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la revolucion habia conservado su adhesion al privilejio i al despotismo, i sus medios i recursos para defenderse de la invasion de las nuevas ideas.

La ambicion voló en alas de esos elementos, i Rosas, Monagas i Carrera asombraron al mundo con su despotismo salvaje i sus estravagantes locuras; una caterva de dilapidadores ha hecho cubrirse el rostro de vergüenza a los peruanos i mejicanos; i la tenacidad de los conservadores i su despotismo representado ejercido por sus distintos jefes, ha inundado en sangre repetidas veces a Chile, el Ecuador i Nueva Granada.

Esa diferencia ha influido profundamente en los resultados; allí donde la reaccion colonial ha sido salvaje, la lucha ha tenido un carácter atroz, i la reaccion no ha tenido tiempo ni intelijencia para organizarse; donde ha sido corrompida e inmoral, la lucha se ha prolongado i la desmoralizacion ha corroido todos los resortes de la organizacion del Estado, sin que al fin haya quedado en la arena ningun elemento social capaz de predominar i de asegurar el porvenir de la sociedad: donde la reaccion ha sido apoyada por la aristocracia, allí se ha organizado fuertemente en las instituciones i en las costumbres, i cuando el principio liberal no ha podido obrar pronto, como en Nueva Granada, para utilizar esa organizacion i apoderarse de ella en beneficio de la sociedad, la reaccion colonial presenta, como en Chile, el fenómeno de un pueblo español constituido en República, pero mas tiranizado, mas atrasado i ménos progresista que la España monárquica.

Por esto es que el Estado, como hemos dicho, en

medio del naufrajio de la revolucion de la independencia, se ha organizado en Chile; pero como su organizacion es contraria al gran fin de aquella revolucion, que es la república democrática, la reaccion colonial principiada por el partido de Portales en 1830, i continuada hasta ahora, ha dejado en pié el problema i ha legado a la posteridad la necesidad de comenzar de nuevo la revolucion i de consumarla.

¿Qué hiciéramos para que los hombres públicos de la América española comprendieran de este modo la gran cuestion de nuestro porvenir político i social? Si todos se persuadieran de que la reaccion colonial es la única fuerza que ha puesto en juego las ambiciones personales, el egoismo, la codicia i demas pasiones e intereses innobles que han alimentado hasta ahora la guerra civil en América, no estarian distantes de comprender que la única salvacion de nuestro porvenir está en el triunfo de las instituciones democráticas.

Este triunfo será la obra de una nueva reaccion del espíritu liberal, reaccion que puede ser tambien tan costosa i sangrienta, como lo ha sido su contraria, si los que gobiernan no le facilitan su desarrollo adhiriendo a ella con fé, para encaminarla de una manera pacífica a su término. Si el espíritu liberal ha de reaccionar, tarde o temprano, contra el elemento salvaje, como ya sucede en Buenos Aires i Venezuela, contra la corrupcion administrativa i social, como sucede en Méjico, contra los intereses privilejiados i esclusivos, como ha sucedido en Nueva-Granada, la voz del patriotismo americano aconseja a todos los

que gobiernan echarse en esa misma via para terminar de una vez la guerra deshonrosa i degradante a que nos han condenado los gobernantes que, como Portales, han venido a colocar la reaccion colonial en la senda que llevaba la revolucion para llegar a su fin.

VII.

Diez i seis meses solamente estuvo Portales a cargo de los ministerios que se le encargaron por el gobierno revolucionario, ántes de la batalla de Lircai, habiendo dejado de desempeñar el de guerra i marina durante el corto tiempo que lo ejerció el jeneral Cruz; pero no necesitaba de mas para dar el tono i trazar la marcha de la administracion. A su salida, los liberales quedaban abatidos i sin accion ni representacion ninguna, ni en la administracion, ni en la prensa, ni en la enseñanza: de todas partes habian sido arrancados para el destierro. La policía de Santiago quedaba organizada para perseguir, por medio de un reglamento que atribuia a los vijilantes numerosas i temibles facultades. El ejército estaba bien pagado; i desde sus jefes hasta el último de sus soldados, sabian que la delacion era un nuevo medio consagrado para adquirir ascensos, recompensas i favor del gobierno; i para el caso en que a pesar de semejantes alicientes fuese desleal, se habia prestado una atencion preferente a la organizacion i disciplina de la guardia nacional, agasajando a los artesanos i empeñando su gratitud, tanto por medio del trato personal e íntimo, como por decretos supremos, tal como el de 6 de mayo de 1830, en que el gobierno

decia que "deseando dar un testimonio de su reconocimiento a los importantes servicios que estaban prestando a la nacion los cuerpos cívicos de la capital, desde el momento en que los pueblos resolvieron vengar el ultraje con que fueron hollados sus sagrados derechos, habia solicitado del Congreso de Plenipotenciarios autorizacion para invertir cinco mil pesos en vestuarios que debian dárseles sin cargo alguno." La administracion de las provincias quedaba completamente asegurada en manos de intendentes, gobernadores, asambleas i municipalidades de la devocion del gobierno i de toda su confianza; i por fin, se habia hecho la eleccion de diputados, senadores i electores de presidente al arbitrio del partido triunfante i sin tener al frente un solo adversario.

Esa era la obra de Portales a mediados de 1831. Ausiliado poderosamente por el Congreso de Plenipotenciarios, habia logrado someter a la nacion entera, halagando i soliviantando todos los intereses retrógrados i egoistas, i persiguiendo al partido vencido en todas las esferas, en todos los ángulos de la sociedad. El Congreso de Plenipotenciarios habia dado al gobierno autorizaciones sin límites para todo i en todo, sin tener él mismo mas autoridad que la que le daban los tratados de diciembre; i a propósito de nuevos peligros, oficiaba al vice-presidente, en 16 de febrero de aquel año, “haciéndolo responsable ante la nacion si no ponia en ejercicio todas las facultades que se le habian conferido i de que nuevamente le investia el Congreso para hacer cuanto juzgase conveniente." i no solamente lo facultaba de nuevo, sino que lo "conjuraba por la patria a no omi

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