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Logacion Argentina en el Brasil.

(CONFIDENCIAL)

Rio de Janeiro, 27 de Agosto de 1872.

A S. E. el Sr. Ministro de Relaciones Exteriores de la República Argentina, Dr. D. Carlos Tejedor.

Señor Ministro :

Tengo el honor de poner en conocimiento de V. ., que invitado á una conferencia por el Sr. Ministro de Negocios Estrangeros del Imperio, ella tuvo lugar ayer á las 2 de la tarde, en el despacho de S. E.

El Sr. Ministro me dijo que hacia un mes que habiamos tenido nuestra primera conferencia respecto del incidente de la última nota del Gobierno Argentino, en consecuencia de la cual privadamente quedó suspendida de comun acuerdo, y que deseaba saber si podía comunicarle algo sobre el particular.

Habiendo significado al Sr. Ministro que si la pregunta importaba un reclamo por la tardanza en contestar, no lo aceptaba, el Sr. Ministro se apresuró á decirme que de ninguna manera era ese su objeto, y si solo saber si debia dar curso á la nota suspendida ó esperar mas tiempo aun.

Dijele entonces que no tenia nada que comunicarle al respecto, y que por lo tanto las cosas debian quedar en el estado en que se encontraban mientras el Gobierno Argentino con plena libertad de accion resolvia definitivamente lo que debia hacer ante la cuestion de forma suscitada, de la cual se ocupaba.

Con esto habia terminado nuestra conferencia, sino hubiese considerado conveniente aprovechar la oportunidad para preparar el terreno en el sentido de una negativa del

Gobierno Argentino à la solicitud de el del Brasil, esplicando la opinion que con tal motivo habia yo anticipado, á fin de quedar habilitado, para proceder segun las últimas instrucciones que reciba á la vez que haciendo sentir de paso la gravedad de las consecuencias que podia tener la insistencia de la cuestion de forma por parte de ellos.

En consecuencia dije al Sr. Ministro lo que casi testualmente voy a repetir: Que ya que habiamos tocado este punto, creia deber hablarle con toda franqueza, dándole algunos informes mas y sometiéndole algunas consideraciones sérias, á fin de que meditase maduramente sobre el particular. Que ya en la conferencia á que él se habia referido, le manifesté que la dificultad de forma que habia surjido, pedia llevarnos á la verdadera complicacion que el gobierno del Brasil decia tener y querer evitar. Que como yo lo preveia, el Gobierno Argentino encontraba dificultad para acceder al deseo de el del Brasil; por cuanto no encontraba la solicitud ni motivada por los antecedentes, ni necesaria para entrar, des le luego á ocuparnos de la cuestion de foudo. Que el Gobierno Argentino encontraba que tal cuestion de forma ni aun siquiera estaba insinuada en la última nota brasilera, ni habia aparecido en las diferentes conferencias que habiames tenido, y que no solo carecia de antecedentes, sinó que lejos de nacer lójicamente de la naturaleza de las cosas se hallaba en contradiccion con la lógica, y que insistir en ella seria hacer lo contrario de lo que los reciprocos intereses aconsejaban. Que por mi parte, encontrando fundadas estas razones, mantenia sin embargo la opinion que particularmente habia manifestado sin comprometer la de mi gobierno, á saber que, no obstante no ser justificada tal pretension, no veia gran inconveniente en que se accediese á ella, aun cuando no fuese sino para aquietar una susceptibilidad tan amistosamente manifesta a, desde que dejaba al

Gobierno Argentino la espontaneidad del acto en cuanto á la forma y alcance que podia tener.

El Sr.Ministro con estrañeza mia, aceptó la palabra suscepibilidad, bien que hipotéticamente, lo cual mostraba que la cuestion de forma no era tan grave para ellos, y que detrás de tal cuestion se ocultaba la desconfianza ó la poca buena voluntad, por lo cual crei conveniente adelantarme mas, haciéndole ver que estábamos preparados á toda eventualidad, que teníamos nuestro plan y nuestra resolucion, y que los acontecimientos no nos sorprenderian en ningun caso.

Continuando, dije al Sr. Ministro: que la cuestion de forma, tal como se presentaba, parecia mostrar por parte del Brasil falta de buena voluntad para entrar á ocuparse de al cuestion de fondo, que era la única séria y la que á todos interesaba resolver prontamente, por honor y en bien de ambos paises: que si el Brasil comprendiese tener en esta solucion un verdadero interés y pusiese de su parte un poco de buena voluntad, la cuestion de forma no podia ser nunca un obstáculo para llegar á un perfecto acuerdo, mucho mas desde que en las ideas generales que habiamos cambiado sobre el particular pareciamos estar conformes. Que por lo tanto, si la negociacion se detenia ò se interrumpia por insistir el Gebierno del Brasil en una simple cuestion de forma que no revestia los caracteres de seriedad, apareceria buscando un preteste aun cuando tal no fuese su intencion, para esquivar la solucion de sus graves negocios de la alianza que hoy se hayan pendientes. Que sin prejuzgar respecto de tal intencion, yo creia que el Gobierno del Brasil no habia considerado la cuestion bajo el punto de vista de su responsabilidad moral y de su conveniencia. Que honor y deber suyo era facilitar la solucion de las cuestiones que habian nacilo con motivo de los tratados celebrados parcíalmente por él en la Asuncion. y que además de honor y

deber era conveniencia, porque si no aprovechaba esta última oportunidad para hacerlo así, libraba su política á las incertidumbres del porvenir sin sustraerse por esto á las complicaciones de las cuestiones de fondo, que necesariamente tendrian que renovarse en el terreno del derecho internacional.-Que por lo que á nosotros tocaba, deseando

la

paz, la buena amistad y el mantemiento de la alianza, es tábamos resueltos á guardar estos bienes y á hacer todo lo posible para fecundarlos, y que en este propósito esperábamos liquidar todas nuestras cuestiones pendientes con todos nuestros limítrofes esperando que las que teníamos con el Brasil no quedasen entregadas al acaso. Que con nuestro vecino y aliado el Estado Oriental, manteníamos las mas cordiales relaciones, y que lejos de tener ninguna cuestion pendiente con él habiamos sido bastante felices para ayudarles á consolidar su paz interna entran lo de nuevo en la vida constitucional. Que con Chile estábamos tratando nuestras cuestiones de límites, que se resolverian pronto ó se postergarian segun se creyese oportuno, sin que en ningun caso se interrumpiese la buena amistad entre ambos paises ligados en el pasado por sacrificios comunes, y en el presente por las simpatias de origen y los intereses materiales, de que el telégrafo trasandino era una forma tangible. Que Bolivia nos habia envíado un Ministro diplomático para tratar amigablemente en Buenos Aires de nuestras cuestiones de límites, que nada tenian que ver con las estipulaciones de la alianza, y que el Sr. Reyes Cordona, habia aceptado esta mision en el espíritu mas amistoso, conociendo las favorables disposiciones del pueblo y del Gobierno Argentino hacia Bolivia, las cuales estaban espresadas en un discurso sobre límites que pronuncié en el Senado, constándome que mis palabras habian influido en el ánimo del ministro Boliviano, que á la

fecha debia estar penetrado de la buena té y de la buena voluntad del gobierno argentino. Que respecto del Paraguay fieles á nuestros compromisos, y al modo como habiamos entendido y cumplido el tratado de alianza, asi en la guerra como en la paz, no habiamos querido imitar el ejemplo del: Brasil yen lo á buscar á la Asuncion una solucion, ántes de entendernos con nuestros aliados y que solo en el caso de que esta no fuese posible, tratariamos de arreglarnos con el Paraguay, lo que podriamos hacer tal vez con mas ventaja y con mas generosidad que lo habia hecho el Brasil; quedando asi en paz y amistad con todos nuestros vecinos, aun cuando el Brasil no se entendieso con nosotros y nos negase la ayuda y la garantía que nos debia por el tratado de alianza en el hecho de no entrar á ocuparse de la cuestion de fondo por una mera cuestion de forma que como lo habia dicho, carecia hasta de antecedentes, no nacia lógicamente de la naturaleza del asunto; y hasta carecia de los caracteres de seriedad que pudiesen obstar á la solucion de tan graves negocios, en que el presente y el porvenir de varias naciones se hallaba comprometido. Que poniendome siempre en el caso posible de que mi gobierno no creyese deber acceder al deseo manifestado por el del Brasil en la cu ́stion de forma suscitada no obstante mi oprimido de que no habria inconveniente en satisfacerlo aun cuando fues como mera susceptibilidad debiamos ver desde luego adondepodria conducirnos tal cuestion. Que si tal sucediese, y el gobierno del Brasil insistiese en su cuestion de forma como condicion sine qua non para entrar á ocuparse de la cuestion de fon lo yo me veria en el caso forzoso de trasladar al terreno oficia, la cuestion de forma haciendo constar oficialmente todo cuanto se habia pasado confidencialmente desde mi llegada á Rio Janeiro, y que si el Gobierno del Brasil insistia entonces en la misin forma, yo me vería e el caso de dar por termina

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