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sus preceptos, de sus Sacramentos, de sus sacrificios y ceremonias, en los cuales todo respira santidad. Santa también por razón de su doctrina, que no propone para creer sino lo que está contenido en las Escrituras y en la tradición.

S 10.-Catolicidad

Es católica ó universal, no en un sentido metafísico, de manera que actualmente esté difundida por todas partes, sino moralmente, porque lo está en las principales, y lo está de hecho más que ninguna de las sectas conocidas. Es además católica, porque, según el sentido de las Escrituras, el Evangelio se ha de anunciar á todos los pueblos, como se verifica constantemente por medio de los misioneros encargados de llevar la luz de la verdad, y con ella la civilización, á las más apartadas regiones.

§ 11.-Apostolicidad

La Iglesia romana es apostólica por razón de su doctrina, derivada de los Apóstoles; y si en ella ha habido alguna alteración, es necesario que prueben los protestantes qué nuevo dogma se ha introducido, quién fué el autor, en qué lugar y tiempos principió, y quiénes fueron sus impugnadores; cosas todas que, cuando se trata de una grande innovación, es necesario que se tengan en cuenta.

APLICACIÓN DE LAS NOTAS DE LA IGLESIA Á LAS SECTAS
PROTESTANTES

$12.-Unidad

Separado Lutero de la comunión de la Iglesia, tuvo el amargo disgusto de ver levantarse inmediatamente otros dos jefes, Calvino y Zuinglio, que le hicieron cruda guerra, sin po

der jamás dominarlos ni ponerse de acuerdo con ellos. La historia de sus variaciones prueba que no tienen unidad de creencias; también están en desacuerdo acerca del número de Sacramentos. Reunidos alguna vez para poner término á sus discordias, y tratando de. arreglarlas por cesiones recíprocas, se separaron sin poder entenderse. Reconocen el espíritu privado como regla de fe, pudiendo, según él, interpretar las Escrituras. Con semejante anarquia es fácil comprender cómo se ha multiplicado el número de sectas protestantes hasta más de sesenta.

$ 13.-Santidad

Tampoco resplandece la santidad, ni en sus fundadores, ni en su doctrina. Lutero no pudo resistir á la violencia de una ciega pasión, y cometió un doble sacrilegio contrayendo matrimonio con una religiosa; hecho que escandalizó sobremanera á los contemporáneos, y entibió la consideración y afecto hasta de sus más apasionados discípulos. Zuinglio pereció en el campo de batalla al frente de veinte mil hombres. En cuanto à la doctrina, sostienen varios errores que ya estaban condenados por la Iglesia, afirmando además que Dios es autor del pecado, y que manda cosas imposibles. Con su moral se hacen estériles las buenas obras y todas las virtudes, en el hecho de sostener que basta la fe para la justificación, y que no se imputa ningún pecado, por grave que sea, ni pierde jamás la gracia el que se cree escogido ó predestinado.

S 14.-Catolicidad

A las sectas protestantes, aun reunidas todas, tampoco conviene la nota de católica. Nació y se desarrolló el protestantismo á la sombra de las discordias civiles del Imperio; su moral es más lisonjera para las pasiones que la rígida y severa de la Iglesia católica; los jefes de los Estados oyeron con placer y prestaron apoyo á una doctrina que les hacía dueños

de todos los bienes eclesiásticos y pontifices de la religión; pero aun así y todo, el protestantismo se ha propagado poco, y va muy en decadencia, no tiene vida propia, y marcha apegado á las instituciones temporales, como planta de someras raíces que debe su existencia al robusto tronco á que se ha unido, y que perecerá con él.

S 15.-Apostolicidad

Menos que la anterior conviene á la Reforma protestante la nota de apostólica. Lutero nació y vivió largos años en el seno de la Iglesia católica; principió por resentimiento á establecer algunas proposiciones aventuradas acerca de las indulgencias; pasó de aquí al resbaladizo terreno de la justificación y la gracia, y fué poco á poco formando esa larga cadena de errores que terminó por negarlo todo. Se le argüía con la Escritura, y no pudiendo contestar, dijo que estaba adulterada; se le presentaban testimonios sacados de las tradiciones y resoluciones de los Concilios generales, y negaba la verdad de aquéllas y la autoridad de éstos; hablaba por fin el Jefe de la Iglesia, y el orgulloso reformador no reconocía en él más que al Obispo de Roma, un mónstruo á quien era preciso exterminar. Lutero, pues, y los demás caudillos de la Reforma no tuvieron misión ordinaria ni extraordinaria: no ordinaria, porque no la recibieron de la Iglesia; no extraordinaria, porque no la probaron, como otros enviados, por medios extraordinarios.

CAPÍTULO II

Relaciones entre la Iglesia y el Estado

$ 16.-De las cuatro distintas situaciones en que puede encontrarse la Iglesia respecto del Estado

Las relaciones entre la Iglesia y la sociedad civil no son siempre las mismas, y según que varían éstas, varían también las obligaciones y derechos recíprocos que deben mediar entre ambas potestades. En cuatro distintas situaciones puede encontrarse la Iglesia respecto de un Estado, á saber: ó perseguida; ó tolerada como cualquiera otra secta religiosa; ó protegida, pero consintiendo otras confesiones en el país, y por fin, como religión exclusiva, sin tolerancia de ninguna otra; ó lo que es lo mismo, estado de resistencia, de tolerancia, de libertad y de protección.

$ 17.-Estado de resistencia

En situación de resistencia, la Iglesia nada puede reclamar del Estado, porque se la persigue y no tiene existencia legal; la máxima de sus ministros y de sus creyentes es entonces obeidere oportet Deo magis quam hominibus (1); unos y otros, fortalecidos por la fuerza de sus convicciones, y estimulados por los deberes de su conciencia, se disponen á sufrir el martirio, dando así testimonio de la verdad de sus creencias. Tal fué la situación de la Iglesia respecto del Imperio hasta la paz de Constantino; pero nótese que tanta sangre inocente como se derramó y tan obstinada persecución no fué motivo bastante para que los cristianos usasen de represalias contra sus tiranos, porque Jesucristo les había dicho: «Obedeced á

vuestros superiores (2), y dad al César lo que es del César (3).

(1) Hechos de los Apóstoles, cap. 5, v. 29.

(2) San Pablo, Epíst. á los Hebreos, cap. 13, v. 17. (3) Evang. de San Marcos, cap. 12, v. 17.

$ 18.-Estado de tolerancia

En esta situación la Iglesia no tiene derecho à ningún género de protección de parte de la autoridad temporal; únicamente á que no se le perturbe en el ejercicio de su culto y en la pacífica exposición de sus doctrinas. Sus ministros no tienen ningún carácter público; no pueden reclamar para su sostenimiento ninguna clase de subsidios del Estado, y sus funciones puede decirse que están reducidas á dirigir la conciencia de los fieles en el interior de los templos; tal es la situación de la Iglesia católica en Inglaterra y otras naciones de Europa. A su vez el Príncipe no tiene derecho á mezclarse en nada de lo que pertenezca á su organización y gobierno, número de sus ministros, cualidades de que deben estar adornados, medios de sustentación, arreglo de sus feligresías y obispados, ni cuanto pertenezca á lo que llamamos disciplina eclesiástica.

$ 19.-Estado de libertad

En este caso se encuentra en Francia la Iglesia católica (1). Allí no sólo es la religión dominante, sino que es la del Estado, de quien reciben sus ministros y su culto los medios de sustentación; pero á su lado hay otras confesiones que, como la Iglesia católica en Inglaterra, tienen existencia legal, si bien abandonadas á sí mismas. Los deberes y derechos recíprocos no son los mismos en tal situación que en las anteriores, porque las relaciones entre las dos potestades son más íntimas; sus intereses están como confundidos; los ministros del

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