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Su apoteosis es un deber nacional.

La enmancipación abrió para Chile una éra de autonomía, de bienestar, de prosperidad i de gloria.

Había pasado la época de los indios i la barbarie; había sucedido la de los colonos i la esclavitud; alboreaba ahora la de los ciudadanos i la libertad.

Camilo Henríquez tenía sobrada razón para esclamar con acento épico:

Magnus ab integro soclorum nascitur ordo.

«Ya empieza de nuevo una serie de grandes siglos.»

El porvenir confirmó esta profesía del jenio.

Camilo Henriquez nació en Valdivia el 20 de julio de 1769, siendo sus padres don Félix Henriquez i doña Rosa González. (1)

(1) La siguiente es la fe de bautismo de Camilo Henríquez: Yo, José María Arriagada, cura de la ciudad de Valdivia, vicario foráneo de su provincia i canónigo honorario de la santa iglesia catedral del obispado de Ancud, certifico i doi fe, en cuanto puedo i haya lugar en derecho que, habiendo rejistrado los libros parroquiales de mi cargo en que se asientan las partidas de bautismo, en el libro primero que comienza desde el 12 de julio del año de 1760, se encuentra a foja 31 la partida siguiente:

-

-«En la iglesia matriz de la ciudad de Valdivia, en veinte i un días del año de 1769, bauticé, puse óleo i crisma a Camilo, de edad de un día, hijo lejítimo de don Félix Henríquez i de doña Rosa González. Fueron padrinos el capitán comandante don Pedro Henríquez i doña Narcisa Santillán, de que doi fe.

«Doctor José Ignacio de Rocha.

«Va fiel i legalmente copiada de su orijinal a que en lo necesario me remito.

«Matriz de la ciudad de Valdivia, julio 12 de 1854.

JOSÉ MARÍA ARRIAGADA.

Pablo Carrión.

Tuvo dos hermanos i una hermana, los tres menores que él.

Uno de ellos falleció en la infancia; i el otro, don José Manuel, pereció de un balazo que recibió defendiendo una de las trincheras de la plaza de Rancagua en octubre de 1814.

La hermana, doña Melchora, se casó con don Diego Pérez de Arce, natural de Buenos Aires. Este matrimonio fué el tronco de los Pérez de Arce de Valdivia i de los Torres de Santiago.

En unos i otros, ha habido mas de un aficionado al cultivo de las letras.

En comprobación de este aserto, me es grato recordar aquí al malogrado literato don José Antonio Torres, arrebatado por la muerte, cuando principiaba apenas, puede decirse, su carrera de escritor, habiendo, sin embargo, alcanzado a dejar, como muestras de su injenio, poesías, artículos de diario, bosquejos de costumbres nacionales, dramasnovelas, retratos parlamentarios i otras variadas producciones literarias.

Los duques, condes i marqueses acostumbran apuntar en pergaminos dorados la serie de sus deudos.

La jenealojía mas ilustre es la que se halla consignada con elojio en los anales de un pueblo.

El prócer de que trato, puede figurar con brillo, no solo entre los penates de una familia, sino entre los de la República, a cuya fundación contribuyó como el que mas.

Camilo Henríquez profesó siempre un grande afecto a su tierra natal.

En 3 de abril de 1817, hallándose en Buenos Aires, trazó un croquis de la provincia de Valdivia,

que conviene conservar, como toda producción emanada de un varón tan eminente.

La descripción no es poética ni pintoresca, sino seca i descarnada; pero trae algunos datos que permiten conocer el estado de la comarca en la fecha a que se refiere.

«La provincia de Valdivia tomada, norte sur, desde el Toltén hasta el Maipué, tiene cincuenta leguas de largo, i de veinte a veinticinco, este oeste, del mar a la cordillera. La bondad de su puerto, que es uno de los mas capaces i mas seguros del Pacífico, su situación jeográfica a la salida del cabo de Hornos, la fertilidad prodijiosa de sus campos, en que se crían trigos i toda clase de menestras, la riqueza de sus minerales de todos metales, la abundancia de maderas de toda especie, i particularmente para la construcción de navíos, los muchos ríos que la riegan, algunos de ellos navegables, aun de embarcaciones de mayor porte, todo esto, unido a la benignidad del clima i aspecto agradable del país, hace a esta provincia una de las mas interesantes del reino de Chile. Así es que en la conquista hizo rápidos progresos, i fue una de las colonias mas florecientes de América.

«Las ciudades de Valdivia i Osorno, que comprendía, i comprende hoi, dentro de sus límites, tenían ambas casa de moneda, fueron de las mas populosas, i habrían sido de las mas felices, si, como dice don Cosme Bueno, se hubiesen sabido sostener. Pero destruídas por la constancia i esfuerzos de los araucanos, no quedan hoi sino indicios de lo que fueron.

«Repoblada la ciudad de Valdivia sobre las ruí nas de la antigua en la marjen meridional del majestuoso río del mismo nombre, a tres leguas del puerto, i en 39o, 55' de latitud austral, cono un establecimiento puramente militar, para que los

estranjeros que lo intentaban no tomasen posesión de ella, permaneció así hasta el año de 1790, en que se repobló también Osorno.

«Esta repoblación ha sido mui ventajosa para Valdivia, i la ha puesto en estado de recobrar su antiguo esplendor al menor amago de protección. Ha dilatado sus límites hasta el Maipué, i le ha asegurado la comunicación por tierra con la provincia de Chiloé. La agricultura se ha fomentado, i la crianza de ganado de todas especies, de modo que, no solo tiene para proveer a sus necesidades, sino que le sobra mucho para estraer. Sin embargo, su población no pasa de treinta i cinco mil habitantes, de los cuales, veinte i cinco mil son indios, que han vivido independientes del Gobierno español, aunque por la mayor parte cristianos i sujetos a misiones; i los restantes, españoles.

que

«La provincia de Valdivia no tiene mas puerto el mencionado. Está bien defendido por el arte i por la naturaleza. Rocas escarpadas que se precipitan en el mar, i contra las cuales quiebran las olas, i las defensas del arte en donde se pueden practicar con alguna facilidad, hacen imposible un desembarco en las costas. Por el oeste, defienden la entrada, que una milla antes del ancladero llega a estrecharse a setecientas varas, los castillos del Corral, Chorocamayo, Amargos, San Carlos, la Aguada del Inglés i el Barro. Por el leste, el de la isla Mancera; i al norte de éste, i en la costa oriental, el de Niebla, que tiene un mortero i veinte i dos cañones de a veinte i cuatro, como los de todos los demás. De manera que las fortificaciones del puerto de Valdivia forman una especie de semicírculo, por cuyo centro han de pasar por necesidad las embarcaciones al ancladero, sufriendo los fuegos cruzados de casi todos los castillos a un tiempo, que lo hacen con bala roja, a cuyo fin hai

hornillos i todo lo necesario en las baterías. Según esto, el puerto de Valdivia parece inespugnable. Así lo han creído los españoles; pero calculando indispensables para una defensa regular mil quinientos hombres. Es de presumir que en el día no tengan allí ni doscientos, que es lo mismo que decir que está abandonado».

El dedo certero del autor indicaba en su plano el punto vulnerable de la rejión en que había abierto los ojos a la luz.

Lord Cochrane demostró poco después que el estadista chileno había visto con atención i había previsto con sagacidad.

A la edad de nueve años Camilo Henríquez fue traído a Santiago para comenzar sus estudios.

Por petición de un tío materno suyo, relijioso de la orden de San Camilo, llamada de la Buena Muerte, el niño Henríquez pasó a Lima en 1784, a la edad de quince años.

Contribuyó mucho a que se tomara esta resolución don José María Verdugo, chileno, avecindado en la capital del Perú, hermano natural de la madre de los Carreras, que en su juventud había sido marino en la costa del Pacífico, i después, armador i dueño de varios buques. Verdugo, que había tratado a la familia de Henríquez en Valdivia, i tenido por este motivo oportunidad de admirar el talento precoz del niño Camilo, no solo tuvo fuerte empeño en que se le enviara a donde había mayores recursos para que continuara sus estudios con provecho, sino que, obtenido el consentimiento de los padres, le condujo él mismo en uno de sus barcos.

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