APENDICE. Discurso pronunciado en la inauguracion de la estatua del Jeneral San Martin, el 5 de abril de 1863, A NOMBRE I POR COMISION DE LA SOCIEDAD UNION AMERICANA DE SANTIAGO. La gloria de tres Repúblicas Americanas está simbolizada en el nombre ilustre del Jeneral San Martin. Hubo un tiempo en que Arjentinos, Chilenos i Peruanos pronunciaban ese nombre como una gran esperanza, como un santo consuelo, como un porvenir de vida, de luz i de gloria. Hoi lo aclamamos nosotros como la realizacion de todos esos bienes, como un recuerdo sagrado de nuestras glorias, como un emblema de nuestra independencia. San Martin, a fuerza de constancia, de audacia i de intelijente fé en la independencia americana, preparó, allá en los confines de las pampas arjentinas, la jigantesca empresa de traer la guerra a este lado de los Andes, donde la España imperaba como señora de los pueblos del Pacífico: la naturaleza fué vencida i la empresa se consumó: las huestes españolas huyeron de aquella lejion de cóndores que se desprendia de los Andes, i San Martin ligó para siempre su nombre a los espléndidos triunfos de Chacabuco i Maipo, a la independencia de Chile i del Perú. Las tres naciones bendijeron su nombre i los hijos de las tres se llamaron desde entónces ciudadanos i se glorificaron con el heroe. Al erijir hoi este monumento al heroe, lo elevamos tambien a la gloria de sus compañeros, a la gloria de los tres pueblos que en otro tiempo se unieron como hermanos i se levantaron altivos a la voz potente del jeneral San Martin. Hagamos votos por que ese monumento sea para siempre el gaje de la union de los Chilenos, Arjentinos i Peruanos. ¡Una es la gloria de esos pueblos, una es su historia, uno su porvenir! ¿Por qué no han de volver a andar juntos su camino, como cuando les trazaba la senda de su libertad el vencedor de Chacabuco i Maipo, el fundador de la independencia peruana? ¡Hoi estamos solos! Somos pueblos nuevos i casi huérfanos en el mundo! Allá en Europa, en ese centro de civilizacion i de poder, no se quiere creer en nuestra virtud, en nuestra dignidad, en nuestra gloria........; i se pretende ver en América solamente pasiones antisociales, instintos salvajes, en lugar de principios, de razon i de justicia. ¡Estamos solos!.... Pero podemos acompañarnos, como nos acompañábamos en los tiempos heróicos de San Martin i de Bolívar para realizar una grande idea: entónces fué la de independencia; ¡que hoi sea la de la democracia! Cuarenta i cinco años há, en este mismo dia, a estas mismas horas, tronaba todavía el cañon de Maipo, anunciando al mundo la independencia de Chile i con ella la de los pueblos del Pacífico. San Martin estaba allí, rodeado de Chilenos i Arjentinos que, como hermanos, se abrazaban para morir por la patria i para triunfar por la patria. Juntos habian llegado allí, haciendo una retirada ciertamente mas heróica que la famosa de los Diez Mil, puesto que la habian hecho al frente del enemigo victorioso i soberbio: el nuevo Jenefonte (1), cuya presencia nos alienta todavía, se retiraba entónces rodeado de Arjentinos i Chilenos, que como hermanos se abrazaban en la miseria, para hacer frente al hambre, a la fatiga, a la muerte..... ¡Union fecunda, consagrada por la sangre i el dolor! ¡Que no la recordemos en vano! San Martin era su símbolo, i ya que el heroe revive entre nosotros, que reviva tambien la antigua unidad de los pueblos Americanos! Que Chilenos, Arjentinos i Peruanos, vuelvan a abrazarse de nuevo, apellidando San Martin! Que Bolívar sea el emblema de la union de Colombianos i Bolivianos! Que el nombre de Hidalgo reanime a los mejicanos! Que todos juntos sigamos la huella de aquellos grandes hombres hasta consumar la obra de la Independencia por medio del triunfo de la Democracia! Ahí está la fuerza del derecho, el poder de la civilizacion. Este es un momento solemne para la América. El viejo mundo le pide cuentas de su Independencia. "¿Qué has hecho, le pregunta, en cuarenta años de emancipacion?" porque no quiere comprender que las reacciones continuas de nuestra vida pública no son otra cosa que los síntomas necesarios de la lucha de (1) El jeneral Las-Heras estaba presente en la inauguracion de la estatua. |