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lica. Llamóles para bien espiritual de su diócesis. don frai Francisco de la Victoria, primer prelado de la del Tucuman erijida en 1570 por bula de Pio V. expedida a instancia del católico monarca Felipe II (1).

Despues de un camino lleno de fatigas i penalidades, al través de desiertos i numerosas tribus salvajes, llegaron felizmente a la ciudad de San Felipe de Lerma, los nuevos y valerosos soldados de la fé, que lo eran los padres Francisco de Angulo, Alonso de Barzano, Juan Gutierrez i el coadjutor Juan de Villegas. Recibióles el cabildo en lujosa corporacion presidida por el teniente de gobernador don Francis co de Alfaro, dando realce especial al acto la formacion de la gallarda i denodada milicia castellana, que honraba en ellos a la no menos heróica de Jesucristo, que debia hacer triunfar sobre millares de bárbaros la gran causa del cristianismo. De Salta pasaron a Esteco, i de aquí a Santiago del Estero, capital de la gobernacion i asiento del obispado, donde tambien fueron acojidos a su llegada, que tuvo lugar en el mes de Noviembre, con demostraciones de la mas intensa i sincera alegria, especialmente por parte del ilustrísimo Victoria que veia colmados los deseos de

1 (1) Antes del señor Victoria fueron nombrados para ocupar la silla de la diócesis del Tucuman frai Jerónimo de Villacarrillo i frai Jerónimo de Albornoz; pero ninguno de los dos llegó a gobernarla, pues antes de venir a ella falleció en Lima el segundo, i el primero, o falleció tambien, o fué promovido a otro obispado. (Historia de la Conquista del Paraguai, Rio de la Plata i Tucuman, por el P. Pedro Lozano, edicion de don Andrés Lamas, tomo V. Cap. XIII.)

traerá su diócesis la esclarecida Compañia de Jesús (1).

Fué en esta última ciudad donde fijaron su resi dencia, i desde la cual emprendieron los hijos de Loyola, cuyo número aumentó gradualmente, aquella série no interrumpida de trabajos evanjélicos, admirables por la perseverancia, la abnegacion i el heroismo que desplegaron en medio de las situaciones mas difíciles i de los peligros mas inminentes. Con la cruz en una mano i el breviario en la otra recorrieron vastas soledades, escalaron erizadas montañas, penetraron espesas i misteriosas selvas, atravesaron rios i torrentes, i su planta holló rejiones ignotas que llenaban de pavor la imajinacion de los intrépidos conquistadores españoles.

La mision del Tucuman estendió su influencia al Paraguai i Rio de la Plata, e hizo tan importantes i rápidos progresos, que el jeneral Claudio Aquaviva tuvo el presentimiento de la grandeza que la estaba reservada, y resolvió fundar con ella, en 1606, la célebre provincia jesuítica del Paraguai, dándole como primer provincial al venerable padre Diego de Torres Bollo (2) Comprendia ésta en su demarcacion, a mas de la gobernacion política del mísmo nombre, las de Tucuman, Rio de la Plata i reino de Chile, inmenso

(1) Historia de la Compañía de Jesús de la Provincia del Paraguai, por el P. Pedro Lozano, tomo I. lib. I. Cap. II desde el núm. 2, í Cap. III, núms. 4 i siguientes.

(2) Lozano, ibidem, tomo 1, lib. IV. Cap. I, n° 3 i siguientes.

campo de accion donde debia desenvolverse, con creciente brillo, la actividad prodijiosa de los hijos de Loyola.

Cuando el padre Torres entró a gobernar la nueva provincia habia en ella catorce jesuitas, distribuidos en un colejio i tres casas; i al dejar el provin cialato en 1614 se contaban ya ciento veintidos, esparcidos en diez y nueve colejios, residencias i misiones. (1) En 1625 fué segregada de aquella el reino de Chile con el título de vice-provincia, dependiente de la del Perú, a cuyo frente fué colocado el padre Juan Romero, renombrado por sus virtudes i trabajos apostólicos, i de quien Lozano hace los ma yores elojios. (2) Dióse principio once años mas tarde a la fundacion de las Misiones del Paranáidel Uruguai, i en 1650 recibieron la organizacion comu nista i patriarcal que les ha valido tanta celebridad i sobre la cual, historiadores y críticos, han emitido juicios los mas diversos i encontrados, siendo a la vez objeto de alabanza i de vituperio.

La mitad del siglo XVIII marca el apojeo de la Com pañia Jesús en esta parte de la América Española. En 1745 tenia en la vasta comprension de su provincia del Paraguai diez colejios, un noviciado, un convictorio i treinta i ocho misiones, fuera de las que empezaban a fundarse entre los chiriguanos por encargo del virei de Lima i de la Audiencia de Charcas. (3)

(1) Lozano, ibidem, tomo II, lib. VIII. Cap. XXII. n. I. (2) Lozano, obra citada, tomo II. lib. VIII. Cap. IV. n. 8. (3) Lozano Historia de la Conquista del Paraguai etc., tomo I. cap. I.

Las del Paraná i Uruguai brillan por su prosperidad en 1750, i difunden en el viejo mundo la fama de los relijiosos de San Ignacio. El tratado de límites celebrado en dicho año por las soberanias rivales, la guerra sangrienta a que su ejecucion diera lugar, i la participacion, cierta ó no, que en ella se atribuyó a la Compañia de Jesús, comenzaron a eclipsar su poder omnímodo, i prepararon el golpe fatal que real mano debia asestarle, algun tiempo despues, en todos los dominios de la corona de España.

Cuando se recuerda la magnitud de la obra que los relijiosos jesuitas llevaron a cabo, i se tiene pre sente que a la vez que derramaban por todos los ám. bitos la luz del cristianismo, convirtiendo a precio de su sangre enjambres de tribus salvajes, enseñaban el cultivo de la tierra, trabajaban con ahinco en favor de la educacion de la juventud, introducian las artes liberales, i con ellas el precioso invento de Guttemberg, sistematizaban con infinita paciencia los principales dialectos indíjenas, echaban las bases de la jeografia i de la historia colonial en libros llenos de útiles enseñanzas; cuando todo esto se tiene pre. sente, repetimos, hai que convenir, en que Lozano ha podido decir de ellos, con verdad y sin jactancia, que «con solo las armas del Evanjelio, descubrieron nuevas rejiones, acometieron gloriosas empresas, alcanzaron victorias señaladas, sujetaron numerosas naciones i adquirieron gloria inmortal. » (1)

(1) Ibidem, tomo I, Cap. I.

La ciudad de Córdoba, centro de la gobernacion del Tucuman, fuélo tambien de la dominacion espiritual de la Compañia de Jesús. En ella existió el noviciado o casa de probacion, i en su Colejio, que llegó a ser el máximo de la provincia, residieron habitualmente los varones mas esclarecidos de la órden, i celebró ésta sus congregaciones jenerales, desde la segunda que convocó en 1614 el padre Diego de Torres; habiendo sido la mas notable, i acaso la mas numerosa, la que se reunió bajo el provincialato del padre Barreda con motivo del tratado de límites ajustado en 1750 entre las coronas de Españaide Portugal, a que antes se ha hecho referencia. Guardó el Colejio Máximo el tesoro inestimable de su hermosa y selecta biblioteca, cuya dispersion será siempre lamentada, i en sus claustros silenciosos meditaron Techo, Pastor, Lozano i Guevara los trabajos literarios en que descansa el edificio de la his toria colonial de estos paises. Finalmente, fué en dicha ciudad i su jurisdiccion donde estos hombres extraordinarios acumularon mayores riquezas, i levantaron los grandiosos monumentos que causan nuestra admiracion i mejor atestiguan su poderío i grandeza.

En 1587 vinieron a Córdoba con el obispo Victo ria los padres Angulo i Barzana, que fueron los primeros jesuitas que hospedó en su seno. Despues de una larga i provechosa mision en su distrito, regresaron a Santiago del Estero con dicho prelado i cinco nuevos misioneros que a la sazon llegaron del

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