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prestar gustosamente oído a las amargas quejas suscitadas por la influencia omnipotente de Godoi, i a murmurar contra él, sino que tramó un plan para obligar a su padre a que despidiera al favorito, mal que pesara a su madre.

Esta maquinacion fué descubierta; el príncipe, arrestado; sus cómplices, sometidos a juicio.

El jóven Fernando habia copiado de su puño i letra una larga esposicion, obra del canónigo Escoiquiz, dirijida al rei padre, en la cual se trazaban con los mas negros colores la conducta depravada i los proyectos demasiado ambiciosos de Godoi.

Léase como muestra del tono empleado en aquella pieza la descripcion que se hacía de la relajacion de costumbres del primer ministro.

"No solo ha hecho con su autoridad, con su poder i con sus sobornos, que se le haya prostituido la flor de las mujeres de España, desde las mas altas hasta las mas bajas; sino que su casa con motivo de audiencias privadas, i la secretaría misma de estado, mientras que la gobernó, fueron unas ferias públicas i abiertas de prostituciones, estupros i adulterios, a trueque de pensiones, empleos i dignidades, haciendo servir así la autoridad de Vuestra Majestad para recompensar la vil condescendencia a su desenfrenada lascivia, a los torpes vicios de su corrompido corazon. Estos excesos, a poco que entró ese hombre sin vergüenza en el ministerio, llegaron a tal grado de notoriedad, que supo todo el mundo que el camino único i seguro para acomodarse, o para ascender, era el de sacrificar a su insaciable i brutal lujuria el honor de la hija, de la hermana, o de la mujer. Así todas las carreras están llenas de empleados que deben su fortuna a esta indigna condescendencia, al

paso que los hombres honrados que no se valian de tan infames medios solicitaban en vano largo tiempo el menor destino; i si lo conseguian al fin, era a fuerza de pasos i de paciencia, ¿Qué mas, Señor? Basta un solo hecho, actual, constante i público que voi a decir para hacer ver a Vuestra Majestad de qué es capaz ese hombre dejado de la mano de Dios. Antes de casarse con la hija del infante don Luis, nuestra parienta, estaba públicamente amancebado con una llamada doña Josefa Tudó, de quien ya Vuestra Majestad tiene alguna noticia, aunque no bajo de este concepto. Ha seguido este amancebamiento sin interrupcion, teniendo en ella en el intervalo varios hijos, i continúa en el dia haciendo vida maridable con ella, aun con mas publicidad que con su misma mujer, teniéndola dia i noche en su casa, o yendo a la suya, llevándola cuando se le antoja en su coche, a vista, ciencia i paciencia de todo el pueblo, presentándose con ella i con sus hijos, i acariciando a éstos como a tales delante de todo el mundo i de su esposa misma, llegando esto a tales términos, que ha dado motivos a la voz de que estaba casado con la Tudó ántes de casarse con nuestra parienta, i por consiguiente tiene dos mujeres; todo esto sin perjuicio de seguir escandalizando al mundo, con cuantas sin este títulò se proporcionan a su voraz torpeza; pero eso sí, teniendo buen cuidado de pagar siempre su prostitucion a costa de Vuestra Majestad i de la nacion con acomodos i pensiones, i nunca o rarísima vez a costa de su bolsillo. Pero ¿qué mas? Ha tenido maña i osadía para hacer que Vuestra Majestad, ignorando estas abominaciones, tenga alojada en una casa real suya, cual lo es el Retiro, a la Tudó (no sé si diga su manceba o su primera mujer), para que la haya

dado interinidad de la intendencia de dicha real casa, i la propiedad al mayor de sus hijos adulterinos, poniendo el sello a esta temeraria desver güenza con hacer que los criados que sirven a éstos usen públicamente del sombrero i de la escarapela de la real caballeriza."

Todas las lindezas que acaban de leerse, no solo eran copiadas por la real mano del príncipe heredero, i afirmadas por su real testimonio, sino que ademas, por un procedimiento inesplicable en un tiempo en que no habia la menor libertad de imprenta, salian a luz impresas despues de haber obtenido todas las licencias necesarias.

Aquel retrato del individuo cuyas órdenes habia mandado Cárlos IV que fueran obedecidas como si hubieran sido dictadas por el rei mismo, no era mui propio para conservar la veneracion al dogma de la majestad real.

En el mes de agosto de 1808, el brigadier don Francisco García Carrasco, que estaba ejerciendo interinamente la presidencia del reino de Chile, leia lleno de turbacion un estraño despacho que acababa de llegarle.

Hé aquí cuál era su contenido.

"El señor secretario del departamento de gracia i justicia me dice en papel de este dia lo que sigue:

"Con esta fecha, ha dirijido el rei al gobernador interino del consejo, el real decreto cuyo tenor es el siguiente:

"Dios, que vela sobre sus criaturas, no permite la ejecucion de los hechos atroces cuando las víctimas son inocentes. Mi pueblo, mis vasallos todos conocen mi cristiandad i mis costumbres arregladas; todos me aman, i de todos recibo pruebas de veneracion, cual exije el respeto de un pa

dre amante de sus hijos. Vivia yo persuadido de esta verdad, cuando una mano desconocida me enseña i'descubre el mas enorme i temerario plan, que se trazaba en mi mismo palacio contra mi persona. La vida mia, que tantas veces ha estado en riesgo, era ya una carga pesada para mi sucesor, que preocupado, obcecado, i enajenado de todos los principios de cristiandad que le enseñó mi paternal cuidado i amor, habia admitido un plan para destronarme. Entónces yo quise indagar por mí mismo la verdad del hecho; i sorprendiéndole en su mismo cuarto, hallé en su poder la cifra de intelijencia i de instrucciones que recibia de los malvados. Convoqué al exámen a mi gobernador interino del consejo para que, asociado con otros ministros, practicasen las dilijencias de indagacion. Todo se hizo; i de ella resultan varios reos, cuya prision he decretado, así como el arresto de mi hijo en su habitacion. Esta pena quedaba a las muchas que me aflijen; pero así como es la mas dolorosa, es tambien la mas importante de purgar; e ínterin mando publicar el resultado, no quiero dejar de manifestar a mis vasallos mi disgusto, que será menor con las muestras de su lealtad. Tendreislo entendido para que circule en la forma conveniente. Real Cédula dada en San Lorenzo a 30 de octubre de 1807-Caballero.-Al Presidente de Chile."

Aquel despacho, como se ve, contenia la relacion oficial del suceso del 28 de octubre de 1807, llamado en la historia la conspiracion del Escorial, a causa del sitio donde tuvo lugar.

La narracion mencionada era exajerada, o mejor dicho, estaba algun tanto adulterada.

Lo que el príncipe Fernando habia proyectado habia sido, no el destronamiento del rei su padre,

sino simplemente la caída i el castigo del ministro que infamaba el real hogar, i que, segun se murmuraba, pretendia usurpar la corona.

Pero si la maquinacion hubiera tenido un éxito feliz, es difícil determinar dónde se habria detenido. El presidente Carrasco, con prudencia recomendable, puso al pié del despacho la providencia que va a leerse:

"Santiago, agosto 6 de 1808.

"Respecto de que al mismo tiempo de recibirse esta real órden, han llegado noticias públicas auténticas de nuestra corte de haber variado las circunstancias en que fué espedida, suspéndase su publicacion hasta nuevos avisos que aseguren el estado de las cosas.-Carrasco."

Efectivamente, junto con la anterior, llegó a Chile otra real cédula, concebida en estos términos: "El secretario del despacho de gracia i justicia. me dice en papel de hoi lo que sigue:

"El rei ha dirijido este dia al gobernador interino del consejo el real decreto siguiente:

"La voz de la naturaleza desarma el brazo de la venganza; i cuando la inadvertencia reclama la piedad, no puede negarse a ello un padre amoroso. Mi hijo ha declarado ya los autores del plan horrible que le habian hecho concebír unos malvados; todo lo ha manifestado en forma de derecho, i todo consta con la escrupulosidad que exije la lei en tales pruebas. Su arrepentimiento i asombro le han dictado las representaciones que me ha dirijido, i siguen:

"-Señor. Papá mio. He delinquido; he faltado a Vuestra Majestad como rei i como padre; pero me arrepiento, i ofrezco a Vuestra Majestad la

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