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Don Manuel Diaz Montero, cuarenta i dos mil pesos por año.

Don Juan Antonio de Araos, cuarenta i cinco mil pesos.

Don Martin José de Larrain, cincuenta mil pe

SOS:

Los guarismos que preceden, demasiado elocuentes por sí solos, hacen superflua cualquiera reflexion.

los

En vista de ellos, fácil es de concebir que americanos en jeneral, i por supuesto los chilenos, soportasen con sumo desagrado una constitucion económica que les causaba tantos perjuicios i les hacía soportar tantas privaciones.

Segun documentos oficiales que tengo a la vista, se cobraban, entre otros, el año de 1748, los siguientes impuestos:

El cuatro por ciento de alcabala a las mercaderías traídas de España, i al valor de todas las ventas i permutas que se ejecutaban en Chile;

El cinco por ciento de almofarifazgo al precio en que fueran vendidos los efectos de comercio que entrasen por mar en este reino, a escepcion de los de Castilla, que, como queda dicho, pagaban el cuatro por ciento; i el tres por ciento en razon de almofarifazgo i union de armas a todos los que saliesen;

El dos por ciento a las mercaderías de importacion en razon del derecho de avería para mantener armada contra corsarios en el puerto del Callao;

El de ocho pesos por cada petaca, fardo o tercio de dos en carga de caballería a todos los efectos, mercaderías i ropa de Castilla que vinieran de Buenos Aires, por la cordillera;

El cuatro por ciento de sobrecargo a cada tercio de ropa traído de Buenos Aires, avaluado para este efecto a ochenta pesos;

El cuatro por ciento al precio en que se vendieran en Chile los negros traídos de Buenos Aires; El cinco por ciento al mayor precio respecto del que hubieran sido comprados en Buenos Aires en que se vendieran los negros de uno i otro sexo;

El de siete pesos cuatro reales sobre cada negro traído de Buenos Aires que se embarcara para el Perú, sin que hubiera pagado entrada.

Habiéndose el año de 1748 puesto en remate público el valor de todos los derechos enumerados, por el término de seis años, se presentaron tres postores, cuyos nombres i ofertas fueron las que siguen:

Don Manuel Diaz Montero, cuarenta i dos mil pesos por año.

Don Juan Antonio de Araos, cuarenta i cinco mil pesos.

Don Martin José de Larrain, cincuenta mil pe

SOS:

Los guarismos que preceden, demasiado elocuentes por sí solos, hacen superflua cualquiera reflexion.

En vista de ellos, fácil es de concebir que los americanos en jeneral, i por supuesto los chilenos, soportasen con sumo desagrado una constitucion económica que les causaba tantos perjuicios i les hacía soportar tantas privaciones.

CAPITULO VII.

DON MANUEL DE SÁLAS I CORVALAN.

Antecedentes biográficos de don Manuel de Sálas i Corvalan.-Su viaje a España.-Contraste de lo que era el reino de Chile con lo que podia ser, proclamado por Sálas.-El consulado de Chile rechaza el proyecto que le presentó Sálas para abrir una escuela de aritmética, jeometría i dibujo.-Creacion de la academia de San Luis.-Organizacion que Sálas fué dando a este establecimiento.--Primeros exámenes públicos de la academia de San Luis el año de 1801.--Discurso pronunciado en aquella ocasion por el alumno don Joaquin Campino.-Favorable impresion que producen en el ánimo de las autoridades i del público los buenos resultados de la academia de San Luis.-Informe de la junta de gobierno del consulado de Chile sobre los planes de mejoras que proponía Sálas para el mencionado establecimiento.-Real órden que manda suspender la academia de San Luis.-Derogacion de la real órden precedente.--Memoria sobre la agricultura, industria i comercio de Chile dirijida por Sálas al gobierno español en 1796.-Informe acerca de la misina materia dirijido al gobierno español por la junta de gobierno del consulado.Nuevo informe de Sálas.--Resolucion del rei en el asunto.-Otros trabajos de Sálas en beneficio público.-Su correspondencia con don Manuel Belgrano i don Santiago Liniers.

I.

Las escaseces i privaciones producidas por el pésimo réjimen económico establecido por el gobierno español en sus posesiones ultramarinas despertaron en gran número de los habitantes de América, i por supuesto en algunos de los de Chile, el vehementísimo anhelo de promover una re

forma radical en la organizacion de la industria i del comercio.

Los promotores de aquel movimiento eran tan buenos ciudadanos, como leales vasallos, los cuales ni remotamente pensaban en llevar a cabo una revolucion política; pero como por una parte sus pretensiones eran evidentemente justas, i por la otra, se oponian a su realizacion resistencias mas o ménos declaradas, en las cuales aparecian reunidas la obstinacion i la necedad, aquellas lejítimas aspiraciones de bienestar, no satisfechas, fueron haciendo ver de un modo práctico que cualquiera mejora sería dificultosísima en el sistema vijente, i predisponiendo contra la metrópoli los ánimos de algunos.

El espíritu de reforma económica a que acabo de aludir tuvo en Chile por apóstol a un hombre de un mérito esclarecido i estraordinario, don Manuel de Sálas i Corvalan, quien por un privilejio envidiable, debido a la alta posicion social que supo adquirirse, resume en su biografía uno de los aspectos mas interesantes de la historia del pueblo chileno en aquella época.

Así conviene que examinemos con alguna detencion los antecedentes, i sobre todo, los principales trabajos de Sálas anteriores a la revolucion de la independencia.

Don Manuel de Sálas i Corvalan habia nacido en Santiago de Chile; i era hijo de un célebre togado bonaerense don Perfecto Sálas, que habia desempeñado sucesivamente por muchos años los cargos de fiscal de la audiencia del dicho reino, i el de asesor jeneral del virrei del Perú don Manuel de Amat i Junient, i que habia fallecido con el título de oidor de Cadiz.

Habiendo pasado el jóven Sálas con su padre a

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