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fundamentales de una buena lejislacion. Esto es lo que ha sucedido en todos los paises que han querido elevarse á la posesion de su dignidad. En todas partes, del medio de la ajitacion popular surjieron desórdenes y abusos de poder que ha sido preciso disimular para evitar mayores males. El año de 1812, que terminamos, ofrece desgraciadamente numerosos ejemplos de estos desórdenes, y muchas veces el rumor público habia acusado á Miguel Carrera de tolerar demasiado abiertamente esta especie de abusos, sin poder comprender que un país que toma momentáneamente una actitud militar, toma igualmente una anticivil, ocasionada por la presencia de tantos soldados turbulentos por ociosidad quimeristas y viciosos. Pero fuera de estos inconvenientes de difícil remedio, no se puede menos de reconocer al país mucho adelantamiento debido al patriotismo de sus nobles reformadores, y ciertamente tambien al nervio y al talento de Miguel Carrera, sujeto que casi resume en sí solo toda la historia del año. En el trascurso de este período vemos, á la verdad, que sus acciones se resienten tal vez demasiado de la vida tosca, altanera, pasada en campamentos de ejércitos europeos. Vemos igualmente que sin miramiento por el estado de penuria de la tesorería, y de la pobreza del país, se ha dejado llevar á gastos exorbitantes que desaprobaba el económico carácter chileno; pero al mismo tiempo debemos remontar á aquella época de desorganizacion jeneral en que la lentitud propia de las administraciones civiles eran tan funestas al éxito de un movimiento y á la multitud de reformas que dependian de él, mision que procuraba llenar sino con el acierto de un lejislador, á lo menos con la actividad y la decision de un hombre que

desea verdaderamente la prosperidad de su país. En efecto, en aquel año se ve la primera idea del instituto nacional, y la fundacion de escuelas públicas, aun para las jóvenes doncellas, así como tambien la de una sociedad filantrópica compuesta de las personas las mas sabias del país; se ven las primeras relaciones diplomáticas entabladas con naciones estranjeras; el establecimiento de la primera imprenta y del primer diario; una verdadera organizacion militar; la disciplina de las milicias provinciales; la construccion de nuevos cuarteles; la fábrica de armas ; la sancion del emblema nacional; la de una constitucion, la primera que se haya publicado en Chile y que prometia un gobierno legal, y, por consiguiente, digno de ser respetado y defendido por todos los habitantes. Sin duda todas estas instituciones, reformas y mejoras no fueron parto del solo pensamiento de Carrera; pero se realizaron bajo su administracion, y bajo este aspecto no se puede negar que contribuyó muchísimo á su prosperidad y propagacion.

CAPITULO XX.

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Nueva conspiración contra los Carrera, y destierro de los conjurados. — Preparativos de José Miguel para ir á organizar el Sur.- Invasion de Pareja y su desembarque en el puerto de San Vicente.- Ramon Freire recibe el primer fuego de las guerras de la independencia.- Toma de Talcahuano por los realistas. El gobernador don Rafael de la Sota se repliega sobre Concepcion. El comisario del ejército real don Tomas Vergara enviado de parlamentario, y de plenipotenciario acerca del intendente.- Consejo de guerra y cabildo abierto. El comandante don Ramon Ximenez gana las tropas y las induce á amotinarse. Salida de la tesorería para Santiago.Rendicion de Concepcion despues de un tratado hecho entre el intendente y el parlamentario. Pareja verifica su entrada y destaca algunas tropas para apoderarse de la tesorería.- Juramento de la constitucion de la monarquía española.

A pesar de la actividad con que Miguel Carrera proseguia en sus planes de reforma, y de que daba pruebas claras de hallarse animado de sentimientos de amor al órden y al cumplimiento de sus deberes, noobstante, se veia constantemente objeto de los tiros de tres partidos, que eran, el de los realistas, el de Rosas y de los antiguos municipales que se habia coligado con este último. El primero, compuesto de hombres tímidos, no trabajaba mas que clandestinamente. El otro, mucho mas inquieto y turbulento, se encaminaba con perseverancia á sus fines por medios que iban creciendo en audacia hasta la conspiracion. Ya hemos visto como este último medio, empleado por algunos, habia quedado sin resultado, lo cual no les impidió de formar una nueva conspiracion, aun mas formidable, dirijida por sujetos de distincion. Ya fuese porque querian impedir el desarrollo del poder en una sola familia, ó porque querian dar á este mismo poder una direccion civil, en

lugar de una militar que no tiene límites definidos y llega muchas veces á ser arbitraria, trataron de apoderarse de varios miembros de dicha familia para enviarlos con una mision estraordinaria á paises lejanos. Pero bien que este plan hubiese sido bien concebido y meditado, fué descubierto en el momento en que Miguel Carrera iba á ponerse en marcha para ir á conquistar la unidad chilena, comprometida aun por la sublevacion de Valdivia, y tuvo por resultado el destierro á Juan Fernandez y á otras diferentes partes de la República, de un cierto número de personas tan honradas por su patriotismo como por el rango que ocupaban en la sociedad. Así se mantuvo Carrera, por un nuevo favor de la fortuna, á la cabeza de la nacion despues de haber vencido sin violencia á sus enemigos y puéstolos en la imposibilidad de dañarle. Veamos ahora si el sistema de paz en que iba aun á entrar le permitirá ejecutar, al fin, el proyecto que meditaba despues de largo tiempo, y que circunstancias imprevistas le habian permitido realizar.

Este proyecto era ir á dar un nuevo fomento á las ideas republicanas del sur, comunicarles una fuerza activa y homojénea, y neutralizar el influjo del clero, sobretodo el de los misioneros de Chillan, defensores acérrimos de la monarquía española. La ejecucion de este proyecto era tanto mas necesaria cuanto en el mes de noviembre, una carta del virey Abascal habia llegado amenazando y fulminando al gobierno de Chile si no volvia á entrar en la antigua senda de fidelidad monárquica. Este oficio, escrito en términos tan altaneros como insultantes, habia motivado, el 17 de noviembre, una junta de las primeras autoridades para deliberar sobre la respuesta que se le habia dedar. Muchos de los miein

bros de dicha reunión hubieran querido declararle inmediatamente guerra, animados por la que le hacia Buenos-Aires con tanta decision; pero otros demostraron que la falta de recursos del país no permitia el adoptar semejante medida de tanta trascendencia, ademas de que no habia ni buques ni verdaderas fortificaciones. En consecuencia se resolvió que era forzoso aguardar y se aguardaria una ocasion mas favorable.

Por esto se ve de cuan grande utilidad era el viaje de Miguel Carrera, pues no solo iba á organizar la resistencia á una invasion sino tambien á preparar los espíritus á la declaracion de la independencia para la reunion del primer congreso. A este efecto, Perez, Vera, y don Ant. Irizarri habian dado varias proclamas, que igualmente debian enviar á Gaspar Marin para influir al mismo tiempo en el espíritu de los habitantes del Norte. Todo esto se hacia con el mayor apresuramiento cuando de repente se presentó, el 26 de marzo, delante de la bahía de San Vicente, una espedicion enemiga que venia á quitar el nuevo gobierno, y á reponer el de la monarquía española.

El virey Abascal no se habia contentado con amenazar las autoridades revolucionarias de Chile, y habia resuelto, despues de mucho tiempo, enviar una espedicion para forzar el país á entrar de nuevo en la vereda de los intereses monárquicos. Para ejecutarlo, seguia una correspondencia tirada y secreta con muchos realistas de Santiago y Concepcion que le tenian al corriente de lo que sucedia; del espíritu de discordia que reinaba entre los patriotas; del descontento que se habia manifestado á consecuencia de la conducta inconsiderada de los hermanos Carrera, y de los escesos

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