Imágenes de páginas
PDF
EPUB

de navegacion fluvial, solo habia conseguido, por su tratado incompleto, el derecho de comerciar por un solo puerto, como en tiempo del gobierno español, con un extenso país poseedor de infinitos puertos en las márgenes de opulentos rios, que á la vez son las únicas vias de trasporte que tenga actualmente en ejercicio. Desde entónces la Inglaterra trabajó por conseguir la libre navegacion fluvial, como el único medio de frecuentar directamente todos los puertos argentinos, y reducir á verdad práctica la libertad de comercio con los ricos territorios de ese país.

Pero Buenos Aires resistia á la Inglaterra y á todas las naciones extranjeras la libertad de los puertos de las provincias, en el interes de conservar para su puerto único el monopolio del comercio exterior de toda la República Argentina.

Mucho antes de que la Inglaterra y la Europa buscasen elcomercio directo con las provincias argentinas, ya esas provincias, desde los primeros dias de su revolucion contra España, deseaban entrar en el comercio directo con la Europa. Las provincias de Santa Fe, de Entre Rios y Corriéntes pedian á Buenos Aires, desde 1816, que les dejase entrar los buques europeos hasta sus puertos interiores.

Pero Buenos Aires rehusaba á las provincias la misma libertad que rehusaba á las naciones europeas. El puerto de Buenos Aires queria imponerse á las unas y á las otras, como el conducto inevitable y único de su comercio mutuo.

Desde aquel tiempo las provincias argentinas echaron mano á las armas, para disputar á Buenos Aires esa misma libertad de navegacion y de comercio, que la Inglaterra y la Francia le han disputado mas tarde por medio de sus bloqueos.

Vencida por las provincias en 1820, Buenos Aires les firmó tratados domésticos, en los que reconociéndose igual en derecho político á cualquiera otra provincia argentina, prometió á las provincias vencedoras que la navegacion fluvial sería arreglada en el interes de toda la Nacion por un gobierno comun, que no se habia de constituir sino despues que las provincias entrasen en paz por su propia virtud. Era un modo diestro de aplazar indefinidamente el arreglo de la navegacion fluvial, porque la paz exigida como condicion previa para la instalacion del gobierno general, no podia preceder á la existencia del gobierno que precisamente tiene por objeto el mantener esa paz.

Destituidas de gobierno comun, las provincias siguieron envueltas en la guerra civil, que convenia á Buenos Aires para la prolongacion del monopolio de los rios. Las promesas de un arreglo fluvial continuaban sin cumplirse hasta 1830, cuando vencida nuevamente Buenos Aires en el Puente de Márquez (no léjos de Monte Caséros), repitió en un tratado doméstico de 1831 la antigua promesa del arreglo de navegacion, que retardó todavía treinta años mas, hasta que vencida tercera vez en Monte Caséros, fué proclamada la libertad de los puertos argentinos al comercio exterior por el jefe de la reaccion liberal de las provincias; las cuales ratificaron en su Constitucion general ese principio de libre navegacion, que sirve de base fundamental á todo el edificio de su gobierno; y en seguida lo consignaron en tratados internacionales, que lo hacen irrevocable, y que ponen en manos de la Inglaterra, de la Francia y de los Estados Unidos la libertad de su comercio directo con la República Argentina por todos los puertos fluviales de su inmenso territorio, tan vasto como el de la Europa entera.

En virtud de este cambio, que completa la emancipacion comercial de las provincias argentinas, ya el comercio empieza á llevar hasta sus territorios interiores las poblaciones europeas que antes se quedaban detenidas en Buenos Aires; porque la libertad de comercio era un privilegio exclusivo de ese puerto, y solo allí tenian la proteccion tutelar de sus cónsules, pues solo á Buenos Aires podian llegar las embarcaciones extranjeras de guerra destinadas á proteger los derechos del comercio.

La presencia de las fuerzas navales es una garantía tan esencial á la libertad de comercio en aquellos países, que Buenos Aires trabaja hoy por conservar para su puerto el monopolio de esa ventaja, con el objeto de hacer estéril en las provincias la libre navegacion fluvial, que le ha retirado el monopolio del comercio. Buenos Aires exige de las provincias, como condicion de su union recíproca, que excluyan de sus puertos fluviales á los buques de guerra de la Europa: es lo mismo que pedirles que excluyan el comercio exterior.

III.

La libertad fluvial es la llave de la paz de la República Argentina.

Pero la navegacion de los afluentes del Plata ha traido allí, en favor del comercio de la Europa, algo mas que mercados nuevos y vias baratas de comunicacion.

Ha traido la posibilidad de la paz, sin la cual son imposibles ó estériles el comercio y la navegacion.

La libertad de los rios ha hecho realizable la paz de la República Argentina, porque esa libertad ha hecho posible la instalacion de un gobierno nacional, que tome á su cargo el mantenimiento de la paz: gobierno cuya ausencia total durante cuarenta años fué la causa principal de la anarquía inacabable de esas provincias. Exigirles que estuviesen en paz no teniendo gobierno comun, era pedirles una prueba de que no sería capaz la misma Inglaterra con sus siete siglos de vida constitucional. El imperio es la paz, se dice en Francia; y esta verdad se traduce en todas partes por esta otra: El gobierno es el órden.

La libertad fluvial ha hecho posible la creacion del gobierno nacional argentino, llevando con el comercio exterior á manos de las provincias la renta, el tesoro y la aptitud geográfica para ejercer la política exterior, que forma todo el gobierno de países despoblados, llamados á recibir todos sus elementos de fuera.

El interes de conservar el monopolio del gobierno general exterior de las provincias, que Buenos Aires desempeñaba eventualmente, á causa de que las provincias vivian aisladas unas de otras; ese interes retraía á Buenos Aires de cooperar á la creacion de un gobierno nacional, que naturalmente debia relevar algun dia al suyo de provincia del manejo de las rentas y poderes argentinos que retenia provisoriamente.

Sin la cooperacion de Buenos Aires, las provincias no podian llevar á cabo la creacion de un gobierno nacional, porque reteniendo Buenos Aires los elementos materiales del poder efectivo, mediante el monopolio que hacía de la navegacion y del comercio, con solo quedarse aislada y prescindente, frustraba todos los esfuerzos de las provincias en el sentido de organizar un gobierno general. ·

Como esa política de inquietud dañaba al comercio de la Europa, Buenos Aires cuidaba de echar sobre las provincias la responsabilidad de la anarquía. Pero el mas ordinario sentido comun persuade de que las provincias no podian pelear en el interes de vivir sin rentas, sin participacion en el gobierno general y bloqueadas dentro de sus propios rios; tampoco es comprensible que Buenos Aires pelease en el interes de devolver á las provincias sus rentas y sus poderes, de que las tenia despojadas. Como repetidas veces Buenos Aires habia frustrado los esfuerzos de las provincias para crearse un gobierno comun con solo quedar aislada y prescindente, las provincias vieron que para crear su gobierno general, les era indispensable destituir á Buenos Aires de los medios efectivos que tenia de impedírselos por su simple prescindencia sistemática, con la cual debian contar siempre las provincias.

Y como Buenos Aires retenia esos medios al favor del monopolio que hacía de la navegacion y del comercio exterior, las provincias cuidaron esta vez de proclamar la libre navegacion de los rios, para atraer á sus manos, por medio del comercio libre, los recursos elementales del poder de que Buenos Aires las tenia privadas por medio del comercio esclavizado, es decir, y por medio del comercio indirecto obligatorio.

Desde ese momento las provincias han podido tener el gobierno nacional anhelado por cuarenta años, á despecho del aislamiento ó prescindencia que Buenos Aires no dejó de poner en ejercicio como medio rutinario de impedir su organizacion. Cuando Buenos Aires se aislaba en otro tiempo quedando con el monopolio de la navegacion, su aislamiento aumentaba su fuerza aislándose hoy sin la ventaja de ese monopolio, su aislamiento aumenta su debilidad.

Eso es lo que acaban de comprender recien los imitadores rutinarios del aislamiento que Rósas explotó ántes que existiera la libre navegacion. Convencidos de ello, ahora tratan de recuperar sus monopolios perdidos, por medio de la reincorporacion de Buenos Aires á la Confederacion, con dos condiciones que tienden visiblemente á destruir el gobierno general organizado y á esterilizar los efectos de la libre navegacion en que ha tenido orígen: una de esas condiciones es la revision de la Constitucion general, que las provincias han jurado no tocar en diez años; la otra consiste en limitar el goce de la libre navegacion fluvial

á los buques extranjeros de comercio, con exclusion de los buques de guerra. Esta libertad nominal de navegacion serviria á los extranjeros solo para verse desterrados de los puertos interiores, suscitándoles vejámenes irresponsables de toda especie.

Las provincias han tenido necesidad de constituir su gobierno general á pesar de la inasistencia de Buenos Aires, porque sabian que nunca llegarian á constituirse, si hubiesen tenido que esperar que Buenos Aires contribuyese á organizar el gobierno nacional que debia relevar al suyo de provincia de las rentas y poderes argentinos, que retenia con ocasion de no existir gobierno nacional.

Eso mismo que hicieron las provincias para crear su gobierno general, tuvieron que hacer las naciones extranjeras para obtener sus tratados de libre navegacion; pues no los hubieran obtenido nunca, si hubiesen esperado á que Buenos Aires firmase esos tratados que debian destituirle de sus antiguos monopolios de comercio y de gobierno, por un resultado indirecto del principio de libre navegacion asegurado por ellos.

La asistencia de Buenos Aires, que por otra parte hubiera sido de desear, no era indispensable para la validez de esos tratados internacionales, como no lo fué para la validez de la Constitucion nacional.

La mayoría de trece provincias contra una sola podia legislar aun para la provincia disidente, en fuerza del principio del gobierno de ese país, unitario en territorio y en existencia nacional por todos los actos fundamentales de su vida política de tres siglos.

La poblacion de Buenos Aires, igual á un quinto de la poblacion de la República, se compone en mas de la mitad de extranjeros, que no ejercen derechos políticos; cuya circunstancia hace menor el derecho político de Buenos Aires, que el de otras provincias ménos pobladas que la suya, para influir en la legislacion general por el peso del sufragio. La provincia de Buenos Aires consta de 250,000 habitantes segun un censo levantado por su gobierno á fines de 1854, y confirmado por un Registro estadístico publicado en 1855 por el mismo autor de una obra que asigna un millon de habitantes á la Confederacion Argentina, con exclusion de Buenos Aires (1).

(1) Registro estadístico de Buenos Aires correspondiente al segundo se

« AnteriorContinuar »