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ducciones hasta hoi descubiertas, si bien insignificantes del punto de vista literario, no son indignas de que se las recuerde. Como precursora de estas prensas puede considerarse una pequeña fábrica de naipes que estableció el real estanco hácia 1696, la cual funcionó por corto tiempo, i cuyas pruebas, que he logrado descubrir, son un excelente espécimen de grabado criollo de los mismos dias en que el arte del grabado i la imprenta, al unísono con la monarquía, llegaban en la península a deplorable abatimiento.

En la segunda parte rejistro las producciones de la imprenta del Estado, que de 1812 a 1823 no hubo otra, producciones que casi siempre fueron documentos oficiales i escritos políticos, a veces piadosos o forenses, porque absorbido entónces el jenio nacional por una idea esclusiva, dar soberanía al pais, no cultivaba el campo de la imajinacion.

Por fin, en complemento de esa bibliografía nacional doi en la tercera parte la colacion de las obras referentes a asuntos chilenos publicadas en la prensa estranjera durante ese período, presentando así al lado de lo que acá se elucubraba, cuanto por el mismo tiempo se decia del pais ya por los viajeros que acababan de visitarle, ya por sus emigrados políticos, ya por los que a la distancia atendían a considerar su revolucion.

Enlaza esas tres partes dando unidad a la obra el estenso bosquejo histórico que la encabeza, i respecto del cual cada una de ellas es como la agrupacion por órden de procedencias de los documentos que la justifican.

Dentro de estas partes o agrupaciones los impresos van ordenados por los años de su publicacion, i de éstos, los años de 1814 i 1817 divididos en dos períodos que

corresponden a los cambios de gobierno que en ellos hubo i que se reflejaron en las producciones de la imprenta.

A la colacion de cada pieza sigue un resúmen de su contenido, i alguna noticia sobre las circunstancias en que apareció, o sobre su autor.

En los periódicos la colacion es estensa. Considero cada uno de sus números en particular; i en éstos doi el título de sus varios artículos, o si no tienen título, como es frecuente, les asigno uno, o presento un corto resúmen de su contenido. Al fin de la colacion de los perió dicos añado los documentos que he podido haber acerca de su administracion i de sus redactores.

No me resta sino declarar que muchas de las noticias i papeles que me han servido para componer esta obra, recojidas en el curso de varios años, las debo a don Diego Barros Arana, a los relijiosos franciscanos frai Juan Jerónimo Chavarría i frai Bernardino Gutiérrez, cronista de su orden, desgraciadamente fallecido cuando empezaba a compajinar el fruto de sus investigaciones; a don Santiago Gandarillas, a don Juan Enrique O'Ryan, al doctor don José Gabriel Palma, al presbítero don Luis Francisco Prieto, a don Ramon Rozas i Rozas, a don Gaspar Toro, a donA ntonio Varas, i a don José Zapiola.

Pero la mejor fuente de informacion la he encontrado en los mismos impresos que colaciono. Por su atento i detenido estudio he encontrado en ellos indicaciones suficientes para llegar a descubrir a los autores anónimos, descifrar los anagramas i seudónimos, i penetrar el sentido de muchas de esas alusiones cuya clave desaparece con los contemporáneos, i en las cuales no siempre reparan los lectores distraidos. De este modo he podido

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señalar a los colaboradores de la Aurora de Chile i del Monitor Araucano, en su mayor parte ignorados, i resucitar, por decirlo así, la animada polémica que provocó el tratado de Lircai, tan discutido despues como un acto de debilidad de los patriotas que lo suscribieron; polémica cuyos varios opúsculos colaciono determinando el órden en que aparecieron.

Si algun mérito, pues, se encuentra en este trabajo, será el que resulta del estudio paciente que he debido hacer de cada una de las piezas descritas, mérito que invoco en mi favor para que se escusen sus imperfecciones, porque no siempre me ha sido tarea llevadera recorrer muchas de esas pájinas en que el patriotismo i el mejor deseo no alcanzaron a animar el injenio de sus

autores.

Verdad es que si son rudas e incultas, aparecen casi siempre honradas, i se hacen estimar de quien las estudia, como la fuente, pura todavía, del Nilo turbio, fangoso i desbordado de nuestra actual prensa periódica, tan violenta, tan desvergonzada, a veces tan nauseabunda.

Cuenta nuestra historia dos períodos clásicos, primero el de la conquista, lucha heroica, titánica, en que el europeo solo se sobrepuso al indíjena por el ardor de su fe relijiosa que avivaba en cada hueste la presencia de un misionero; i despues el de la independencia, verdadera guerra civil que divide en dos partidos a la sociedad; pero guerra en la cual el partido que empleó con mas amplitud la prensa, concluyó por absorber a su contrario, dejándole por fin reducido a poco mas que sus solos recursos peninsulares. Al observar la influencia que así para el bien como para el mal ejercen las hojas impresas, creidas por la multitud como el misionero en

las sociedades antiguas, me he dicho: los pueblos no piensan por sí sino que siguen una palabra de órden, un pensamiento que en voz alta se les impone i que no siempre pertenece a quien lleva la palabra.

Reunir las hojas de la prensa de un pais en una época dada, clasificarlas i presentarlas en resúmen, es dar a conocer el pensamiento que para guiarle le fué impuesto.

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La colacion de las piezas catalogadas en este tomo se ajusta a reglas mui sencillas:

1.a Copia a la letra de la portada o del título de la pieza, con su ortografía peculiar i hasta sus erratas, añadiendo el colofon cuando éste no se encuentra en la misma pájina que aquélla

No se han separado por rayas verticales los reglones de los títulos, como acostumbran algunos bibliografos. Práctica excelente cuando se trata de describir libros verdaderamente raros, parece una puerilidad aplicarla a la colacion de ediciones de ayer, mas o ménos comunes.

2.a En los títulos que constan de uná o de dos palabras que nada especifican, tales como Bando, Esposicion, Ma nifiesto del Gobierno, Proclama al Ejército i otras semejantes que son frecuentes en las hojas sueltas, se han copiado a continuacion de esos títulos las primeras palabras del testo.

3. La misma regla se ha seguido en los bandos i demas piezas cuyo encabezamiento es la conocida fórmula Por el Rei o el nombre propio i títulos del majistrado que las espide.

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