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da mi mision y, retirándome en paz, quedariamos en libertad para proceder segun nos conviniese, quedando el tratado de alianza roto de hecho en cuanto á los deberes del Brasil para con nosotros, y con la responsabilidad ante el mundo de parecer no haber querido entenderse con nosotros. Que entonces probablemente nos arreglariamos con el Paraguay, fieles siempre á los compromisos del tratado de alianza y de los protocolos de Buenos Aires, y que aun cuando no nos arreglasemos desde luego las cuestiones de fondo que hoy quedaban pendientes con el Brasil habian de aparecer en el terreno del derecho internacional, pues como nacion soberana, como limítrofes del Paraguay y del Brasil, como signatarios del tratado de alianza y de los protocolos que los comentan y complementan, no podiamos esquivarlos en presencia de la imperiosa necesidad y de la mútua e nveniencia, y que entonces la cuestion de forma que hoy se suscitaba, no seria obstáculo para tratarlos, bien que esto tendria lugar en tal eventualidad sin que las recíprocas ventajas, sin la tranquilidad y sin los grandes resultados que hoy tendría una inteligencia cordial, previsora en el sentido de la política internacional y bené vola, en el sentido de la buena amistad entre estos paises.

El Sr. Ministro Correia visiblemente impresionado me dijo que me habia oido con la profunda atencion que la importancia de este asunto merecia, pero su conte.tacion poco precisa y sin encadenamiento lójico, me m stró que vacilaba algun tanto en la resolucion de llevar la cuestion de forma hasta sus últimas consecuencias.

Díjome en contestacion el Sr. Correia, que esa cuestion de forma habia sido iniciada desde las primeras conferencias y que si no habia sido formulada entónces, era porque solo podia hacerse en presencia del honor de la contestacion del gobierno argentino, en espectativa de la cual habiamos estado.

Que en presencia de la última contestacion argentina (que estaba en suspenso) la cuestion de forma habia surgido y habia sido formulada.

Interrumpí al Sr. Ministro para observarle que aun cuan do deciamos á cada paso cuestion de forma, en realidad ni habia surjido propiamente, ni habia sido formulado de ninguna manera, ni siquiera confidencialmente, existiendo únicamente un deseo amistosamente manifestado por el gobierno del Brasil, que nosotros podiamos hacer constar ó no, desde que habiendose salvado la libertad de accion y la espontaneidad de mi gobierno, quedaba la forma y el alcance á su arbitrio, en lo cual convino el Sr. Ministro diciendo que en efecto no hahia sido formulado lo cual simplificaba mas el incidente.

El Sr. Ministro continuó insistiendo sobre varios tópicos que han sido materia de nuestras anteriores conferencias, sin abrir ningun horizonte nuevo, y sin ponerse resueltamente en el caso de una interrupcion de las negociaciones por causa de la insistencia en la cuestion de forma limitándose á decirme por conclusion colocándose hipotéticamente en tal estremidad; que si tal sucediese, la responsabilidad no seria del Brasil, y que el mundo haria honor en todo caso á su lealtad y á sus buenos procederes.

Repliqué al Sr. Ministro, que no se equivocase, que la responsabilidad moral ante el mundo la asumiria el Brasil; porque, sin poner en duda sus leales intenciones, todos creerian ver un pretexto en lo que él veia una razon para no resolver cuestiones de interés vital para todos, mucho mas desde que, tratándose de una nota en que se hace referencia á lo que yo pueda decir, cerrar por esto todo camino de advenimiento cuando todavia no he hablado probaria que de nuestra parte habia estado la buena voluntad y el sincero deseo de entendernos agotando todos los medios para conseguirlo.

Que este paralelo seria tanto mas notable cuando que la cuestion de forma que se hace nacer de una nota que no dice nada y por lo que deja que decir, se halla en contraposicion con un hecho grave cual es el ajuste de los tratados de la Asuncion por el Brasil aisladamente, sin participacion de los aliados y en daño indirecto de ellos por este solo hecho, ademas de que en ellos se contienen estipulaciones contrarias á los protocolos de Buenos Aires, tales como la ocupacion indefinida del Paraguay por fuerzas bra_ sileras, siendo esta una de tantas cuestiones á que me habia referido antes y que tendriamos que tratar mas adelante en el terreno del derecho internacional: y todo lo cual pondria mas en evidencia la posicion respectiva. Que no solo bajo esta faz habia considerado la cuestion, sino bajo el doble punto de vista del deber y de la conveniencia del Brasil.

Que el deber nacia de los compromisos internacionales. Que la conveniencia era comun pero que no interesaba al Brasil menos que á nosotros aprovechar esta última oportunidad que se le presentaba para regularizar nuestra situacion internacional, pues de lo contrario, sintiendo mucho que pudiesemos arreglar nuestras cuestiones con todos nuestros vecinos, nenos con el Brasil, le repetia que me retiraria llevando y dejando la paz, pero dejando al Brasil la responsabilidad de la falta de un acuerdo que la prevision politica y que los mútuos intereses aconsejan.

Como lo verá V. E. todo esto fué dicho en la prevision de que el Gobierno Argentino insistiese en su anterior resolucion (á que todavia no he dado curso) de acceder al deseo manifestado por el del Brasil de adicionar la nota en cuestion en el sentido indicado.

Si asi fuese cstoy habilitado desde ya para conducir este incidente con mas ventaja, pudiendo hacer presiou moral antes de llegar á una estremidad. Si V. E. teniendo en

cuenta las consideraciones espuestas en mi anterior confi lencial, se prestáse á adicionar la nota, queda limitado su alcance á una mera susceptibilidad amistosamente manifestada, que se satisface espontáneamente, desde que no depende de prévio acuerdo, no yo aceptaré mas discusion sobre los términos. En todo caso todo ello servírá hacerles para der que nos damos cuenta clara de la situacion, que sabemos lo que queremos y donde vámos, y que polemos arreglar nuestras cuestiones esteriores y que salvar nuestra paz, con el Brasil como lo deseamos y sin el Brasil dejándole á él li responsabilidad.

Dios guarde á V. E.

compren

Ministerio de Relaciones Fsteriores.

BARTOLOMÉ MITRE.

Buenos Aires. Setiembre 14 de 1872.

Señor Ministro

Recibí la nota de 27 de Agosto en que V. E. refiere la última conferencia con el Ministro del Imperio.

De acuerdo en ella V. E. con los fundamentos de la anterior resolucion, á que todavia no habia dado curso en la fecha mencionada, el Gobierno ha leido con placer la franca esposicion que juzgó oportuno V. E. hacer de esos fundamentos, y aprueba completamente la actitud asumida por V. E. en toda la conferencia.

Posteriormente ha debido recibir V. E. la contestacion á la consulta que hacia antes de cumplir la órden recibida; y en ella habrá encontrado la aprobacion anticipada de la misma actitud y la insistencia del Gobierno en su resolucion anterior, Cediendo sin embargo en part á las esperanzas manifestadas por V. E. y en parte al interes de facilitar el éxi

to de una negociacion, que tiene fines mas altos que restablecer materialmente la buena inteligencia entre los aliados, la contestacion le ha llevado tambien un medio conciliatorio, dejando á V. E. decidirse, con su acostumbrada destreza por uno ú otro camino.

Dios guarde á V. E.

C. TEJEDOR.

Legacion Argentina en el Brasil.

(CONFIDENCIAL)

Rio de Janeiro, Agosto 28 de 1872

Exmo. Sr. Ministro de Relaciones Esteriores etc. etc.

El Enviado Paraguayo Sr. Benitez siguió viaje para Europa, despues de una permanencia de poco mas de ocho d'as en esta Corte.

Con mas amplios informes puedo comunicar á V. E. con toda certeza, que el objeto de la mision especial del Sr. Benitez cerca de este Gobierno, era el arreglo de las introducciones de articulos de comercio por cuenta de los proveedores brasileros, que defraudan las rentas del Paraguay. Este Gobierno contestó al Sr. Benitez, que el Brasil habia firmado un arreglo sobre el particular con el Sr. Loizaga en la Asuncion, y aun cuando el Sr. Benitez no tenia conocimiento de tal arreglo, tuvo que darse por satisfecho y continuar su viaje, dando cuenta á su Gobierno de lo sucedido.

Además del negocio del empréstito, (que el Sr. Benitez no sabia estuviese arreglado, segun lo que habló conmigo) tiene por encargo arreglar la cuestion eclesiástica en Roma.

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