.

EL PRESIDENTE IBAÑEZ I EL MARQUES DE CORPA.

Noticias que se encuentran en los cronistas e historiadores nacionales acerca de los proyectos contrarios a la metrópoli que se atribuyeron al presidente Ibáñez i al marques de Corpa.-Temores que concibe el gobierno español de que la Inglaterra i la Holanda, i aun algunos chilenos, intentasen separar a Chile de la metrópoli, aprovechándose de las perturbaciones ocurridas en la monarquía con motivo del fallecimiento de Cárlos II.-Procedimientos irregulares i codiciosos del presidente Ibáñez.-Levantamiento de algunas guarniciones de la frontera.-Castigo de los amotinados.-El rei desa prueba los procedimientos que se siguieron para imponer este castigo.—Fallo pronunciado en el juicio de residencia del presidente Ibáñez.-Plan atribu!do al marques de Corpa para hacer que el reino de Chile negase la obediencia al rei Felipe V, i providencias que se dictaron para impedir su ejecucion i castigar a su presunto autor.

I.

Se ha visto que el punto céntrico a que iban a parar todos los resortes de la dominacion española en el nuevo mundo era la persona del monarca. Así debe comprenderse con facilidad quier trastorno dinástico produjese perturbaciones en las comarcas hispano-americanas.

I efectivamente fué lo que sucedió.

que

cual

En dos ocasiones hubo mudanza de dinastías

en la Península; i en las dos sobrevinieron conmociones en la América Española.

Tanto los trastornos orijinados en la metrópoli a principios del siglo XVIII por el motivo mencionado, como los causados a principios del siglo XIX, alteraron la quietud de las colonias.

Ha llegado la oportunidad de que examinemos el efecto que produjo especialmente en Chile la sustitucion de la casa de Borbon a la de Austria.

El 1.o de noviembre de 1700, falleció Cárlos II, el Hechizado o el Imbécil, el último de los descendientes directos de Fernando el Católico, i del emperador Cárlos V.

Se disputaron su sucesion Felipe de Borbon, nieto de Luis XIV de Francia, el cual triunfó al fin tomando el nombre de Felipe V, i Cárlos, archiduque de Austria, que pretendia ser proclamado rei de España bajo el nombre de Cárlos III.

Esta guerra memorable hizo concebir respecto de Chile proyectos que hasta ahora no han sido suficientemente estudiados, i que tienen conexion inmediata con la materia de esta obra.

Me parece conveniente principiar por recordar lo que los escritores nacionales han referido acerca de esos curiosos planes.

El primero que de ellos habla es el cronista don Pedro de Córdoba i Figueroa, escritor de la primera mitad del siglo XVIII.

Hé aquí los pasajes de su obra, que hacen al

asunto.

"El sarjento jeneral de batalla don Francisco Ibáñez, de la órden de Santiago, fué el que sucedió a don Tomas Marin de Poveda, i trajo dos sobrinas, la una casada con el marques de Corpa, caballero de singulares méritos i de profunda erudicion (bien lo manifiesta la obra que dió a luz),

i doña Tadea, que casó con el hermano del marques" (1).

"I pues que dejamos en Chile al gobernador don Francisco Ibáñez, terminarémos la última escena de la trajedia de su vida. Hallábase en Madrid el marques de Corpa; i cuando entró el emperador Cárlos VI en aquella villa imperial, reconocióle por rei; i a su egreso, salió con otros muchos; puede ser que esto fuese mas compulso que voluntario, i el rei despues le reintegró sus honores i bienes. El presidente don Juan Andres Ustáriz (sucesor de Ibáñez) con presura mandó embarcarle con la marquesa i su hermana para la ciudad de los Reyes, mirándolos como infidentes en caso de venir escuadra inglesa al Mar Pacífico, como se recelaba, sin figura de juicio que precediese, ni motivo que hubiesen dado para desconfianza. Mantúvose con esta mortificacion de pundonor, poco atendido hasta de los suyos, e indijente; i por fin terminó el período de su vida con la sotana de la Conpañía, por donde esta caritativa i atenta relijion le hizo funeral competente a su carácter, viéndose bien que el hombre es jeroglífico de la inconstancia en sus edades diversas i singulares mutaciones" (2).

Don José Pérez García, que redactaba su obra en 1788, amplifica i comenta como sigue la precedente relacion de Córdoba i Figueroa.

"Si fuera cierto lo que vierte don Pedro de Figueroa que le llegó al gobernador don Francisco Ibáñez i Peralta, su sucesor don Juan Andres de Ustáriz el año de 1707, pudiéramos creer que, pues el rei le quitaba el gobierno, sin darle ascen

(1) Córdoba i Figueroa, Historia de Chile, libro 6, capítulo 14. (2) Córdoba i Figueroa, Historia de Chile, libro 6, capítulo 15.

so, ántes que cumpliese en él los ocho años de su acostumbrada concesion, sería por no haber gobernado bien, o por recelarse de su fidelidad, creyéndole a favor del archiduque por motivo de estar casado con su sobrina el marques de Corpa; mas sabiendo nosotros que duró en su gobierno hasta el dia 27 de febrero de 1709, no le hizo agravio Su Majestad en darle sucesor, ni creemos se le dió por los recelos que se le inferian por el parentesco con el marques de Corpa, pues le dejaron en aquel entónces establecido en el reino. Concluyamos los sucesos del gobernador don Francisco Ibáñez, aunque algunos de ellos correspondan en el tiempo al siguiente gobierno. Ello es, vierte don Pedro de Figueroa, que se hallaba en Madrid el citado marques de Corpa, cuando entró el archiduque en aquella corte, i le reconoció en ella por rei de España con nombre de Cárlos III; i despues, a su regreso, salió como otros muchos; mas pudo ser que estos hechos fuesen mas compulsos que voluntarios; pero estos acasos, ciertos o imputados, le fueron a don Francisco Ibáñez mui contrarios, pues habiendo recibido su sucesor la real cédula de Corella, dada por el señor don Felipe V en 20 de julio de 1711, en que le da aviso habia ya dado órden a su virrei del Perú para que le ausiliase a custodiar el reino de Chile, porque a solicitud del marques de Corpa va un armamento ingles a invadirle, el gobernador don Juan de Ustáriz, conociendo que no estaba bien en Chile su antecesor don Francisco Ibáñez, como que tenia en su casa sus dos sobrinas casadas, la una con el citado marques de Corpa, i la otra con el hermano del citado marques, con presura mandó embarcarle con la marquesa de Corpa i la hermana de ésta para la ciudad de los Reyes, mi

rándolos como inconfidentes si venía, como se anunciaba, la armada inglesa al Mar Pacífico; i se hizo sin figura de juicio, ni motivos que hubiesen dado éstos para desconfianza. Mantúvose en Lima don Francisco Ibáñez con esta mortificacion de pundonor, poco atendido, así de los estraños, como de los suyos; mas le sería feliz este desprecio, si su desengaño le resolvió a terminar el período de su vida con la sotana de la Compañía, donde permaneció hasta su fallecimiento, en el cual esta caritativa i atenta relijion le hizo los funerales competentes a su carácter, demostrando bien don Franciscs Ibáñez en tantos trámites que el hombre es jeroglífico de la inconstancia en sus edades. Aunque no se nos dice el tiempo en que falleció don Francisco Ibáñez, creemos que sería despues de haber tenido el gusto de ver vindicado a su sobrino de la infidelidad a la corona, pues nos vierte don Pedro de Figueroa que el rei despues le reintegró sus honores i sus bienes (que se le habian confiscado) al marques de Corpa; i verosímilmente declararia Su Majestad que fueron infundamentales los recelos de infidelidad a su corona que echaron de Chile a don Francisco Ibáñez" (1).

Veamos ahora como se espresa sobre estos sucesos el último de los cronistas de la época colonial, Carvallo i Goyeneche.

"El marques de Belmar, teniente de gobernador i capitan jeneral de los Estados de Flandes, dice, avisó a la corte que por un judío, residente en Holanda, habia sabido que algunos mercaderes chilenos solicitaban de los estados jenerales los proveyese de armas contra el reino de Chile. Por

(1) Pérez García, Historia Natural, Militar, Civil i Sagrada del reino de Chile, libro 9, capítulo 14.

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