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Felipe II i sus sucesores, concediendo a los hispano-americanos la libertad de accion que comenzaban a reclamar.

Aquellos estadistas, obcecados por un egoísmo poco sensato, i por el espíritu de rutina, no comprendian que arriesgaban perderlo todo, si no adoptaban con la mayor decision la marcha innovadora que Cárlos III habia iniciado con suma

timidez.

Sálas queria conservar incólumes los derechos de la metrópoli i del rei.

Mientras tanto, ¿qué era lo que hacía?

Llamaba la atencion de los chilenos acerca del estado miserable en que vivian, i desplegaba a su vista el cuadro mas lisonjero i exajerado de la prosperidad a que podian alcanzar en poco tiempo i con los medios mas sencillos, segun pretendia.

Aquello era ofrecer pan al hambriento, agua al sediento.

Pero el soberano i sus consejeros rehusaban a sus fieles vasallos de Chile todo lo que humildemente les pedian para ponerse en aptitud de ser útiles, en vez de gravosos, a la madre patria. Las consecuencias de procedimiento tan imprudente debian esperimentarse tarde o temprano.

La empobrecida España no tenia ni ejércitos ni escuadras para mantener sujetos por la fuerza a los habitantes del nuevo mundo.

La sumision de los hispano-americanos era puramente voluntaria.

La metrópoli hacía mal en olvidarlo, cuando pretendia esplotarlos como a piezas de un rebaño conquistado, cuando pretendia tratarlos mas o ménos como a los indíjenas de la época del descubrimiento.

Los bonaerenses acababan de espulsar dos veces a las lejiones de la poderosa i opulenta Inglaterra.

¿Por qué los habitantes de la América Española no habian de hacer otro tanto con los barcos i con los batallones de la metrópoli, si persistia en mantenerlos en la mas vergonzosa sumision i en el estado mas miserable?

El hambriento a quien se muestra el pan, i no se deja tomarlo, se lanza a arrebatarlo.

El sediento en igual situacion hace otro tanto. La España obraba mui torpemente negando a los chilenos los exiguos recursos que le pedian para salir de la deplorable situacion en que se encontraban.

Don Maunel de Sálas sostenia que Chile, esta comarca a la sazon tan andrajosa, ocultaba en alguna parte un precioso tesoro, talvez mas de uno, que se descubriria, si se buscaba.

Eran muchos los que estaban convencidos de que aquella aseveracion era exactísima.

¿Cómo encontrar aquel tesoro?

Nuestro bondadoso padre comun que está en Madrid, decia Sálas, nos proporcionará todo lo que habrémos menester para ello. El monarca no piensa mas que en la felicidad de sus súbditos.

Todos reputaban mui razonables estas esperanzas de Sálas.

I mientras tanto, ¿qué era lo que contestaba, despues de muchos meses de una larguísima tramitacion, el soberano, el afectuoso padre, que no hacía distincion entre sus súbditos del uno i del otro continente, que no pensaba mas que en asegurarles la felicidad en la tierra i en el cielo?

¿Sabeis qué era lo que contestaba?

Que no podia acceder a lo que se le suplicaba,

porque redundaria en perjuicio de los peninsulares, habituados a poner en su caldo el tocino de los americanos, segun la espresion del conde de Aranda.

I que tampoco podia acceder, porque si lo hiciera, disminuirian sus reales entradas.

En tal estado de cosas, i dada la situacion en que se iba encontrando la América Española, don Manuel de Sálas, que estimulaba a los chilenos a que se empeñaran en descubrir el tesoro oculto a fin de que hallándolo, pudieran servir mejor a su rei i señor, los empujaba en rigor de verdad, sin fijarse en ello, a buscar los medios de llevar a cabo un gran trastorno político i social.

CAPITULO VIII.

LA REVOLUCION DE ESPAÑA.

Rápido engrandecimiento de don Manuel Godoi.-Impopularidad de este ministro.-Escandalosas desavenencias de la familia real.-Invasion de España por los franceses, i usurpacion del trono por José Bonaparte.-Proyecto atribuido a los reyes padres de venirse a América. Impresion que los sucesos de España producen en el ánimo de los hispano-americanos.-Contradiccion entre las palabras i los actos de las autoridades nacionales de la Península respecto de los hispano-americanos. Consecuencias a que da orijen este procedimiento.

I.

El principal apoyo de la dominacion española en América era el prestijio moral de la metrópoli, i sobre todo, de la persona del rei.

Los criollos se habian ido trasmitiendo de padres a hijos que la España sobresalia entre las demas naciones como, segun el pastor de Virjilio, Roma sobresalia entre las otras ciudades, como los altos cipreses descuellan entre las flexibles mimbreras.

A la cabeza de aquella nacion tan caballerosa i tan leal, tan excelsa i tan magnánima, estaba, segun se lo imajinaban, un soberano digno de tal puesto, un verdadero unjido del Señor, que go

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