Imágenes de páginas
PDF
EPUB

Ella existe, no solo en los decretos i bandos de la autoridad, sino realmente en las almas.

El Diez i Ocho de Setiembre es festejado en la ciudad i en el campo, en la plaza pública i en el hogar doméstico.

No hai un solo poeta chileno, no hai un solo poeta estranjero distinguido residente por algun tiempo entre nosotros, que no se haya creído obligado por un imprescindible deber de patriotismo, o de cortesía, a pulsar la lira, por lo ménos una vez, en honor de un aniversario tan grato i'tan glorioso.

El Diez i Ocho de Setiembre ha llegado a ser para los habitantes de esta comarca el dia de los recuerdos i de las esperanzas.

Es el dia en que se tributa culto a la Patria.

Por una práctica laudable, los chilenos se han empeñado siempre por presentarle en este dia a manera de ofrenda la inauguracion de alguna grande empresa industrial, de alguna casa de beneficencia, de algun establecimiento de instruccion, de alguna institucion que pueda contribuir al progreso material o moral.

Así, el Diez i Ocho de Setiembre ha venido a ser la conmemoracion de gran número de sucesos importantes, la fiesta de todos nuestros adelantamientos.

Sin embargo, examinando los hechos, se nota que hai dos ideas principales que han servido de centro al agrupamiento de todas las demas.

Esas dos ideas son las de independencia i de trasformacion social.

Ahora bien, si consideramos en sí mismo, aisladamente, el acontecimiento que tuvo lugar en Santiago el 18 de setiembre de 1810, nos convencerémos al punto de que no significaba precisa i necesariamente una modificacion mui radical en el ór

den establecido, ni mucho menos la independencia. Los vecinos mas notables de esta ciudad, vistas las críticas circunstancias por que atravesaba la monarquía, se reunieron para nombrar, siguiendo el ejemplo de las provincias de España, una junta provisional que gobernase este reino, mientras recobraba su trono el lejítimo i amado soberano Fernando VII, a la sazon reducido a cautividad por el usurpador de la Europa Napoleon I.

Esto fué todo lo que se llevó a cabo el 18 de setiembre de 1810.

Indudablemente, aquel era un acontecimiento, cuya importancia histórica no sería lícito desconocer. La eleccion de una junta gubernativa importaba un acto de soberanía ejercido por el vecindario de Santiago.

Sin embargo, no era el primero de esta clase que se hubiera ejecutado en Chile.

Es sabido que el 11 de junio de 1541, o talvez mas exactamente de 1542, el cabildo i vecindario de la recien fundada Santiago proclamaron gobernador por el rei a don Pedro de Valdivia, que hasta entónces habia sido solo teniente de gobernador por don Francisco Pizarro, trayéndole en brazos por algun trecho.

Segun aparece, los dos actos de soberanía son enteramente análogos.

La principal diferencia consistió en que el 11 de junio, la reunion se celebró en una ramada o tambo, i el 18 de setiembre en la sala principal del Consulado, donde al presente tienen sus sesiones las dos cámaras lejislativas.

Mientras tanto, a nadie se ha ocurrido conmemorar el recuerdo de la primera de estas reuniones con una gran fiesta cívica, como se hace con la segunda.

El motivo de ello es que a la reunion del 11 de junio de 1542, siguieron la conquista i el réjimen colonial; i a la del 18 de setiembre de 1810, la independencia i la reforma social.

Así, el segundo de estos acontecimientos es decisivo en la historia de Chile, no por sí mismo, sino por las consecuencias que trajo, por los hechos a que sirvió de antecedente i de preparacion. Es simplemente el principio de una era nueva. Para comprender su importancia, es indispensable estudiar los sucesos posteriores, sin los cuales el valor de su significacion habria disminuido sobre manera.

II.

El sistema gubernativo i económico creado en Chile por los monarcas españoles, era sumamente perjudicial a los habitantes de este país.

A pesar de ello, la metrópoli, por medios que he indicado, habia logrado organizar una numerosísima lejion de decididos e influentes partidarios del statu quo.

Estos se hallaban capitaneados por los altos funcionarios; i contaban en sus filas a casi todos los peninsulares, que formaban una verdadera aristocracia investida de valiosos privilejios, a casi todos los individuos del clero secular i regular, que enseñaban como dogma el derecho divino del rei, i a muchos de los mas acaudalados i relacionados criollos, a quienes el hábito i la ignorancia hacian sujetarse con gusto a un réjimen el mas agraviante i oprobioso para ellos.

Sin embargo, habia gran número de oriundos del país que no soportaban con paciencia la marcada desconfianza con que se les trataba, i la es

clusion que se hacía de ellos al proveer los altos cargos de honor o de lucro.

Habia al mismo tiempo entre los descontentos varios que deseaban ardientemente que se prestara mayor atencion al fomento de la instruccion, de la industria i del comercio.

Junto con esto, eran mui buenos i leales vasallos que habrian retrocedido espantados si se les hubiera propuesto desconocer la soberanía incontestable del monarca.

Los individuos de que hablo formaban un partido mui poderoso que habria podido denominarse el de los monarquistas-constitucionales, o mejor dicho quizá, el de los monarquistas-criollos.

Sostenian con sinceridad la dominacion del rei de España sobre los dominios del nuevo mundo, pero no la esplotacion de la América por los peninsulares, ni la superioridad que éstos osaban atribuirse sobre los nacidos en las comarcas hishano-americanas.

Las exijencias mencionadas eran tan razonables, que aparecian patrocinadas aun por algunos de los españoles-europeos avecindados en el nuevo mundo.

Precisamente uno de ellos, don Manuel Fernández, sujeto distinguido, que fué uno de los diputados del congreso de 1811, formuló bastante bien la parte principal de este programa en una cancion que insertó en la Aurora de Chile, número 3, tomo 1.o, fecha 27 de febrero de 1812.

¡Albricias Chile! Ya la hermosa aurora,
Nuncio feliz del bello i claro dia,
Va saliendo; i verás dentro de un hora,
Cuanto la oscura noche te encubria.
Saltando de alegría.

Con solo sus crepúsculos te veo.
Aquieta tu deseo,

Pues el sol se apresura

A descubrir al mundo la hermosura
De tu fecundo suelo, que ignorada
Era de muchos, de otros no apreciada.

Cuantos preciosos frutos, cuantos dones,
El sabio Autor de la naturaleza
Repartió en varios reinos i naciones,
A Chile los dió juntos. ¡Qué riqueza!
Pero el ocio i pereza,

O no los conocia, o sin aliento
Para darles fomento,

Por los lazos i trabas

Con que oprimido tanto tiempo estabas,
Hacía inútil en la mayor parte

A la naturaleza, al jenio, al arte.

¡Pobre Chile! millones de millones
Tu feraz suelo pudo haber rendido
Si te se permitieran estracciones,
I libre tu comercio hubiera sido.
Temporada has tenido.

Que por falta de azogue abandonabas
Tus minas, i dejabas

De sacar plata i oro.

Con eso te privaste de un tesoro,

Que dando vueltas a una i otra mano,

Llenara al labrador i al artesano.

Tiempos tambien tuviste en que comprabas

Tan caros los efectos del vestido,

Que no usabas camisa, o si la usabas,
Quitabas a tu boca el pan debido.

Fácil hubiera sido,

Pues tienes lino i lana, echar telares;
Pero las ausiliares

Manos te hacian falta.

Tu sufrimiento a toda luz resalta,
Viéndote carecer trescientos años

De finos lienzos i de hermosos paños.

« AnteriorContinuar »