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El pobre mi amigo se halla ahora impedido para contestar a U. personalmente; pero no por esto se quedará él, ni su amigo Cayito (Henriquez) sin la defensa correspondiente. Tambien defenderé al pacífico Rufino de San Pedro (Manuel Salas), pues soi de profesion abogado, i no puedo consentir que se ultraje impunemente a ningun hombre pacífico. Es cierto que Rufino de San Pedro ha cometido sus defectillos en el papel de marras: sus mentirillas, inconsecuencias i bajezas no le faltan. Yo soi imparcial; no me encargo, como otros, de malas causas; pero no sufro que al pretesto de la libertad de la prensa, se insulte a las claras a un hombre que no se da a conocer en sus escritos. Cuando el oculta su nombre, solo la justicia puede hacerlo descubrir. . .»

Es el tercer opúsculo publicado en la polémica que suscitó el Artículo Comunicado de Pacífico Rufino de San Pedro del Monitor de 17 de mayo de 1814.

71.--Catecismo, ó Dispertador Patriotico Cristiano, y Politico, formado en Dialogo para el conocimiento de la Sagrada Causa de la América del Sud, que se propone recuperar su Soberanía, su Imperio, su Independencia, su Gobierno, su Libertad y sus Derechos.

156X100.-4 P.

No llegó a imprimirse de este opúsculo mas que el primer pliego, probablemente porque sobrevino la pérdida de la patria i la consiguiente ocupacion de la imprenta por los realistas.

El MS. completo se conserva en la Biblioteca Nacional, i por él se ve que la portada o título de la obra no está dado por entero en el pliego impreso, pues le faltan las palabras siguientes. . . . que se dedica a los Paysanos Militares voluntarios de las Provincias de Salta, que se llaman Gauchos.

У

Es obra trasandina mandada imprimir a Santiago. Su autor, por el carácter de su argumentacion, parece haber sido un cura de campo.

72.--Caton Cristiano.

119 × 83.-00 p.

Salió a luz esta reimpresion en enero de 1814, segun anticipado anuncio del Monitor.

Era el Caton Cristiano una coleccion de oraciones i

de preceptos de moral i de urbanidad que servía en las escuelas, para practicar la lectura despues del aprendizaje de la cartilla, sin que faltara algunos catones que principiasen por el abecedario i dos o tres pájinas de ejercicios silábicos.

El oportuno hallazgo de un manojo de papeles procedentes de la oficina de Gallardo, hojas de pruebas i pliegos imperfectos o sobrantes que encolados formaban el carton de las tapas de un libro, nos permite dar alguna noticia sobre este Caton de 1814, del cual tenemos las pájinas 60 a 63, que comprenden dos capítulos. Cual pequeños cuadros holandeses de costumbres, estos dos capítulos nos introducen al interior de una escuela i de un comedor de familia del siglo XVII, fecha, a nuestro juicio, indudable de este opúsculo, segun lo revelan sus anticuadas frases i algunos de los usos que prescribe, pues en 1814 no se acostumbraba entre personas

decentes, es decir, que iban a la escuela, el comer con el sombrero calado, sin tenedor, i a veces dos en un plato, si bien todavía por la carestía del cristal una botella de agua i uno o dos vasos seguian bastando para el servicio de una mesa '.

Véase uno de esos capítulos:

Cap. IV. Lo que hará en la escuela

«Procure ir siempre i a tiempo a' la escuela. Lleve todo lo necesario para escribir i leer, con el mayor cuidado i aseo que le fuere posible. Entrando en la escuela se hincará de rodillas ante las imájenes que allí hubiere i dirá la oracion que para el principio de cualquiera obra adelante se pone. Despues haga otra reverencia al maestro, doble la capa, i póngala en parte limpia i segura i siéntese en su lugar. Guarde todo el órden del maestro, al cual obedecerá con amor i reverencia, porque está en el lugar de Dios. Procure ganar la voluntad siendo dilijente, solícito i virtuoso. No parle ni esté ocioso en la escuela, sino escriba o lea, o calle cuando se lo mandaren. Acostúmbrese a no levantarse de su asiento hasta ir a dar leccion, o correjir. I si le mandaren ir a otra escuela, no diga mal del maestro que tuvo, ni ponga nombres a los muchachos. Nunca sea parlero, ni cuente lo que en su casa se hace; ménos lo que pasa en la escuela diga fuera de ella. Nunca por congraciarse diga a sus maestros faltas de los otros si él no se las preguntare, o fuere necesario para su correccion. Si han

1 En el inventario de la testamentaria del mayorazgo Cerda, citado mas adelante, encontramos las siguientes piezas de cristal i de vidrio: 3 vasos de cristal, a 14 reales cada uno;

2 vasos grandes de cristal, a 5 pesos cada uno;

2 jarros de cristal con tapa, para agua, 10 pesos cada uno;

3 limetas (botellas) de vidrio, a 4 pesos cada una.

de castigar a alguno, no se convide a ser verdugo; mas si se lo mandan, hágalo con modestia i compasion. Cuando lo quisieren castigar, si fuere sin culpa, propóngalo con mucha humildad; i si no aprovechare, lleve el castigo con paciencia, por amor de Dios, sin dar gritos ni hacer resistencia. Si está a su cargo algun oficio, ejercítelo con dilijencia i fidelidad. No disponga de cosa ajena, ni suya si es de importancia, sin licencia de su padre, al cual dará lo que hallare fuera de la escuela; i

lo

que en ella, al maestro. Haga bien a los pobres; i en especial a los de su escuela, prestándoles o dándoles lo que le sobra i a ellos falta. Tenga corazon de hermano para todos, i de hijo para su maestro, recibiendo su enseñanza con agradecimiento, el cual conservará toda la vida, pues a los padres i maestros no les podemos pagar el bien que nos hacen.>>

Esa escuela es bastante parecida a las que a principios de este siglo rejentaban en Santiago don Martin Gallardo, don Bartolomé Mujica i otros maestros, lo que prueba que la enseñanza se mantenía estacionaria en sus métodos así como en sus textos, pues se seguía usando en 1814 de un caton del siglo XVII.

El segundo capítulo de ese caton que tenemos a la vista, i que desgraciadamente está incompleto, dice así: «Cap. V. De la limpieza de la mesa.

«Si hubiere de comer en la mesa de su padre, sea en pié i destocado; i si por ser mayor le diere asiento i manda que se cubra, tome lugar humilde; i si dicen que bendiga la mesa, dirá: Benedicite, Domine, hæc tua dona, quæ de tua largitate sumus sumpturi. Per Christum Do

minum nostrum. Amen. Procure antes de sentarse lavarse las manos i las narices, porque una vez puesto a la mesa, no conviene hacer nada de esto. En el desdoblar

la servilleta o comenzar a comer, no sea el primero, como ni el postrero en acabar. Use de tal manera de la servilleta i manteles que no deje en ellos señal, i por esto no ensucie los dedos ni los labios con lo que come, ni acuda con cada bocado a limpiarse, sino cuando hubiere de beber, i en acabando; i sin mirar a otra parte. No destroce la comida con las manos, sino parta con el cuchillo lo que hubiere de comer, i no mas. La sal u otra cualquiera cosa de comunidad, tomará con la punta del cuchillo. La fruta que tiene cáscara la mondará primero; el hueso de ella, o la carne, no lo roa, que es de perros; ni dé golpes para sacar la médula, que es de golosos. Miéntras parten la comida, mire i aprenda como se hace. Cuando diere a otro cuchillo, o cosa que tiene punta, no sea por ella, i límpielo primero. No tome para echar de un plato en otro las viandas con la mano, ni para darlas a otro, sino en plato o punta de cuchillo. No tome lo que ha de comer mas que con tres dedos, ni coma con la mano izquierda, ni haga con ella accion de comedimiento. Si otro come en su plato, tome solamente de la parte que le cabe medidamente; i el pan una vez mordido o cosa que de él sacare, no asegunde con ella. No mire lo que dan a otros, ni de que manera comen o beben. Deje siempre algo sobrado, no parezca que platos i todo se quiere comer. No se enjugue la boca, ni chupe los dedos, ni lama los labios, ni

huela lo que come, ni lo ahinco, mas sea templado en el comer i beber; i si es vino, este ha de ser aguado, porque en demasía es causa de lujuria. Si está otro bebiendo junto a él, aguarde que acabe para haberlo de hacer; i si le falta algo al compañero, avise al que sirve. Escúsese cuanto pudiere el hablar a la mesa, quitar el sombrero, vaguear con la

enfríe a soplos. Ni coma con

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