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La carta causó aquí un incendio : les parecia poco a algunos el quemar al doctor Rodriguez: todos los desaforados se pusieron contra él : solo el Director i los empeños que mediaron, han podido calmar la tormenta. Aun se le está siguiendo causa criminal. Pero casi toda la ciudad está a favor de él; i se han indignado los hombres juiciosos de que la carta se hubiese impreso.

Cuando la Junta lo llamó a declarar, por poco se lo comen vivo, amenazas i dicterios todo les parecia poco.

Al momento que se imprimió, se puso a contestar el doctor Rodriguez; ya estaba armada en la imprenta su respuesta, cuando el Director lo llamó para mandarle salir desterrado a un pais estranjero: pidió ir para el Perú, i no se le permitió. Despues de mil súplicas i sacrificios convinieron el Director i la Junta en que se alzase el destierro i se protejiese al doctor Rodriguez de los que trataban de ir a asesinarle a su casa, con tal que éste no contestase por la prensa.

Ellos habian visto el manuscrito en la imprenta i aun llamaron al administrador para que no lo imprimiese.

En este estado ha quedado todo hasta hoi; i oigo que el doctor Rodriguez se ha presentado pidiendo se declare por apócrifa la carta i a él por absuelto.

Aunque la respuesta no ha salido por la imprenta, corren muchas copias, i todos jeneralmente están convencidos de que la carta es supuesta en su mayor parte i que se han agregado espresiones con inícua malicia. -Juan Egaña (1).

(1) Esta carta o advertencia que existe orijinal en poder del autor, la escribió don Juan Egaña a su hijo don Mariano que se hallaba en aquella época en Londres. Ha sido encontrada entre los papeles de este último unida a la siguiente contestacion de Rodriguez, sirviéndole como de prólogo.

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¡Todo ha sido extraordinario en los últimos dias del pasado junio! En lo físico, tempestades horribles, lluvias interminables, heladas poco vistas. En lo político, qué de cosas.........!!! Al traves de todo ello se ha hecho correr una carta, que pudiera apartar la imajinacion de aquellos objetos, al modo que se tocan sonajas i campanillas a los gusanos de seda para que no oigan los truenos, ni sientan el mal tiempo. La carta es anónima i en cifras, pero se me atribuye; tengo, pues, derecho a hablar.

Fuí llamado por la H. Junta, i uno de sus vocales me preguntó en estos o iguales términos :-¿Tiene Ud. correspondencia con O'Higgins? -Repuesta. La tuve.-P. (mostrándome una carta) ¿Esta letra es de Ud.?-R. Se parece a la mía.-P. (leyéndome hasta el cuarto acápi

te) ¿Ha escrito Ud. esto?-R. Recuerdo haber escrito una cosa parecida, porque tengo presente haber dado mis quejas al señor O'Higgins por su incontestacion.--P. (leyéndome el acapite en que empiezan las cifras) ¿I esto ha escrito Ud.?-R. Yo no he escrito eso.-P. ¿Le ha escrito Ud. alguna vez en cifras?-R. Sí.-P. ¿Por qué se escribían en cifras?—R. Por el riesgo que las cartas cayesen en corsarios ibuques enemigos.-P. ¿Qué clase de cifra era? ¿tenia números?-R. Era de varias clases: tambien tenia números, i unos esplicaban palabras i otros sentidos. P. ¿Qué diferencia hai entre palabras i sentidos?—R. Que unos números equivalian a letras i otros eran signos para advertir que lo que se leía en la cláusula con números, se entendiese en sentido contrario. -P. (mostrándome los números) ¿Son de Ud. estos números?--R. Algo se parecen a los mios.-P. ¿Qué dice en ellos?-R. Nunca podria saberlo sin la clave.-Vaya a Ud. a traerla.-R. Ya no la tengo, pues la quemé porque cesó el motivo i porque corté toda correspondencia con el señor O'Higgins.-P. ¿Don Felipe S. del Solar fué a preguntar a Ud. si había tenido carta de O'Higgins?-R. Una sola vez ha estado en mi estudio, no recuerdo en que tiempo, pero no con ese objeto, sino para que le hiciese un escrito i se lo mandé en borrador.

Tales fueron en sustancia las principales preguntas i mis respuestas. La declaracion quedó pendiente i en ese estado la inesplicable carta ha salido a luz con un prólogo volcánico en que leo haberse pasado autógrafa al juez correspondiente, pero que entre tanto, i por sí soi absuelto, se publica para que al ménos estos crímenes sean juzgados por la opinion pública. I ¿dónde está el delito probado? La suposicion hace injuria al señor Vocal que hizo de Juez, porque es como decirle, que hallándome delincuente, no me puso ni preso, ni arrestado. I ¿por qué se anticipa castigo ántes de saberse si soi autor de la carta, si la he escrito en todo o en parte, si la he remitido, si soi criminal? Esto me recuerda lo que se refiere del sencillo i torpemente celoso marqués de Croix, Virei de Méjico a poco de entrar en el mando se le dijo acababa de cometerse un crímen, cuyo autor podia ser tal persona : en el momento mandó que lo ahorcasen. El asesor trabajó no poco para hacerle ver que eso era contra toda razon i derecho que era preciso ver primero si habia delito, quien lo habia cometido, etc., etc., pues bien, dijo entonces con enfado el Virei, mientras le ahorcan, que le vayan haciendo algo.

No sé que haya sido justo, moral ni político dar publicidad a esa carta, lo que sé es que personas respetables i de probado juicio opinaban por el silencio; porque hai cosas que es bueno leerlas, pero es malo que se lean. Mientras fuí ministro se interceptaron algunas de enemigos; nos sirvieron de aviso, pero no se publicaron ni divulgaron. Sobre disensiones civiles fueron entregadas dos por los mismos sujetos que las habian recibido: nos impusimos de su contenido i fueron devueltas en el acto. Cuando esos sujetos lean estos renglones, recordarán ese hecho i harán el debido paralelo.

Supuesto que la finjida carta ha pasado al juez correspondiente, donde deben guardarse las formas judiciales, salvaguardia de la libertad civil, allí triunfará mi inocencia, porque jamas puede ser culpable quien no cometió delito: porque ninguno debe ser juzgado por presunciones. Ni aun éstas obran contra mí. Bueno andaria el mundo, i buena victoria

cantarian los falsificadores si los papeles debieran juzgarse escritos por aquellos de cuya letra parecen. Entre parecer i ser hai mucha diferencia, así es que en los juicios civiles no saca la lei del cotejo de letras mas que una prueba semi-plena que de nada sirve, si dos testigos no han visto firmar el papel. Si ésto no está rubridado, jamas obliga, i se repulsa de oficio. En lo criminal es esto i debe ser mas estricto; no se permite comparacion de letras, porque a ninguno se puede juzgar por sospechas, ni por señales, ni por presunciones, sino por pruebas claras, como la luz, en que no venga ninguna duda; reconocido el papel se debe estar a la interpretacion que le da su autor: es prohibido enjuiciar o indagar por anónimos, i aun mas si están en cifras. El Gobierno español que siempre fué inexorable i cruel con delitos de alta traicion, no pudo splicar pena alguna, i tuvo que dejar libre, a principios del siglo décimo séptimo, a d'Aremberg, gobernador de la provincia de Namur, aunque se reveló la clave, i se leyeron las cartas en cifra con que cooperó a la conjuracion de los príncipes de Spinoy i Barbançon.

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Mas entretanto se forma la causa sin causa, yo vengo ante la opinion pública, a cuyo imparcial juicio he sido provocado. Digo, pues, sin rodeos: : que yo no he escrito esa carta, ni es esa la cifra de que alguna vez he usado; mi estilo no es tan melífluo, pero siempre guarda mas uniformidad que el que ella tiene. Veo sí una que otra cosa, i hasta espresiones de las que he dicho i usado en distintas correspondencias; pero se intercala i añade otras en que jamas pensé: se nombran personas en contradiccion al buen concepto en que las tengo: se agregan especies inverosímiles, i no llevan consecuencia con el objeto que se me supone; ¡vaya! el falsificador se tomó un trabajo ímprobo i anduvo poco diestro; felizmente no vivió en tiempo de los Apóstoles, porque entonces hubiera aumentado el número de falsificadores de epístolas canónicas, i de hacedores de evanjelios apócrifos. Lo que admiro es cómo han llegado a sus manos o me ha interceptado tres cartas en diferentes épocas para formar una de todas ellas, con los agregados de los señores Arcos, Urriola, Albano, Barros, Zenteno, comandantes, tropa, Bininelis, etc., etc., a quienes en ellas no he nombrado, i a mas el pedazo de papel postizo de una Lojia de que ni noticia tengo!

La carta dice ser remitida con un dependiente de don Bruno Arroyo. Hasta ahora ignoraba yo el nombre de este señor, aunque sabia su apellido. Efectivamente mandé una, pero no la supuesta; era mui reducida, i cerrada en el mismo papel en que la escribí: en ella signifiqué al señor O'Higgins mi sentimiento por su silencio: le recomendé al portador & quien no ví, pues mi carta fué entregada al señor Arroyo: le habló del cajon de dulces i le recomendé la amistad e hice elojios de los señores Valdivieso i Larrea. No sé que objeto habrá tenido la superchería de poner a éste como enemigo. No le haré la injusticia de que él lo crea; el señor O'Higgins podrá mostrarle cartas mias anteriores i posteriores que desmienten ese concepto.

Si el falsificador se propuso procurarme enemigos, Dios se lo perdone. Si formar partidos, o atizarlos, no envidio ni su patriotismo ni su política. Si denigrar al señor O'Higgins, es vana empresa; cabalmente se ataca un lado inexpugnable, el de su pureza i desinteres. ¡Ah! si este fuera tiempo de descubrir el misterio con que los enemigos no atinan,

cuántos elojios darian al señor O'Higgins los amantes del órden por los sacrificios que hizo hasta de sus propios intereses para contener la revolucion con que fué desvestido del mando supremo! Aun se quiere todavía dar cuerpo a las sombras con que los detractores han procurado figurar negocios entre aquel Jefe, el señor Arcos i yo. Repito, que si la revolucion se hubiese contenido, el primero hubiera sido aplaudido por las medidas i arbitrios que puso en planta; el segundo por su jenerosidad en franquear sus arcas, i yo por la adopcion de los medios. No puedo ni debo decir mas por ahora. La ficcion, pues, en ese asunto salió de medida para formar un enredo enigmítico de entregas, cuentas i cuentos. Mucho se le parece lo del vireinato de Popayan; por cierto que la cabeza en que se fraguó esa especie, daria en tierra con todas las teorías del cerebro del doctor Gall. Lo peor es que poniéndola como escrita por mi, se me quiere hacer la plaza de tonto, porque ¿a quién puede ocurrir que de una intendencia arruinada se forme un vireinato; ni que esta clase de gobierno solo conocida en imperios i monarquías, se permitiese en una República como Colombia? Aun dado ese caso, seria nombrado alguno de tantos jenerales o jefes, que hermosean i hacer respetable aquella República.

¿I qué diré sobre mis supuestos convites para que venga? ¡i por Concepcion!! ¡i qué tenemos a los señores Binimelis, comandantes, tropa, pueblos, todo, todo!! i entónces ¿a qué las precauciones para venir, a qué fin mi viaje? Seguramente que el falsificador ha querido chancearse de esos señores, de esos todos, pero bien a mi costa. A él le faltó inventiva, mas no ejecucion; la letra ciertamente está bien imitada, pero esta habilidad perjudicial se ha hecho mui comun. Para no citar ejemplares antiguos i modernos de fuera del pais, recuérdese el del célebre portugues relojero, a principios de la revolucion. Todos saben tambien que estando yo en el ministerio apareció un billete en que estaban perfectamente imitadas la letra de un oficial, de un ministro de la Tesorería Jeneral i su firma, las del señor O'Higgins i la mia, solo se descubrió porque no se pudo finjir bien el último rasgo de mi rúbrica que acaba con ímpetu; acaso por esta dificultad la supuesta carta no aparece firmada, aunque yo jamas escribo alguna sin firmarla.

Pero, aun consintiendo en la ficcion i en la cifra ¿cómo, o por qué se quiere que las palabras declaradas sean las que haya de leer o entender el corresponsal? ¿No puede haber doble i triple clave en ellas? Véase el bello análisis que hace el Feijoo de la Esteganografía o arta de escribir en cifras, del abad Frithemio a quien, por este invento, faltó poco para que lo quemasen como hechicero. Allí se da razon de mas de cincuenta modos diferentes, i se palpa que aun sacando las palabras, que se encubren bajo una cifra, todavía pueden no ser esas las que leerá el corresponsal. Yo pondré un ejemplo usando del finjido alfabeto de la supuesta

carta.

o iga ī 0 8 V o t O S

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57.11.10.7. 12.57.17, 61.57.60.57.17. 11.56.8.9.17.7.56.60.9.17. 51.9.

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