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mayor parte de mis ocupaciones, que mis publicaciones serian demasiado nuevas para el país, y, por consiguiente, poco apreciadas, me animaron á añadirles una historia civil, con el objeto de darles un interes jeneral que estuviese al alcance de la jeneralidad de lectores.

Estos fueron los motivos que me obligaron á poner á un lado mis favoritas tareas para emplearme en reunir con el mayor cuidado todos los materiales necesarios al nuevo edificio, materiales que tuve la dicha de hallar aun mas abundantes de lo que me prometia, y los cuales me permitieron emprender esta obra, completamente apoyada en documentos de la mas incontestable autenticidad, y en número mas que suficiente para colmar mis deseos en esta parte.

Concluido el primer tomo, que es casi enteramente obra mia, me vi en la precision de encargar la continuacion á otra persona, para poder dedicarme esclusivamente á la parte científica, que considero ser de mucho mayor utilidad para el país, y para nuestro propio conocimiento, y cedí todos los materiales arriba dichos, en primer lugar, al señor Martinez, y, muy luego despues, á don Francisco de Paula Noriega, personaje de mucho aprecio y mérito, el cual ha redactado la casi totalidad de los otros tres tomos. Resta ahora la parte relativa á la independencia, y tal vez deberia yo renunciar á escribirla, dejando esta tarea á la juventud chilena, que, en ningun caso, ya nadie se atreveria á acusar de indiferencia, Con

el establecimiento de la Universidad, y gracias al impulso que le han dado su digno é ilustre protector don Manuel Montt, y su sabio rector don Andres Bello, la mas noble emulacion reina entre sus doctos socios, y ha producido ya memoriales de la mayor importancia sobre diferentes ramos de la civilizacion chilena. Ciñéndome á la parte que me interesa en la actualidad, citaré un escrito muy estendido sobre los acontecimientos de la primera invasion española, por un testigo ocular el grande y juicioso patriota J. Benavente; el del señor Lastaria, esencialmente filosófico, sobre la influencia que ha tenido en el sistema social la conquista del país y su organizacion colonial, la memoria de don Man. Ant. Tocornal sobre el primer gobierno nacional, y el cuadro vivo y animado de la marina chilena, redactado por don Antonio García Reyes, jóven de las mayores esperanzas, y tan recomendable por su saber como por la suave modestia que le caracteriza.

Una vez dado este impulso, es probable que otros Chilenos se esmerarán en seguir estos bellos ejemplos, y que nuestros anales se enriquecerán de otros muchos escritos que escrupulosamente comentados, y en seguida encadenados con ilaciones y consecuencias precisas, permitirán á un hábil arquitecto regularizar armoniosamente este gran monumento, y aun, tal vez, vivificarlo de manera que se diseñen en sus contornos la solidaridad directa y mutua de los hombres, de sus épocas respectivas y de las circunstancias en que se hallaron, pues tal es la exijencia

V. HISTORIA.

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actual del espíritu humano que ya los hombres no quedan satisfechos con el conocimiento de los trámites que han seguido los acontecimientos; ya las relaciones animadas de ellos, ni sus escenas llenas de vida y de movimiento, no les causan emocion alguna; semejante al águila, lo que el hombre pide ahora es tomar el vuelo y remontar á las mas altas rejiones para ver de bien alto y de una ojeada este inmenso cuadro, ó bien para escudriñar la esencia de todos estos hechos, careándolos y coordinándolos por afinidad y síntesis, en términos de componer un todo enteramente uniforme, que, al cabo, se reduciria á ser la consecuencia de una ley de progreso, ó, si se quiere, del dogma de accion y de reaccion, de decadencia y de rehabilitacion, proclamado por algunos jefes de escuela.

Pero este modo enteramente filosófico de tratar de la historia solo podria ser conveniente á una compuesta de jeneralidades; pues exije un estudio mucho mas profundo sobre la materia, y la intervencion de uno de aquellos entendimientos privilejiados y superiores, que reunen á un gran talento de apreciacion un juicio sano é imparcial y grandes conocimientos de detalle. No creo que sea aun tiempo de escribir bajo este aspecto la historia de la independencia chilena. Lo que es mas de desear por ahora es que cada cual contribuya con su piedra para la construccion de tan magnífico edificio, y en este sentido hemos creido poder continuar nuestra historia, á lo menos hasta la

A

época en que la República ha sido real y sólidamente constituida.

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Sobretodo, en esto no hacemos mas que desempeñar la palabra que hemos dado antes de empezarla, y pensamos, sin presuncion, que no será sin resultado, bien que posterior á las publicaciones precitadas, pues hemos puesto tanto esmero, y tan constante en descubrir los materiales que nos eran necesarios para esta parte de nuestras tareas, como en hallar los concernientes á las científicas. Así, no solo he compulsado los archivos de Santiago, de Concepcion y de otras muchas provincias de la República, sino que tambien he recorrido los de Lima, en donde hallé una gran parte de la correspondencia de Pareja, Osorio, Ordoñez y otros. En dicha capital fué en donde tuve la felicidad de ver á don Bernardo O'Higgins, poderoso atleta de la revolucion chilena, y con el cual he trabajado dos meses consecutivos sobre su larga carrera política y administrativa. De vuelta á Santiago, he adquirido todos los memoriales que han sido publicados sobre aquella brillante época, así como tambien una coleccion casi completa de todos los papeles y diarios de Chile, desde la Aurora de 1812, que, como su título lo anuncia, fué el rayo precursor de la clarísima luz que se acercaba para alumbrar é instruir á la sociedad, hasta el Araucano, diario oficial del actual gobierno.

Sin duda alguna, en el crecido número de estos periódicos, hay muchos que, nacidos en un momento de reaccion, descubren su orijen y deben de ser lei

dos con la desconfianza y el criterio que deben caracterizar á un historiador. Otros, aun mas adelantados y, por consiguiente, mucho mas sospechosos, habrian sido desechados si al lado de sus declamaciones apasionadas, y muchas veces calumniosas, not presentasen ciertos actos propios á corroborar ó á destruir un hecho poco conocido ó controvertido. Enfin, para completar en lo posible mis materiales, he podido penetrar en archivos particulares, y sacar del polvo en que yacian documentos de la mayor importancia, tales como un estracto de la correspondencia del célebre Miguel Carrera, y una copia entera de su diario, en el cual se ve, dia por dia, todo cuanto ha hecho y visto hacer, desde su llegada á Chile hasta el momento en que el desgraciado país recayó en el poder español, á consecuencia de la batalla de Rancagua. Poseo igualmente el del coronel G. Beauchef, que, como todos saben, ha dado tan bellas pruebas de talento y de valor en las acciones que ha tenido la honra de presenciar ó de mandar, y los no menos importantes de Manuel Salas, Camillo Henriquez, Bernardo Vera y otros, limitados, en jeneral, á los dias que precedieron y síguieron á la instalacion de la primera junta.

Pero á todos estos documentos, ya muy suficientes para entrar con entera confianza en el campo casi inculto de este memorable período de la historia de Chile, debemos añadir otros muchos que son el resultado de repetidas conversaciones que he tenido con testigos oculares, y con los jefes civiles y militares

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