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22-A-24 Rd. -81

INDEPENDENCIA CONSTANTE

DE JA

IGLESIA HISPANA

282 R68%

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ADVERTENCIA.

El deseo vehemente que me ha animado siempre de

ver cesar los estragos de la revolucion y las calamidades de la Iglesia me obligó á tomar la pluma acto contínuo del famoso convenio de Vergara, exponiendo à S. M. en una representacion bastante estensa las razones que me parecieron propias para probar la necesidad de un nuevo Concordato; pero á consecuencia de los acontecimientos que sobrevinieron en setiembre de aquel año consideré impracticable el pensamiento y guardé el escrito en mi gaveta. Posteriormente aseguraron algunos periódicos, con referencia á los Sres. Fiscales del Tribunal supremo de Justicia, que los Obispos estaban acordes con las medidas del Gobierno relativas al Clero y á las materias eclesiásticas; con cuyo motivo, y en vindicacion del Obispado Español, juzgué oportuno dar publicidad á mis ideas. Por desgracia, habiendo sido ocupado el primer cuaderno de esta obrita antes de imprimirse los demás, se me frustró tambien mi intento sin haber tenido siquiera el consuelo de experimentar el juicio que formasen los inteligentes del conjunto de mis

observaciones. En tal estado, y habiéndose instruido proceso sobre el caso, he contemplado necesario, prévio el dictamen de mi abogado director, entregar á discrecion de la prensa el referido escrito, á fin de preparar mejor la defensa de mi causa y que se la califique con pleno conocimiento. Sin embargo, no permitiéndome mi delicadeza que se reimprima el primer cuaderno por hallarse de cabeza del proceso, he dispuesto suplir este defecto con un estracto suyo, suprimiendo las páginas que se han hecho notar mas, é insertando las que son absolutamente precisas para enlazar el contesto de esta obrita. Por lo demás, aunque no negaré que espero con mucha desconfianza la censura de mis lectores con respecto á la parte literaria, tampoco ocultaré que vivo íntimamente persuadido de que nadie podrá dejar de conocer el espíritu de imparcialidad, el amor á la Iglesia y á la patria que reina en su contenido.

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SEÑORA.-El Obispo de Canaria, lleno de júbilo y satisfaccion al ver terminada una guerra desastrosa y asegurado el cetro de Isabel II, se aprovecha de esta feliz nueva para volver á elevar su voz á V. M., con el principal intento de que el beneficio incomparable de la paz, tan halagüeña á las esperanzas de la madre patria, sea estensivo á la Iglesia hispana, sumergida hasta ahora en el mas profundo dolor y lamentable abatimiento. Ya en mayo del año 36 me hallé en la penosa situacion de representar á V. M., en un pliego igual al que acompaño por duplicado (*), la incompetencia de las Cortes para constituirse en legisladoras de la Iglesia, encomendada privativa y esclusivamente por el Espíritu Santo á los Obispos en union de la Santa Sede; y por lo mismo, habiendo cumplido con mi obligacion en aquella fatal crisis, pensé tambien que, declinado con oportunidad el juicio de las Cor

(*) Véase el Documento núm. 5.

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