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VII

Después de la restauración del réjimen nacional que se operó en Chile como resultado de la victoria que el ejército de los Andes al mando del jeneral don José de San Martín obtuvo en Chacabuco el 12 de febrero de 1817, los patriotas chilenos no disimularon ya sus propósitos de llegar a una pronta declaración de la independencia absoluta.

Entre los fundamentos que alegaba en 9 de abril de 1817 la Gareta del Supremo Gobierno de Chile para sostener que se debía tomar semejante determinación sin muchos trámites y formalidades, mencionaba el uso ya adoptado «de un sello i pabellón especial, abatidos los leones i los castillos de España».

Esta alusión manifiesta que inmediatamente después de la victoria de Chacabuco, se enarboló una bandera chilena.

¿Era la de la Patria Vieja o la moderna; que ha llegado a ser definitivamente la insignia de Chile?

El primer documento oficial relativo al uso de una bandera nacional chilena después de la batalla de Chacabuco es una orden del día firmada por el célebre jeneral de Napoleón I don Miguel Brayer, que a la sazón desempeñaba el cargo de jefe de estado mayor en el ejército de los Andes.

Se trataba de solemnizar en Santiago el 25 de mayo, aniversario de la revolución de Buenos Aires, que los arjentinos denominaban día de América, así como a mayo mes de América.

Con este motivo se impartió el 24 la orden a que me he referido.

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Héla aquí en la parte que hace al caso:

«Se nombrará una compañía de granaderos del batallón número 8, que deberá estar formada a las nueve de la mañana del 25, delante del palacio del jeneral (don José de San Martín) con toda la música, i municionada a tres cartuchos sin balas por hombre. «Una partida de veinticinco hombres de cazadores de la escolta al mando de un oficial, así como cuatro piezas de artillería a tres tiros sin bala por pieza, asistirá al palacio.

«Se nombrarán dos oficiales porta-estandartes en la clase de capitanes, uno del ejército de Chile i otro del de los Andes para conducir los pabellones nacionales, entendiendo que el del ejército de Chile llevará el de las Provincias Unidas, i vice versa.

«A la salida del jeneral con su comitiva, cuatro hombres i un cabo de cazadores de la escolta se colocarán a vanguardia, abriendo el paso; seguirá la comitiva; i a su retaguardia, la compañía de granaderos de infantería, llevando en su centro al porta con el pabellón de las Provincias Unidas, i detrás las piezas de artillería, dirijiéndose al palacio del director supremo (don Bernardo O'Higgins), i cerrando la marcha el resto de cazadores de la escolta.

<<Al llegar al palacio, se formarán en batalla; i batiendo marcha, con las armas presentadas, recibirán el pabellón de Chile, que se colocará a la derecha del de las Provincias Unidas, quedando la tropa con las armas al hombro hasta la incorporación del director supremo a la comitiva, en que volverán a su formación de columna, siguiendo a marcha regular hasta el templo (San Francisco).

«Los pabellones se colocarán en el presbiterio en dos

pedestales, llevando siempre el de la derecha el de Chile.

<<Al evanjelio tomarán los portas los pabellones; i dirijiéndose así al diácono que lo canta, los dejarán en medio. En este acto, la oficialidad, poniéndose el sombrero, mantendrá las espadas desnudas hasta concluirse el evanjelio. Entonces los pabellones serán colocados en sus pedestales, i las espadas en la vaina.

<<Al alzar, los portas tomarán otra vez sus pabellones i con una rodilla en tierra los mantendrán inclinados sobre su frente hasta que baje el cáliz.

<«<Finalizada la función, volverán los portas a tomar los pabellones i bajando a tomar el centro de la compañía que estará formada en el atrio del templo, regresarán a la posada del jeneral, acompañándole con la comitiva.

«La infantería i artillería de la comitiva harán tres salvas: una al comenzar la misa, otra al alzar, i otra a la conclusión.

«El 25, al salir el sol, se hará una salva en el fuerte. Santa Lucía, de quince tiros.

«Todos los oficiales francos asistirán a las ocho del 25 a la casa del señor jefe del estado mayor.

«El cuerpo de artillería de Chile dará el capitán que ha de servir de porta de la bandera de Buenos Aires. «El batallón número 8 dará el capitán que ha de conducir la bandera de Chile.-Miguel Brayer».

El 2 i el 3 de octubre de 1817, se hicieron en Santiago solemnes exequias por el descanso de las almas de los que habían perecido en la batalla de Rancagua el año de 1814.

Don Bernardo Vera i Pintado hizo para aquella fiesta varias inscripciones en verso, en una de las cuales se

)

esplica la variación del color amarillo por el rojo que se había efectuado en la bandera nacional de Chile.

Mirad ahí que otra vez en sus baluartes

el estandarte tricolor flamea.

La sangre de los héroes de Rancagua,
dignamente vengada por la fuerza,
la triste palidez del amarillo

en rojo animador el color trueca.

Sin embargo, voi ahora a dar conocer un documento del cual resulta que hasta aquella fecha, el nuevo gobierno de Chile no había dictado todavía ninguna disposición oficial referente a la bandera.

Es una nota del gobernador de Valparaíso.

«Excelentísimo Señor. Hasta ahora tremolan en los castillos i buques de este puerto las banderas de Buenos Aires; i no se ha hecho mutación en ellas por no haber orden para variarlas. Vuestra Excelencia, por medio de un diseño, se servirá indicarme cuál es la forma que se haya adoptado en nuestro estado de Chile para los castillos i embarcaciones. En esa capital, las he visto tricolores; pero de distintos modos i figuras, que no me dan lugar a resolverme para establecerlas aquí; por cuyo motivo, Vuestra Excelencia tendrá a bien el esponerme acerca de este particular lo que tuviese por conveniente. Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Valparaíso i octubre 3 de 1817.-Francisco de la Lastra.-Excelentísima Junta Directorial».

El ministro de la guerra jeneral don José Ignacio Zenteno dictó la resolución que solicitaba el gobernador Lastra.

Efectivamente existe un oficio del segundo en que pide los materiales para hacer las banderas.

AMUNÁTEGUI,--T. VIII.

37

«Excelentísimo Señor. Uno de los artículos de mayor necesidad que hacen falta en este puerto para las banderas nacionales, como para las de las vijías, es la lanilla de los colores blancos, azul i encarnado. Se me ha noticiado que en esa capital hai algunas piezas de este jénero, en cuyo caso, Vuestra Excelencia se servirá remitirme algunas para las banderas que se necesitan hacer. Dios guarde a Vuestra Excelencia muchos años. Valparaíso i noviembre 14 de 1817.-Francisco de la Lastra.-Excelentísima Junta Directorial».

Sin duda ninguna, la forma de bandera que entonces decretó el jeneral Zenteno es la misma que ahora se usa; pero la disposición relativa al asunto no ha podido encontrarse ni en el archivo del ministerio de la guerra, ni en el de la intendencia de Valparaíso.

En 18 de febrero de 1826, el director o presidente interino don José Miguel Infante i el ministro de la guerra don José María Novoa ordenaron que la bandera tricolor con estrella solo pudiera ser enarbolada en los ejércitos, en las plazas de armas, en las embarcaciones de guerra i en las casas del director supremo, comandantes jenerales, i gobernadores de provincia. En las naves mercantes i en las habitaciones de los particulares, solo podía usarse la bandera sin estrella.

Este decreto no fué obedecido.

Tanto las autoridades, como los particulares, siguieron enarbolando la bandera con la estrella.

El ministro de la guerra don Pedro Nolasco Vidal, con fecha 4 de julio de 1854, i por orden del presidente don Manuel Montt, fijó con exactitud la forma i dimensiones de la bandera chilena, i declaró además que las autoridades i los particulares debían usarla con estrella.

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