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que él, lo mismo que el Sr. Magalhies,no tenian ningun despacho de su gobierno sobre los negocios que nos ocupan, y que creia no se alteraria el statu quo.

El Sr. Villegas, nuestro Cónsul en esta, que se halló presente en nuestra primera entrevista, detallará lo que en ella pasó, habiendo sido franca y amistosa, no obstante discutir incidentalmente algunos tópicos que hoy agítan los espíritus. Hoy mismo sigo viage en el vapor Gironde. Dios guarde al Sr. Ministro.

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Al señor Ministro de Relaciones Esteriores de la República Argentina Dr. D. Cárlos Tejedor.

Señor Ministro:

Ayer tuve el honor de acompañar á S. E.jel señor General Mitre, Enviado Estraordinario y Ministro Plenipotenciario cerca del Gobierno del Brasil,en la primera visita que cambió con el Sr. Gondim Ministro Residente de aquel Im

perio. El Sr. General Mitre pidió órdenes al señor Gondim pra Rio, adonde se dirigía, en mision de paz y amistad, y donde pensaba penetrar aunque se le recibiese á cañonazos, segun el tono con que la prensa de allí hacia preceder el anuncio de su viage. Agregó que iba confiado en el buen éxito de la mision, porque apesar de las desinteligencias sobrevenidas, ellas eran de solucion amigable, suponiendo como debia suponer al Gobierno Imperial, animado como el Argentino, del deseo de zanjarlas en el terreno de la razon y del derecho, para evitar hasta la posibilidad de un conflicto, que mas que una calamidad, seria un opróbio para naciones que juntas acababan de revindicar con sacrificios de sangre, su dignidad y su honra ultrajadas por un gobierno insensato.

El señor Gondim repuso, que aun cuando no tenia de su Gobierno ningun despacho relativo al asunto en cuestion, estaba seguro que aquel no habia cambiado sus propósitos de cimentar en la concordia y la paz sus relaciones amistosas con la República Argentin, por cuya razon creia y esperaba que el Enviado Argentino,lejos de ser recibido á cañonazos, lo seria como heraldo de la política de paz que ambas naciones necesitan para ser grandes y felices.

Atribuía el eñor Gondim la exacerbacion de los espíritus. en su pais á las producciones de la prensa argentina, y mas que eso, á la publicacion prematura de la réplica de V. E. de 27 de Abril, cuyo conocimiento en Rio trajo á la vez el desbordamiento de la prensa brasilera, dificultando por el hecho la solucion satisfactoria de la dificultad surjida.

El señor General levantó el cargo de la inoportunidad de la publicacion, pendiente el asunto de la nota, con la necesidad que le impuso el Gabinete Imperial al incluir en el relatorio de Relaciones Exteriores los otros despachos que sobre el mismo asunto se habian cambiado ya, y los cuales S. E.

habia escluido de su memoria de 1°. de Mayo; y por el conocimiento que tuvo el Gobierno de la circular pasada por el Gabinete Imperial á su cuerpo diplomático para dar cuenta de ella á los gobiernos cerca de quienes estaban acreditados sus agentes.

Habló ademas el señor Gondim de algunos terminos inamistosos empleados en la citada réplica, sin intencion de ofensa tal vez, pero que habian lastimado las susceptibilidades nacionales: á lo que repuso el Sr. General que era sobre los hechos pasados que habian producido la situacion presente, sobre los que cabian esplicaciones satisfactorias, siendo el mas culminante, en cuanto al tenor de los despachos, el que empleaba la nota brasilera respecto de la Isla del A tajo que suponia con razon al Paraguay cuando sostetenia que era parte de su territorio.

El señor Gondim trató de esplicar la frase por el hecho de la posesion del Paraguay, á quien la tomó la alianza para las necesidades de la guerra; pero el señor General le observó que esa mera ocupacion era como la del territorio. de Misiones y otros argentinos sobre los cuales sin embargo no habia disputa; y antes bien, respecto á la primera, el mismo Paraguay habia reconocido el derecho de la República Argentina por los límites que trazaba el tratado que celebró con el General Urquiza en 1852, y el posterior que negoció el General Guido.

Sobre estos tópicos principales roló la discusion que se mantuvo siempre con altura y dignidad, terminando con recíprocos votos por la paz perdurable entre las naciones de América, que deben todavia recordar la raza de que ámbas proceden, y á quienes amenguaria ante el mundo civilizado un conflicto estremo sin razon suficiente.

Encargado por S. E. el señor Ministro Plenipotenciario de detallar lo que pasó en esa entrevista, tengo el honor

de hacerlo por medio de este despacho, y de adjuntar á V. E., al propio tiempo, la nota que para este fin puso en mis manos.

Dios guarde á V. E. muchos años.

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Tengo el honor de poner en conocimiento de V. E. que en el dia de ayer por la mañana hemos entrado en este puerto, habiendo llegado la noche anterior.

A mi llegada no recibi á bordo ninguna atencion de parte de estas autoridades, lo que aunque no sea de un estricto deber debo consignar aqui por cuanto aun en mi carácter particular he recibido en caso análogo atenciones de todo jénero, y habiéndolas usado con los ajentes argentinos acreditados en esta corte, asi como nosotros las hemos dispensasado constantemente á los agentes brasileros, parecia que esto hubiera sido intencional tanto mas cuanto que la bandera de honor de la República estuvo izada en el palo mayor mientras permanecí á bordo.

A mi llegada he encontrado publicada la contestacion dada á la última nota de V. E.

Aun cuando este no es un caso comprendido en mis ins

truciones él fué previsto en las conferencias esplicativas de esas instrucciones, y por lo tanto, me considero habilitado para iniciar mi mision, en la inteligencia de que V. E. se referirá por toda contestacion, como me lo dijo, á lo que yo haga ó diga aqui en representacion de mi gobierno.

Tanto mas natural y conveniente me parece hoy seguir este camino cuanto que la nota del gobierno brasilero manteniendo el vigor del pacto de alianza, aunque con limitaciones, y reconociendo las obligaciones recíprocas, permite trasladar la cuestion en otro terreno, cerrando la discusion. por notas, y trasladándola al terreno de los actos diplomáticos que definan una situacion que creo este mismo gobierno desea ver terminada, del mismo modo que la opinion pública de este pais, profundamente alarmada con la idea de una guerra, príncipalmente el comercio.

Mi opinion es que si ántes púdo haber algunas veleidades de guerra por parte del Brasil, hoy el espíritu de los consejos gubernativos y las tendencias de la opinion, asi como las inspiraciones del Emperador, son completamente pacíficas, y creo por lo tanto que podrá arribarse á un acuerdo.

Antes de dirigir mi primera comunicacion oficial á este Gobierno, procuraré hablar particularmente con el Sr. Ministro de Negocios Estrangeros con quien tengo amistad, y estimar las disposiciones en que el Gabinete se encuentra. Dios guarde al Señor Ministro.

BARTOLOMÉ MITRE

AS. E. el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores de la RepúbliArjentina.

Buenos Aires, Julio 15 de 1872.

Avísese recibo en los términos acordados.

CARLOS TEJEdor.

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