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mesas solemnes que la República Argentina, hízo espontá neamente al Paraguay y que confirmó con sus aliados en el acuerdo preliminar de paz.

Puesta la cuestion en estos términos, la dificultad sube de punto, porque seria lo mismo que exijir de sus aliados que obligasen por la fuerza al Paraguay á reconocer como argentino un territorio que en parte es disputado por Bolivia, cuyos derechos fueron espresamente salvados por el protocolo anexo al tratado del 1. de Mayo.

No es sin repugnancia que el abajo firmado, presenta la cuestion con toda esa franqueza; pero no sabe como de otro modo podrían entenderse los tres aliados y procurar una solucion que sea honrosa y satisfactoria para todos.

El abajo firmado deplora que su franqueza anterior no fuese justamente apreciada por el Sr. Tejedor y provocáse observaciones que no quisiera tocar. S. E. llegó á dudar de que la única dificultad siempre opuesta por el Gobierno Paraguayo con relacion á los ajustes de paz, fuese los lími tes del Chaco, cuando este hecho consta de documentos oficiales auténticos Ꭹ lo atestiguan cuantos han oido á aquel Gobierno.

Llevado por ese falso juicio, el Sr. Tejedor se ha mostrado admirado de que los límites del Brasil no encontrasen igual objecion; ha enunciado sobre todas nuestras cuestiones y ajustes de límites, infundados conceptos; señaló nuestra situacion geográfica; y hasta parece que atribuia al Gobierno Imperial el empeño con que Bolivia ha procurado hacer valer sus reclamos en los ajustes de paz de lcs aliados con el Paraguay.

Estos y otros puntos de la nota argentina tendrán espli caciones cumplidas en el memorandum anexo; pero es forzoso que no pasen aqui sin una breve contestacion.

La admiracion del Sr. Tejedor, ha de cesar desde que

S. E. aprecie bien la gran diferencia que hay entre la cuestion de límites del Brasil y la de la República Argentina. El Brasil no exijió del Paraguay un solo palmo de tierra que este ocupase antes ò despues de la guerra: exijió menos de la frontera designada en el articulo 16 del tratado del 1.o de Mayo; esos límites como lo recuerda el Sr. Tejedor habian sido ámpliamente discutidos y ningun paraguayo ilustrado y desapasionado podria ponerlos en duda.

Los límites Argentinos comprenden el territorio de las Misiones de que estuvieron siempre en posecion los paraguayos y toda la márjen derecha del estrecho rio que dà nombre á aquella República y la cual bien 6 mal los paraguayos ocupaban antes de la guerra y habiéndose acostumbrado por largos años á considerarla como suya. Agregando á esta importante diferencia, la ocupacion prévia de la Villa Occidental, no obstante la promesa de que fué acompañada tendrá el Gobierno Argentino la esplicacion natural del hecho que le causára admiracion.

El abajo firmado no contesta á lo que espone el Sr. Tejedor en honor del Gobierno Argentino en lo que respecta á sus cuestiones de límites, pero no puede dejar de reclamar contra las aserciones que se leen con referencia al Brasil. Nuestras fronteras están ya en general designadas por tratados obtenidos. por la discusion y por la fuerza del derecho. Si las cuestiones de esa naturaleza son difíciles de estudiar y por eso encuentran entre todos los pueblos preocupaciones y dudas no por eso es exacto que nuestros ajustes de límites sublevasen los odios de las Repúblicas interesadas. El tiempo ha revelado y vá revelando de dia en dia que los estados que rodean al Brasil no tienen vecino mas pacifico que este ni mejor amigo.

El abajo firmado puede tambien decir sin orgullo, que la prosperidad del Brasil, ha contribuido mucho á la ci

vilizacion y á la riqueza de esta parte de América El señor Tejedor declára que el Gobierno Argentino recusa y recusará hasta donde le séa posible, el dar por concluida una alianza que tanto costó popularizar aun en medio de glorias y peligros comúnes. El abajo firmado espresa igual sentimiento por parte de su gobierno, y crée haber probado hasta la evidencia, que no es el Brasil al que se le podrá aplicar esta observacion. con que el señor Ministro comienza su respuesta: «La historia de los tratados rotos por una interpretacion interesada de sus cláusulas, ó por no serles necesarios á algunas de las partes contratantes, no es nueva en el mundo.>>

El Gobierno Argentino si bien desconociendo la verdadera razon del proceder del Brasil, confesó que pudiéramos romper la alianza dando por caducado el tratado de 1.o de Mayo, desde que ella reusó cumplir las cláusulas relativas á las fortificaciones paraguayas. Ese hecho y todos los precedentes de la alianza, muestran altamente que no hay sacrificio menos el de su honra y el de sus derechos incuestionables, que el Brasil no haya hecho y no esté dispuesto á hacer para que la alianza de 1865 consiga todos sus fines.

No piensa el gobierno imperial que el tratado de 1.o de Mayo de 1865, tenga para los tres Estados mas importancia que la de la seguridad que obtuvieron por las armas y los ajustes concernientes á límites, comercio y navegacion fluvial sobre los cuales deben asentar su paz futura en el Paraguay; no piensa que los recuerdos de esa alianza deban ser mas gratos á los tres pueblos que la de 1852 que acabó con dos tiranias y abrió una nueva era de libertad y de progreso para las repúblicas del Plata.

Mas no es preciso llevar los propósitos de la alianza mas allá de sus estipulaciones y compromisos para afirmar que fué ella determinada por una causa de hono ry por interéses

esenciales á las tres partes contratantes. La desigual lad de los sacrificios ó de las ventajas no dá mas derechos ni exonera de las obligaciones contraidas á ninguno de los aliados.

Esa desigualdad, Sr. Ministro, que no fué por cierto á favor del Brasil, no influirá hoy como no influyó ántes en su fidelidad al pácto de alianza. El Brasil cumplirá siempre sus compromisos de aliado con la buena fé y caballerosidad de que dió pruebas durante la guerra. Si no obstante, el gobierno del Brasil sabe cuanto debe al honor de su palabra, ta paz es amenazada que interesada á todos los aliados, no eз menos vivo el sentimiento de su dignidad, y la conciencia intima le asegura que no es causa de las dificultades que está encontrando la ejecucion del tratado del 1. de Mayo despues de vencido el gran obstáculo del enemigo comun.

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Si esta gloriosa alianza viniera á romperse lo cual no deesperarse de la sabiduria de los aliados, la responsabilidad de ese ácto y de sus consecuencias no recaeria sobre el Gobierno Imperial; tarde ó temprano el juicio imparcial de las otras naciones y de la misma Repúblic Argentina, harian plena justicia al derecho, á la lealtad y á la prudencia del Brasil.

El abajo firmado tiene el honor de reiterar al Sr. D. Cárlos Tejedor, la seguridad de su mas distinguida consideracion.

Manuel Francisco Correia.

A S. E. el Sr. Dr. D. Cirlos Tejedor, Ministro de Relaciones Esteriores de la República Argentina.

Memorandum á que se refiere la nota anterior.

Lanota de esta misma fecha, en que el Gobierno Imperial responde á una de las que le dirigia el Gobierno Argentino, con la fecha de 27 de Abril, reservó para el presente memorandum varios incidentes que allí no podrian ser perfectamente discutidos.

Quéjase el Gobierno Argentino de que el del Imperio pone en duda las obligaciones contraidas por el tratado de alianza y hasta presenta este pácto como violado por el Brasil. Pero en el mismo documento oficial en que así lo dice y apela á uua composicion amigable de esa divergencia, se léen las frases y proposiciones que abajo son transcriptas:

<< El Gobierno Boliviano no se habia dirigido hasta ahora al Gobierno Argentino sobre sus pretendidos derechos al mismo territorio (al del Chaco). Es, sin embargo, nuestro aliado quien interrumpe ese silencio, con cualquier motivo, y se encarga de hacernos saber oficiosamente que habia recibido comunicaciones del gobierno de Bolivia. Pretenderia acaso nuestro aliado hacer suyas ahora todas las pretensiones contra el aliado de ayer?»

La sin razon de tan injustifica bles suposiciones quedará bien patente en vista de hechos incontestables, de los cuales puede dar testimonio, no solo el propio Gobierno Argentino sino el de Bolivia, para el cual es forzoso que se apéle en semejante controversia.

Las pretensiones de Bolivia á una parte del territorio del Chaco, estaban hace mucho tiempo manifestadas. En 1852, cuando se celebró un tratado de navegacion, comercio y límites entre la República Argentina y la del Paraguay, tratado que no fué aprobado por el Congreso Argentino, el Encargado de Negocios de Bolivia en Buenos Aires, protestó por nota de 22 de Agosto, contra esos ajustes. En su protes

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