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habia sido publicado por el Gobierno Argentino, y existiendo tal ofensa era indispensable exijir la satisfacción á que ella diese lugar, por lo cual se habia acordado contestar nuestra nota en los términos en que se hizo, quedando desde luego eliminada la cuestion de forma que hoy se promueve. Que ademas de esto, en el hecho de haber sido recibido en mi carácter de Enviado en Mision Especial, se habian aceptado sin condiciones los términos de mi credencial que me autorizaba á tratar la cuestion de fondo que se halla un pendiente despues de dos meses de residencia aqui; embarazado por una cuestion de forma que no tiene razor de ser y que no puede obstar á que llene los objetos para que fuí acreditado y recibido. Que si se queria hacer nacer tal cuestion de forma de la discusion que habia tenido lugar de Gobierno á Gobierno, suponiendo á la última nota Brasilera reservas que no aparecian de su contesto, menos consistente era aun la pretension, desde que esa discusion fué originada por hechos de parte del Brasil, que ofendiendo nuestro derecho y hasta nuestra soberania, todavia estaban sin satisfaccion. Que lejos de deber al Brasil satisfaccion alguna por esto, él nos debia á nosotros, por cuanto el hecho de tratar aisladamente con el Paraguay, ademas de ser contrario á los protocolos de Buenos Aires, importaba interpretar por si y ante si los tratados que s slo los aliados de comun acuerdo podian y debian interpretar, sobre todo cuando se trataba de reco jer los frutos de los esfuerzos y sacrificios comunes. Que esta conducta habia sido agravada, haciéndose un misterio de tal acto, sin daruos ninguna notificacion de él y ajustando clausulas abiertamente contrarias á los tratados de la alianza y á los protocolos de Buenos Aires, cuyas estipulaciones habían sido olvidadas, como sucedia con la ocupacion militar indefinidas por parte del Brasil, como lo ha reconocido el mismo Baron de Cotejipe en su carta publicada

en la que trata de esplicar esta violencia por la singularidad de la situacion del Brasil. Que á mas de esto nuestra primera nota en que se anunciaba la protesta, fué la contestacion á un acto ofensivo por parte del Brasil, del cual se nos dió un simple conocimiento por medio del Ministro Brarilero residente en Buenos Aires, cuando ya era un hecho consumado, no dejándonos otro camino que dirijirnos directamente al Gobierno del Brasil, para reclamar como lo hicimos, sin que tal paso importare crear ni promover una cuestion que ya existia. Que como yo le habia dicho otra vez al Sr. Ministro de Negocios strangeros (en nuestra conferencia de 14 de Julio de que dí cuenta omitiendo esta circunstancia) la primera contestacion del Gobierno del Brasil á ese justo reclamo, habia sido algo mas que ofensiva, pues que habia sido inamistosa, no solo en el hecho de no abrirnos el camino conciliatorio que en esa nota proponiamos, sinó llegando hasta dar razon al Paraguay en su resistencia á lo estipulado en los tratados də alianza, lo que se agravaba con el hecho de la contestacion sobre la isla del Cerrito que afecta ba nuestra soberania territorial. Que no obstante esto, no hicimos efectiva nuestra protesta, y nos limitamos á una esposicion de doctrina y á una defensa de nuestros derechos que cualquiera que fuese su vehemencia era provocada por actos y por palabras inamistosas, habienbo quedado pendiente la discusion con la última nota del Brasil, en la cual, cualquiera que fuese el juicio que sobre ella tuviese, habria visto tanto mi Gobierno como yó, un acto amistoso que hacia estrañar tanto mas la cuestion de forma que hoy se promovia artificialmente, apareciendo como un pretesto, mas que como una razon, que sin poner en duda su buena fé, asi seria calificado por el mundo imparcial. Que por lo que á nosotros toca, nadie podria desconocer nuestra moderacion ni mucho deseo de arribar á un acuerdo salvando en

todo caso la paz y las buenas relaciones entre ambos paises y que si el Brasil que por no temer por esto de nuestra parte la guerra, creia haber asegurado mejor los resultados de la alianza y sus tratados separados con el Paraguay, sin recesitar de nosotros, pensaba que se equivocaban porqué nostoros sin necesitar precisamente del acuerdo común, aunque lo anhelabamos, como mejor para todos, lo buscabamos con sinceridad, en honor y en bien común para no dejar una situacion indefinida que sin ser la guerra ni la ruptura de las buenas relaciones, comprometeria 6 haria dudosas ó menos fecundos los bienes de la paz que una política internacional provisora puede asegurar para el presente y el futuro. Qué apesar de ser el Gobierno Argentino el mas interesado en mantener una discusion que nacia de hechos agenos que ofendian nuestro derecho, daba el buen ejemplo de no continuarla, procurando trasladar al terreno de los actos sérios de la diplomacia, una correspondencia directa que podía agravar la situacion llevando á cada pais mas allá de donde queria y convenia. Que la nota anterior (la suspendida) respondia á estos propósitos, refiriéndose por lo demas á lo que yo hiciese ó dijese en representacion del Gobierno Argentino, habiendo ido por mi parte, hasta ofrecerme á dar todas las esplicaciones necesarias sobre los conceptos que pudieran parecer ofensivos, aunque en realidad, no lo fuesen, desde que no estaba en nuestra intencion, bien entendido que tales esplicaciones serian recípocas como correspondia, en lo cual tambien podia apoyrarme en la opinion del Sr. Vizconde do Rio Branco, que al apuntarme como una dificultad la no contestacion de la última nota bras lera, en términos satisfactorios, ne dijo que la notaargentina de 27 de Abril podia dar lugar á algunas esplicaciones asi como la nota brasilera de 22 de Marzo podía tal vez requerir tambienalgunas esplicaciones. Que iniciada aun

que amistosa y confidencialmente la cuestion de forma, como yo lo preveia y lo habia anunciado, el Gobierno Argentino habia tenido di cultad para acceder al deseo del Gobierno del Brasil, no obstante abundar en los mas benévolos sentimientos, por cuanto tal cuestion era ademas de infundada, estemporánea y no revestia caracteres de seriedad, reservándome esponer mas adelante las razones en que mi Gobierno fundó esta negativa. Que no obstante esto, el Gobierno Arjentino defiriendo á mis observaciones, se prestaba ahora á modificar su anterior nota suspendida, eliminando de ella algunas palabras que pudieran interpretarse de una manera contraria á sus sentimientos, adicionándola con algunas palabras que sin ser una satisfaccion que no debia, importaba una abertura formal en los téminos mas amistosos. Que este proceder tenia la ventaja sobre el indicado por el Sr. Ministro de Negocios Estrangeros de que, en vez de reabrir la discucion volviéndo sobre conceptos é incidentes que felizmente habian pasado, ponia dignamente término á las recíprocas recriminaciones, y dando por cerrada la discucion reabria el cange de buenas palabras en el sentido de un acuerdo. Que tal adicion era y debia ser condicional por la especialidad del caso, pues desde que el Gobierno Brasilero deseaba algo mas que un simple acuse de recibo; le tocaba corresponder á su amigo y aliado en esta nueva faz de la cuestion, no importando por otra parte tal contestacion, sino declarar que participaba de los mismos sentimientos espresados por el Gobierno Argentino. Que ademas de esto, el Gobierno Argentino necesitaba de esta contestacion, por cuanto hasta ahora, no obstante conocerse, aproximadamente cuales eran nuestras exijencias, que no iban mas allá de lo racional y de lo decoroso para ambos paises y para todos los aliados, incluso el Paraguay mismo, hasta hoy el Gobierno Brasilero ni oficial

ni confidencialmente habia hecho conocer cuales eran las bases, sobre las cuales estaba dispuesto á entrar resueltamente á resolver las cuestiones pendientes. Que para prestarnos á resolver la cuestion de forma que habia surjido mostrándonos en esta parte deferentes, necesitabamos saber si el Brasil estaba realmente dispuesto á resolver las cuestiones que nos dividian, pues no merecia la pena de arreglar cuestiones de mera forma sin razon de ser. si despues de esto nos habiamos de encontrar con nuevas dificultades al iniciar la cuestion de fondo, y que la prenda de que así no seria, aun sin poner en duda la bnena fé del Gobierno Brasilero, era una contestacion que correspondiese á nuestra abertura y á nuestros sentimientos amistosos oficialmen te espresados. Que tal era al presente la situacion respec tiva que los sucesos nos habian creado lógicamente, que po dia concretarse en este dilema: ó arreglo de la cuestion de forma con la condicion de darnos seguridad de arreglar la cuestion de fondo, ó insistencia en nuestra nota anterior, de jando al Brasil la responsabilidad de su proceder, ó lo que es lo mismo; cambio recíproco de palabras amistosas que nos acercase á un avenimiento, antes de llegar al escandalo de prolongar sin razon, una situacion que podía y debia tener término mutuamente satisfactorio y honroso, lo que importaba necesariamente una contestacion á nuestra nota modificada y adicionada para llegar á este resultado.

Despues de esta estensa esposicion en que me estendia en otras consideraciones que omito por no ser exenciales, y que duró cerca de una hora, sin que el Sr. Ministro de Ne gocios Estrangeros me interrumpiese por una sola vez, le dí á este, lectura íntegra de la nota de V. E. de 10 de Agosto en que fundaba su primera negativa á acceder al deseo manifestado por el gabinete del Brasil, declarando despues de esto que no obstante lo fundado de sus razones, el Gobierno

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